El verano de 2023, catalogado por los expertos como «muy cálido y húmedo», dejó en Ávila una temperatura media de 21,6 grados, 1,5 grados por encima del periodo considerado normal (de 1991 a 2020), y unas precipitaciones de 83 litros por metro cuadrado, 33 litros más de lo habitual. En el conjunto de la Comunidad fue el tercer verano más cálido junto al de 2017, solo superado por los de 2023 y 2003, en una tendencia que parece ir a más, no en vano de los diez veranos más cálidos en Castilla y León ocho han tenido lugar en los últimos 15 años. Estos son algunos de los datos más relevantes del resumen meteorológico del verano, ofrecido en Ávila por la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, y el delegado territorial de la Aemet en Castilla y León, Manuel Mora, quien en base a estos registros llamó a hacer una reflexión «sobre la realidad del cambio climático» por las temperaturas y porque «cada vez llueve de forma más intensa y en menos tiempo», algo de lo que dio buena fe la DANA registrada a principios de septiembre.
Barcones habló de un «verano muy cálido y húmedo», en la línea de lo que puede deparar este otoño, no en vano la predicción de la Aemet apunta a una próxima estación «cálida y húmeda». Tras agradecer y poner en valor la labor de la Agencia Estatal de Meteorología, un trabajo «que cada vez es más necesario», dijo, la delegada del Gobierno señaló que el verano que finaliza esta semana se posiciona «como el tercero más cálido junto al año 2017», teniendo en cuenta los datos desde 1913, fecha a partir de la cual se dispone de más de diez estaciones disponibles, y solo por detrás de 2022 y 2003. Desde el punto de vista pluviométrico destacó la gran diferencia entre la precipitación registrada en el mes de junio, con un superávit del 121%, y la correspondiente a los meses de julio y agosto, ambos con déficit de precipitación, del 70% y 83% respectivamente, tomando como referencia el periodo 1991-2020.
En cuanto a temperaturas, señaló que las medias registradas en el trimestre junio-agosto estuvieron por encima de lo que es habitual, en concreto 1,2 grados centígrados, siendo «un verano muy cálido en la mayor parte de la Comunidad y extremadamente cálido en zonas muy localizadas de la mitad oeste». A lo largo del trimestre hubo 40 días en el que los termómetros superaron o igualaron los 30 grados centígrados, mientras que el año pasado habían sido 53 y en el promedio entre 1991-2020 fueron 34 días.
La temperatura más alta registrada en Castilla y León fue de 44,1 grados el día 23 de agosto, en plena ola de calor, en Miranda de Ebro (Burgos), mientras que la mínima más baja se dio a Cuéllar (Segovia) con un valor de 1,5 grados el día 28 de agosto. Este verano hubo récords diarios de temperaturas en varias provincias y también récords de precipitaciones y de ausencia de ellas. De esta manera, Zamora registró el 9 de junio lluvias con una intensidad de hasta 85,2 litros por metro cuadrado en una hora, mientras que en julio no llovió.
Sobre los datos de pluviometría, subrayó que a nivel global el balance es de periodo húmedo en la mayor parte de la Comunidad y que la precipitación media, teniendo en cuenta todas las estaciones, fue de 87,4 litros por metros cuadrado, produciéndose un superávit en torno al 16%. La mayor parte de las estaciones registraron valores comprendidos entre 61,7 y 116,2 litros metros cuadrado, dijo.
Durante la presentación del balance, Virginia Barcones estacó la ayuda de los colaboradores de la Aemet y puso en valor el «imprescindible» trabajo de la Agencia, al estar «inmersos en un momento de cambio climático que, quizás, esté detrás de algunos de los fenómenos meteorológicos explosivos que experimentamos y que, sin duda, hace plantearnos si el tiempo se ha vuelto loco;con el cambio climático lo hemos vuelto loco», remarcó.
En este punto explicó que los certeros avisos emitidos dentro del plan Meteoalerta, que es el Plan Nacional de Predicción y Vigilancia de Fenómenos Meteorológicos Adversos, resultan fundamentales para la protección de vidas y bienes y animó los ciudadanos de Castilla y León a estar atentos a esos avisos en tanto que pueden ser claves «para salvaguardar bienes y la propia vida».
incendios menos virulentos. Del balance del verano Manuel Mora, por su parte, destacó las precipitaciones registradas en el mes de junio y, precisamente, las puso como causa probable de «la menor virulencia de los incendios», al haber «humedecido el suelo». Además, subrayó las altas temperaturas del mes de agosto, invitando a la reflexión sobre el cambio climático, y señaló el déficit del 12% en el año agrícola que se acaba de cerrar, el cual fue algo más marcado en la zona oeste. En un periodo de referencia algo más amplio, de dos o tres años, «seguimos en sequía meteorológica», aseguró, para añadir que las lluvias del principio de septiembre también tuvieron un «efecto beneficioso» para ayudar a «paliar en cierta manera la sequía». En este punto recordó que Ávila fue una de las provincias afectadas por la DANA, con más de 70 litros/m2 en la capital.
Sobre las previsiones, explicó que «parece que el otoño comenzará con un tiempo seco y estable», con temperaturas algo por encima de lo normal en las primeras semanas, y que «lo más probable» es que la estación sea «cálida y húmeda», con probabilidades del 60% y el 50%, respectivamente.