"Ávila no puede renunciar al tren de la tecnología"

Luis Carlos Santamaría
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Esta abulense llegó al Parlamento Europeo a principios de este mes de septiembre sustituyendo a Esteban González Pons, dentro del grupo popular, y se muestra ensusiasmada con la experiencia y el trabajo que le espera

"Ávila no puede renunciar al tren de la tecnología"

Formó parte de la lista del Partido Popular en las Elecciones Europeas del año 2019 y entonces se quedó cerca de lograr un escaño de eurodiputada, puesto que ahora ocupa con una gran ilusión y responsabilidad después de que a principios de septiembre sustituyera en el Parlamento Europeo a Esteban González Pons. 

¿Cómo definiría su experiencia en los primeros días como eurodiputada?

La palabra es intensa. Hemos llegado después de unas vacaciones en agosto y aterrizamos en el primer pleno de septiembre a todo gas, sin tiempo casi para podernos habituar al cambio de ecosistema, pero con la ayuda de todos los compañeros estamos toreando con cierto éxito este toro. Los 12 compañeros de la delegación española, en su medida cada uno, y sus equipos, se han preocupado de mí tanto para cuestiones profesionales como de logística más particular como vivienda o viajes. Esto es lo que te hace sentir también que somos un partido grande.

¿La experiencia está siendo cómo esperaba o distinta?

No tengo clara qué expectativa tenía, entonces no te puedo decir si cumple o no. Lo que está siendo es impresionante, porque una vez que llegas te das cuenta de que es aquí donde se decide más o menos el 70 por ciento de las normas que son de aplicación en España. Por eso siento un poco de frustración, ya que me doy cuenta que prestamos menos atención de la necesaria a Europa como ciudadanos en general. Y eso es lo que me lleva a tener un compromiso firme este tiempo de tratar por todos los medios de comunicar para hacer más atractiva esta realidad europea a los ciudadanos comunes de a pie.

¿Cómo es una jornada suya en el Parlamento Europeo?

Hay dos tipos de jornadas, las de cuando hay pleno y las del resto de las semanas. Cuando hay pleno tenemos el horario supertasado, que lo marcan las votaciones, que son claves y es un momento de locura. Cuando se llega al pleno está acordado previamente por los grupos el sentido del voto y se produce súper rápido, y además con los famosos pinganillos se produce un decalaje en la traducción que hace que no te puedas despistar ni un segundo, no puedes mirar el móvil medio segundo porque te perdiste. Esto los días de pleno, y como son en Estrasburgo y estamos todos allí todos desplazados, se aprovechan esos días para concentrar las reuniones que requieren que estemos varios a la vez. Luego, el resto de la semana, en Bruselas, es un trabajo previo al pleno, de negociación más en profundidad de los temas. Esta semana yo he tenido ya reunión de las dos comisiones de las que formo parte, que son las de Presupuestos, que es clave para España, y la de Asuntos Constitucionales, que también es importantísimo el tema porque está estudiando la reforma de los tratados de la Unión, diseñando cómo va a ser la Unión Europea del futuro. Entre estudiar toda la materia previamente, asistir a la comisión, y terminar de hacer todo el trabajo administrativo que tengo pendiente por la llegada, no tengo medio minuto libre en el día.

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