El lugar soñado por los amantes de la cerveza

I.Camarero Jiménez
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José Javier Sánchez Perrino lleva 34 ños detrás de la barra de La Cigüeña. Lo que empezó como un bar de tapas al uso en 1989 acabó al poco tiempo convirtiéndose en cervecería. Esta bebida es su santo y seña y ha logrado atraer a cientos de clientes

El lugar soñado por los amantes de la cerveza - Foto: David Castro

Nada menos que 35 años cumplirá en febrero Javi tras la barra de La Cigüeña  (José Javier Sánchez Perrino para quien aún no le conozca) y en este tiempo ha conseguido hacer del negocio un lugar en el que el cliente se siente como en casa. No son pocos los que se sirven ellos mismos esa cerveza que está por todas partes pues es sin duda el santo y seña de este bar. El local es pequeño, pero da para mucho. ¡Parece mentira!  Reconoce Javi que a día de hoy es seguro que cuenten con unas 100 cervezas. Muchas de barril, una decena, y mayoría, de botella y cada poco tiempo, alguna que otra novedad.

Es el caso de La Cigüeña un claro ejemplo de éxito a base de trabajo y cercanía con todo aquel que lo visita. Es suficiente estar el rato de esta entrevista para comprobar que casi todo el que entra por la puerta y baja los dos peldaños que le separan de la barra saluda al anfitrión por su nombre. En muchas ocasiones no hace falta ni que diga qué desea tomar porque Javi va directo a ponérselo.Eso, claro, siempre que no tenga la barra a rebosar, como también es habitual. La barra y también las mesas pues la gente de La Cigüeña es de costumbres y hay a quién le gusta alternar de pie y a otros, en mesa. Y es que como cervezas, las raciones también triunfan y eso requiere de más espacio para degustarlas.

Famosas son las salchichas alemanas, tipo Frankfurt o la Otto picante, las Bratswurst o Nuremberg; también las ensaladas son un clásico (de surimi, arenque, Waldorf, de jamón y puerro...) y las tablas de patatas salen con facilidad  o los huevos rotos y las 'fondues'. Excusa perfecta para alargar el tiempo de cañas en compañía de amigos o familia. 

Si algo tiene Ávila son esas tapas que acompañan a la bebida y si un pincho triunfa en La Cigüeña es ese lacón recién partido y aderezado en ocasiones por unas almendras fritas. Como lacón, jamón, hamburguesitas, medias noches y ricas tostas de queso de cabra, de jamón, de aguacate... Mejillones en escabeche, ensalada de vez en cuando, salchichas con bacon, butifarra, morro...

Sin duda la cerveza es el imán y las que más se venden son la Leffe y Kwak, también la Carlos V, las hay por supuesto más flojas. Tanto para alternar como para degustar lentamente.  

Es La Cigüeña, y muchos de sus clientes habituales -que son la gran mayoría- lo saben, ante todo un lugar social para departir y para disfrutar. Hablando con sus 'devotos'  lo tienen claro: es como su casa. Allí vas «incluso a sabiendas de que puede estar lleno» y aún así «haces el esfuerzo porque estás muy a gusto». El problema es que si no hay sitio no hay muchos más bares al lado en los que alternar al estilo de La Cigüeña, ese estilo que ha marcado Javi y su inseparable Rosa.  

La mayoría de sus asiduos conocen (y al resto les advertimos) que o bien vas muy pronto para coger sitio o bien tarde para que se haya despejado el local, aunque siempre queda el recurso de sentarse en la terraza y en estos días de verano lo cierto es que  hay que estar rápido de reflejos para encontrar un asiento. 

Por cierto en tres días Javi cumple años. Felicidades adelantadas y gracias por La Cigüeña.

 

DIRECCIÓN: Cristo de las Batallas, 10. Barrio de la Estación.

HORARIO: De 12 a 15 y de 19 a 24. En verano cierra domingos y lunes por la mañana. Vacaciones desde el 20 de agosto hasta después de medievales.

ESPECIALIDAD: Cervezas (cuentan con más de un centenar); tablas (de patatas, salchichas), ensaladas, variedad de aperitivos entre los que destaca el lacón, jamón, tostas, hamburguesitas, morro...