Piden 13 y 9 años para dos acusados de agresión sexual

I.Camarero Jiménez
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Los hechos ocurrieron en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre de 2020 al disolverse el grupo que celebraba una fiesta en casa de quienes ahora se sientan en el banquillo y quienes presuntamente agredieron a una mujer con discapacidad

Piden 13 y 9 años para dos acusados de agresión sexual - Foto: Isabel García

La Audiencia Provincial de Ávila acogió este miércoles la primera de las dos sesiones de un juicio contra dos jóvenes acusados de un presunto delito de agresión sexual contra una mujer de 25 años con discapacidad psíquica. 

Se trata de G.C.H. y de E.J.P.R. y para ellos el Ministerio Fiscal y la acusación particular coinciden en pedir la misma pena.Así las cosas para el primero solicitan 13 años de prisión, inhabilitación absoluta durante el tiempo de condena y prohibición de aproximarse a menos de 300 metros de la víctima y de comunicarse con ella por cualquier medio o procedimiento por un tiempo superior en 10 años a la pena de prisión, también el pago de costas y de inhabilitación para ejercer profesión u oficio, retribuido o no, que conlleve contacto regular y directo con menores de edad por un tiempo superior en 5 años a la pena privativa de libertad.Eso en cuanto al primero pues para el segundo de los acusados solicitan 9 años de prisión en lugar de 13 y lo demás en los mismos términos que para el primero.

En concepto de responsabilidad civil Fiscalía pide una indemnización conjunta y solidaria de 20.000 euros a la víctima y la acusación particular, lo eleva a 30.000.

Por parte de la defensa de los acusados muestran su total disconformidad con los hechos que narran Ministerio Fiscal y acusación al entender que «no se corresponden con la realidad» y no serían constitutivos de delito y estima que no procede imponer pena alguna.

En cualquier caso, la razón de la diferencia en la pena de prisión de 13 años para uno y nueve, para el otro se basa en el empleo de la fuerza que el primero al parecer sí usaría y el segundo, no. 

 

Los hechos, en pandemia. Los hechos se remontan a la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre de 2020 en una vivienda de la capital abulense. Allí se programó una celebración en la que se dieron cita  los dos acusados -que son amigos entre sí y compartían residencia-,  la víctima y su novio y dos chicas más. A tenor de los testimonios de los testigos que pasaron en la primera sesión del juicio por la audiencia, salvo la relación de amistad entre los acusados, y la de novios de la víctima y su pareja,  entre los demás no había una amistad como tal, simplemente se conocían de verse en otras ocasiones y se habían saludado en los lugares en los  que los jóvenes se juntan a charlar o a beber algo. La fiesta se organizó en casa de los acusados para beber y bailar y escuchar música. Mientras estuvieron todos juntos no hubo problema, todos estaban con todos y el segundo acusado al parecer siempre pendiente de poner la música en el ordenador.La situación se precipitaría  al acercarse la hora del toque de queda -pues cabe recordar que fue en plena pandemia de 2020- en torno a las 22 horas la reunión se disolvió. Del mismo modo que habían llegado al inmueble en el coche conducido por el primer acusado en compañía de su amigo, se fueron repartiendo por sus domicilios los invitados, esta vez sin el segundo acusado que se habría quedado en casa.  También según los testigos el primero en abandonar el vehículo fue el novio de la víctima. Sobre la mesa se puso si él había pedido que se dejara antes a su chica en casa o no, él afirma que sí lo hizo pero los testigos no aportaron mucha luz en este sentido, que se hizo un recorrido por ubicación de los domicilios, apuntan las chicas. Después de él se bajaron del coche en su casa las otras dos invitadas a la fiesta dejando a solas al primer acusado y a la denunciante.

Según éste la invitó a seguir tomando algo en casa, pese al toque de queda, a lo que ella accedería, según él. Cuando llegaron le ofrecieron una cerveza y se sirvieron tres vasos. Ambos acusados aseguran que la víctima apenas bebió, ni en ese momento, ni, antes. Ella asegura que tomaría dos vasos y su novio afirma que la notó algo influenciada por el alcohol. La víctima en su testimonio aseguró que en el regreso por segunda vez al domicilio empezó a sentirse mal y se mostró convencida de que «me echaron algo en la bebida, no era mi cuerpo, no era yo, me sentía como un trapo y sin fuerzas».

