"Es necesario que el periodismo lo ejerzan los periodistas"

E.C.B
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Este «currante del periodismo», como se define, ha disfrutado de su profesión durante 40 años, gran parte de ellos en Diario de Ávila, donde abrió las delegaciones de Arenas y Arévalo a finales de los 80. Ahora le toca disfrutar de su jubilación

Francisco Rodríguez. - Foto: David Castro

El contacto con la gente y su gusto por la escritura fueron claves para que Francisco Rodríguez se decantara en su día por dedicarse al periodismo y hoy, ya jubilado y con 40 años de profesión a sus espaldas, sigue teniendo claro que no se equivocó y que «si volviera a nacer, creo que volvería a ser periodista».

Nacido en Riofrío, con siete años su familia se trasladó a Ávila capital, donde abrieron un bar y siguieron con la empresa de autobuses. Completó sus estudios en el Colegio Diocesano y después se marchó a Madrid para estudiar Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información. Durante ese tiempo permaneció en una residencia de estudiantes de periodismo que dirigía el sacerdote y periodista Manuel de Unciti, que como indica, fue «casi nuestro padre profesional, porque nos encauzó y nos enseñó cómo es esta profesión».

En aquella residencia celebraban tertulias con personajes de la vida pública española como el cardenal Tarancón, el padre Llanos o Enrique Miret Magdalena, todos relacionados con el mundo de la información religiosa. «Fueron unos años muy fructíferos, porque venían a cenar con nosotros y después de formaban unas tertulias fenomenales», comenta Francisco Rodríguez, quien añade que «para un chaval de provincias que no había salido prácticamente de su casa era una riqueza tremenda encontrarse con toda esa gente. Además, con Manuel de Unciti, que era un enamorado de Ávila y de San Juan de la Cruz y Santa Teresa, visitamos diferentes ciudades españolas».

Y aunque inicialmente dudó entre Historia y Periodismo e incluyo llegó a plantearse ser piloto de cazas, tiene claro que tomó la decisión correcta. Además, en aquel tiempo «prácticamente tenías trabajo donde querías, aunque evidentemente, tenías que tener una formación universitaria que te encauzara para esta profesión», comenta.

Sus primeras prácticas fueron en Diario de Ávila y después en el Ideal Gallego, tanto en la redacción central como en la delegación de Ferrol, y allí aprendió el funcionamiento de un periódico regional. Luego pasó por el Diario Ya, donde trabajó durante un año, que «fue otra escuela, porque estuve con periodistas como Miguel Ángel Velasco o José María Javierre», explica.

En 1987, el entonces director de Diario de Ávila, José Manuel Serrano, quería extender el periódico a la provincia y ofrecieron a Francisco Rodríguez la posibilidad de abrir la delegación del Valle del Tiétar y así comenzó una etapa profesional que se prolongaría durante 37 años. «Fue además un hito en el periódico, porque pasó de ser vespertino a matutino, a la vez que pasó de tener 16 páginas a 44», recuerda, y «me pasaron cosas muy curiosas como el día que me acerqué al quiosco de Mijares para ver si querían vender el Diario de Ávila y no lo conocían». Al final, ese esfuerzo dio sus frutos, pues «se consiguió poner el periódico en todos los puntos de la provincia», añade.

Tras un año y medio en Arenas de San Pedro, Francisco Rodríguez se marchó a Arévalo para abrir también allí delegación, hasta que en 1990 recaló en la redacción de Ávila, donde realizó su labor profesional hasta su reciente jubilación, este mismo año.   

Recuerda de aquellos primeros años que empezó trabajando con máquina de escribir y que enviaba sus trabajos desde Arenas «con un conductor que repartía el periódico y que comenzaba por Sotillo y cuando llegaba a Arenas, se esperaba hasta las once o las doce para que yo terminara mis dos páginas y se venía para Ávila con ellas y con las fotos. En Arenas cogí a Juan Pajuelo, que era un fotógrafo de toda la vida, y en Arévalo estuve con Abencio Sanz, y siempre tuve muy buena relación con ellos».

