Punto de información del Hospital Nuestra Señora de Sonsoles. Miércoles. 8,30 horas. Parece un día normal aunque no lo es. Después de tres años, y tras declararse la finalización de la situación de crisis sanitaria ocasionada por la Covid-19, es el primer día en el que no es obligatorio el uso de mascarilla en aquellos espacios donde aún lo seguía siendo, en este caso en centros sanitarios, sociosanitarios y farmacias. Sin embargo, a esa hora en el Hospital de Ávila nada parecía evidenciar que la obligatoriedad de usar mascarilla en centros sanitarios, sociosanitarios y farmacias había finalizado porque prácticamente todo el personal y la mayor parte de pacientes y acompañantes seguían usando tapabocas. Es más, a esa hora personal del hospital recordaba a una joven que accedía al complejo hospitalario sin mascarilla que debía ponérsela, argumentando ésta que se le había olvidado y sin recordar que a primera hora de este miércoles el BOE publicaba la orden del Ministerio de Sanidad con el acuerdo del Consejo de Ministros en el que se declaraba la finalización de la situación de crisis sanitaria ocasionada por la Covid-19 y con ello el cese de las medidas extraordinarias que aún seguían vigentes, en concreto las relativas al uso obligatorio de las mascarillas.
Los pacientes y acompañantes que este miércoles se acercaron al Hospital Nuestra Señora de Sonsoles no eran los únicos que parecían no estar al tanto de estos cambios normativos ya que tampoco el personal sanitario parecía tener muy claras las novedades en este sentido teniendo en cuenta que a aquellos pacientes que no llevaban mascarilla se les recordaba que debían utilizarla.
Donde sí parecía conocerse esta medida era en el centro de salud Ávila Estación, donde a última hora de la mañana muchos eran los profesionales sanitarios y de administración que habían optado por no cubrir su boca amparados en este acuerdo del Consejo de Ministros. También muchos pacientes optaban ya por no usar mascarilla, mientras otros directamente preguntaban al personal si ya no era obligatorio su uso al ver a tanta gente sin taparse de nariz para abajo. «Después de tanto tiempo usándola a diario impresiona quitársela», apuntaba Marisa detrás del punto de atención al paciente mostrando una sonrisa que en su trabajo llevaban sin ver más de tres años.
farmacias. Muy cerca de allí, en la Farmacia Aparicio, situada también en el paseo de la Estación, existía aún este miércoles por la mañana cierto desconocimiento sobre cuándo entraba en vigor esta medida. De hecho, los cinco empleados que trabajaban en esta botica en el turno de mañana cubrían sus bocas como cualquier otro día sin haberse planteado ni siquiera que desde esa jornada ya no era obligatorio. «Hoy nos la hemos puesto como hacemos siempre, no nos lo hemos planteado», reconocía Gemma Lorenzo, la farmacéutica adjunta, al hablar de una medida que, aseguraba, para ella supondrá un «cierto alivio» porque no han sido pocos los enfrentamientos que en los últimos tiempos el personal de esta farmacia ha tenido con clientes que accedían al establecimiento sin usar la mascarilla. «Ha habido gente que se ha ido enfadada con nosotros, y sin llevarse lo que venía a comprar, porque le decíamos que era obligatorio usar mascarilla», recordaba Lorenzo una situación que se ha dado con cierta frecuencia a pesar de que ellos vendían mascarillas a quienes venían sin ella o incluso atendían en la calle a quienes a pesar de todo no querían usarla.
Curiosamente, comentaba esta farmacéutica, la venta de mascarillas no había descendido en los últimos meses, al menos en esta farmacia situada junto a un centro de salud donde hasta este miércoles era obligatorio acceder con la boca cubierta. «Seguíamos vendiendo muchas mascarillas», aseguraba Lorenzo para referirse a un producto que a día de hoy cuesta entre 25 y 30 céntimos por unidad en el caso de las mascarillas quirúrgicas.
Entre los clientes, seguían siendo mayoría los que entraban con mascarilla, entre ellos Virginia, que no estaba al tanto de los cambios normativos y por eso pensaba que el tapabocas seguía siendo obligatorio. Otros, como Alfonso, trabajador de una residencia de personas mayores, donde ya tampoco será obligatoria esta protección, pensaban no habérsela puesto pero al entrar y ver a todos los empleados de esta botica con ella decidía ponérsela. «No tenía ya mucho sentido usar mascarilla solo en ciertos lugares porque al final te podías contagiar en el resto», reconocía este abulense.
Más claro lo tenía Enrique, que este miércoles, primer día del cese de las últimas medidas extraordinarias frente a la ovid-19 que aún se mantenían, acudía a esta farmacia del paseo de la Estación mostrando su boca y conocedor ya de la entrada en vigor del acuerdo del Consejo de Ministros una medida que, entendía, era adecuada por cuanto después de tres años se ha conseguido «un control» de la enfermedad.