Algas, el alimento del futuro

SPC-Agencias
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Estos organismos son un producto sostenible, de los más nutritivos del planeta y la clave para la regeneración marina

Algas el alimento del futuro - Foto: Imagen de timolina en Freepik

Lorna Muñoz, Angelita Erikessen y Tamara Singer son tres mujeres de agua, aunque separadas por el Atlántico. Eso sí, comparten un oficio y una pasión, la del cultivo y la cocina de las algas, un organismo fundamental para el presente y el futuro no solo de la alimentación, sino también para la regeneración de los mares. 

Se trata de un producto «sostenible, que no necesita riego, ni pesticidas ni fertilizantes, y es uno de los más nutritivos del planeta». Así define a estos seres acuáticos Tamara Singer, fundadora junto a Angelita Erikessen de Lofoten Seaweed (Lofoten, Noruega), una empresa con conciencia medioambiental desde la que intentan alimentar y «cambiar el mundo».

Porque las algas no solo son un producto que ya está presente en cocinas profesionales y domésticas de todo el mundo, sino que se ha convertido en el punto de mira de biólogos y científicos marinos ya que son capaces de realizar la fotosíntesis oxigénica, la que hace que en este proceso se consuma dióxido de carbono (CO2) y se subproduzca oxígeno (O2).

Así lo defendieron Singer y Erikessen en la última edición del congreso Encuentro de los Mares, donde relataron que de este «jardín oceánico» que baña las costas noruegas de sus 500 especies de algas, ellas recolectan a mano siete tipos y las convierten en productos innovadores para que sean consumidas en mesas de todo el mundo, incluidas las de prestigiosos restaurantes con estrellas Michelin.

«Queremos cambiar la forma que tiene la gente de pensar en las algas porque es como tener un gran jardín botánico. En Noruega, hace muchos años los vikingos ya las utilizaban en su dieta en los grandes viajes para conquistar las tierras y para evitar el escorbuto», señala Erikessen, hija de un pescador que abandonó la captura del bacalao para unirse a este proyecto.

Eso sí, la verdadera impulsora de Lofoten Seewed fue la madre de Singer, una japonesa que tras probar las algas noruegas dio el visto bueno y la bendición para que este empresa empezara a caminar y a recolectar una tonelada al año para su transformación y consumo.

Mientras, en la otra esquina del mundo, concretamente en el archipiélago chileno de Chiloé, la cocinera Lorna Muñoz trabaja en su restaurante Travesía con variedades como el cochayuyo, un alga rica en minerales y oligoelementos, especialmente en magnesio y calcio.

«A través de las algas podríamos tener una fuente de nutrientes que sería vital para satisfacer las necesidades alimentarias en otros lugares», apunta Muñoz sobre esta parte de su despensa en la que hay otras variedades como el alga peguillo, con la que adereza, acompaña y realza platos elaborados con mariscos autóctonos de esta región. 

Y es que, en la actualidad, en el mundo acuático hay alrededor de 12.000 especies diferentes de algas.

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