Ahora, echando la vista atrás comenta que «todo ha cambiado, como de la noche a la mañana, de escribir con máquina de escribir a recibir los teletipos. A los primeros ordenadores a los que me enfrenté trabajando fueron en el Diario Ya, pero ocupaban una habitación entera, mientras que en Diario de Ávila llegaron después y al principio únicamente se utilizaban para la fotocomposición», señala, al tiempo que reconoce que «hay que irse adaptando a las nuevas tecnologías, lo que pasa es que cada vez es más complicado, sobre todo a medida que vas cumpliendo años».

Francisco Rodríguez se define como «un currante del periodismo» y asegura que lo que más le ha gustado siempre es «el periodismo de calle», porque «me gusta hablar con la gente. De hecho, con lo que más disfruto es cogiéndome el coche y saliendo a la provincia para hablar con la gente mayor de los pueblos, que tienen mucho que aportar porque sus vivencias son puras teorías de la vida». Así, el tiempo que más disfrutó del periodismo fue cuando hacían la Revista.

Como contraposición, considera que el periodismo actual «ha cambiado totalmente porque ahora no tienes tiempo para hacer ese tipo de cosas que, por otra parte, son las más periodísticas. Ahora son ruedas de prensa, informaciones a través del teléfono, sin tiempo para reflexionar, y eso me preocupa porque se está perdiendo la esencia del periodismo, la reflexión y la investigación, y el periodista es algo más que sacar informaciones como churros, no es un colgador de noticias».

Además, las largas jornadas y el hecho de tener que trabajar muchos fines de semana hacen que «la conciliación con la vida personal sea complicada», aunque reconoce que «la ventaja que he tenido ha sido trabajar en una ciudad tranquila como Ávila, donde puedes ir a cualquier lugar en muy poco tiempo, y eso me ha permitido poder comer todos los días con mis hijos, y eso no lo puede hacer todo el mundo».

Con todo, considera que el periodismo le ha ayudado «a madurar desde una perspectiva personal, pues aunque ya de por sí soy muy alto, me ha ayudado a crecer más como persona y eso ha sido fundamental para mí. He aprendido a relacionarme con la gente y todos me han enriquecido».

Y ahora, tras la jubilación, no tiene intención de parar. De hecho, «de momento ahora tengo más tiempo para ver a mis hijas y para viajar, y luego hay algunos proyectos que tengo en mente, como escribir la historia del baloncesto de Ávila o investigar la relación de mi familia con los Luján, cuyo palacio se encuentra en la Plaza de la Villa de Madrid. Además, mi idea es seguir colaborando con Diario de Ávila, pero con tranquilidad y quiero intentar leer más y ver películas que no he podido ver hasta ahora». En definitiva, «disfrutar de la vida».

 

Asociacionismo y sindicalismo. Durante varios años, Francisco Rodríguez ejerció como representante sindical en Diario de Ávila, como él dice, «por echar una mano y mejorar las cosas para mí y para mis compañeros».

También lleva bastantes años, «más de treinta, siendo el tesorero de la Asociación de Periodistas de Ávila. «De hecho, cada nuevo presidente que venía, siempre lo hacía con la condición de que siguiese siendo el tesorero», comenta, y «a mí tampoco me ha importado estar ahí dando el callo, porque creo que es importante el asociacionismo dentro de la profesión, ya que se profundiza en muchas cuestiones interesantes, pero ya he dicho que esta legislatura es la última».

Desde su posición ve «con preocupación» las «presiones que sufren los periodistas y los medios de comunicación», aunque reconoce que «siempre han existido y para eso está la independencia de los periodistas y para eso estamos nosotros».

También se muestra muy preocupado por la irrupción de las redes sociales como un medio de comunicación más, pues tiene claro que «cada día es más necesario que el periodismo lo ejerzan los periodistas, profesionales que se han preparado para ello, y es necesario que se haga un periodismo libre, independiente, veraz y contrastado, y las redes sociales no hacen eso, porque no contrastan la información. También tienen cosas buenas, como la comunicación directa, pero hay que tener mucho cuidado».