Luis del Val

LA COLUMNA

Luis del Val

Periodista y escritor


Tradicional alivio

12/08/2022

Saber que el presidente del Gobierno, sus 22 ministros y los 1.300 asesores, están de vacaciones me ha suscitado un alivio familiar, que casi no recordaba, y que me ha retrotraído a mis años juveniles, cuando aparecía en el No-Do (Noticias y Documentales) el dictador, a bordo del Azor, por aguas de San Sebastián, o en el Pazo de Meirás.
De manera espontánea, aquello me sumía en una tranquilidad profunda que neutralizaba la angustia de los exámenes recientes. Exactamente lo mismo que me ha ocurrido, cuando me he enterado de que Pedro I, El Mentiroso, se ha refugiado en el Palacio de la Mareta, un regalo del rey Hussein de Jordania al Rey Juan Carlos I, y que el monarca donó al Estado. Juan Carlos I no veranea, porque sigue en Emiratos Árabes Unidos, y Pedro I, El Mentiroso, disfruta -legalmente por supuesto- de la finca que Hussein le regaló a Juan Carlos I, regalo por el que el Ministerio de Hacienda no parece que vaya a pedir cuentas al Rey Emérito.
Es decir que, con suerte, disfrutaremos un par de semanas sin decretos leyes sobre la cantidad de agua que debemos gastar para un lavado, sin normas sobre a qué hora y en qué circunstancias podremos encender nuestra linterna, y sin referencias de consejos de ministros, en los que, al final, nos explican, no lo bondadoso que es Pedro I, El Mentiroso, sino lo malo que es Feijóo y lo malvado que fue Rajoy, quién sabe si culpables, ambos, de la guerra de Ucrania.
Las vacaciones no son irse a Benidorm, o a Marbella, o a Sallent de Gallego, sino quedarse tranquilo, en casa, sabiendo que el próximo martes, no saldrá nadie dando la tabarra sobre a qué temperatura tiene que estar el interior de Carrefour, o a qué hora hay que apagar los escaparates.
Ayer me llamó un amigo, que está en París, y me contó que en París los escaparates de los comercios se apagan a la una de la madrugada. Las diez de la noche en París son como las doce en Madrid, y allí apagan lo que aquí serían las tres de la madrugada. ¡Menos mal que el presidente español está de vacaciones en La Mareta! Se iba a enterar Macron de lo insolidario que nuestro presidente piensa que son los franceses. O no, que diría Rajoy, porque Macron no se llama Asunción y vive en París.