Desde que llegaron a casa ambos acusados mantienen que la joven habló en reiteradas ocasiones por teléfono con su novio y se quedó sin batería; ella afirma que sólo fue una porque el primer acusado le quitó el teléfono y no se lo devolvió hasta después de agredirla, ya  al día siguiente. Su novio -que tiene reconocida una discapacidad- sostiene que sólo hablaron una vez porque el teléfono se colgó pero que no intentó volver a llamarla. Tras la llamada, que una al parecer sí hubo, asegura la víctima que el primero de los acusados la llevó a su habitación y allí a pesar de querer  quitárselo de encima, de intentarlo y de decirle que no, fue agredida. «Sentí algo, le dije que no quería». Recuerda encontrar su ropa interior en el suelo y que le subió el vestido durante la agresión.

El acusado sostiene que fue todo con consentimiento que se le acercó, le besó, le correspondió y tuvieron relaciones con penetración y ambos desnudos. Afirma que después se vistió y se fue. Primero cree que al salón, donde estaba el segundo acusado de agresión poniendo música en el ordenador, tal y como sostiene éste en todo momento. Asegura el segundo que ella le dijo que tenía frío y estaba cansada y que al final se fueron juntos a su habitación donde según él las relaciones fueron consentidas y también con penetración, que ella se sentía triste y que le confesó haber tenido relaciones con su compañero de piso.De algún modo este segundo joven insinuó que pudo acostarse con él para que no contara que lo había hecho también con su compañero de piso.

De las declaraciones de la víctima se extrae que ella no recuerda haber ido a la habitación del segundo, que no salió de la primera y sí que cuando acabó el primero de agredirla llegó el segundo. También lo trasladó así  a los funcionarios de la Policía que le atendieron cuando fue a denunciar con sus padres los hechos.

«Si hubiera estado bien, me habría ido». Más asuntos,

el primer acusado afirma que fue él quien la llevó a casa; ella que fue andando y además, aseguró en el trascurso de su declaración, que «si hubiera estado bien me habría ido a mi casa».

En cuanto a las jóvenes que les acompañaron en la fiesta y declararon como testigos, al no ser amigas cercanas y sí conocidas únicamente y salir pronto de la fiesta sus aportaciones dejaron claro sólo cuestiones como que en torno a las 20 horas comenzó la fiesta, las recogieron en coche en la plaza de San Francisco y a las 22 horas más o menos se acabó para ellas y que en coche les dejaron en su casa, que no sabían que la víctima había vuelto a la casa y que se enteraron de lo supuestamente ocurrido por la llamada de la policía, que después no han mantenido contacto cercano y que a los chicos los había visto y sólo saludado. Una de ellas dijo que después la víctima en alguna ocasión le escribió por redes sociales pero que no contestó. El ambiente de la fiesta aseguraron que era normal, que bebieron cerveza, no demasiada y que también algo de una botella de licor. Tampoco constataron que ninguno de los acusados se acercara a la víctima con intención de ligar mientras estuvieron ellas al menos.

Otra de las testigos fue una vecina con la que el primer acusado aseguró que conversó en el rellano de la escalera mientras estaba departiendo con la víctima aquella noche cuando volvieron por segunda vez. La vecina declaró que  los vio en un ambiente que le pareció normal y que la chica le dio las buenas noches.

En el transcurso de la primera sesión declararon también varios funcionarios de policía. Entre ellos los encargados de realizar el registro y recabar pruebas en el domicilio donde supuestamente ocurrieron los hechos. En ese registro afirmaron encontrar dos frascos, uno etiquetado pero que después no se correspondería con lo que tenía dentro y otro sin etiquetar. También recogieron los vasos en los que se bebió en la fiesta para el revelado de huellas.

Del contenido de esos frascos no se supo más en la sesión de miércoles por lo que habrá que esperar a la sesión del jueves, con las periciales y las conclusiones y antes de quedar visto para sentencia. 

Otro de los policías que declaró este miércoles fue quien la recibió en la comisaría a la hora de presentar la denuncia (no quien le tomó declaración) y afirmó que entonces la notó «bien, consciente, aunque alicaída y tristona».