El viñedo y la región de Cebreros tienen un tremendo potencial

I.Camarero Jiménez
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Bárbara Requejo es una joven enóloga que ha recorrido mundo haciendo vendimias. Empezó a trabajar en la DOP Cebreros en 2017. Se enamoró de la zona y se instaló en Villanueva de Ávila, donde fundó la bodega Las Pedreras junto a su pareja Guzmán

El viñedo y la región de Cebreros tienen un tremendo potencial - Foto: David González

Choca sobremanera que nuestra entrevistada de hoy haya elegido en los últimos años vivir una vida tranquila pese a las muchas inquietudes que tiene, a su juventud y a su conocimiento del mundo.Y es que esta enóloga de 30 años nacida en Valladolid y que ha tenido la oportunidad de estar presente en algunas de las vendimias más importantes del mundo ha decidido asentarse en el medio rural abulense, junto a su amada DOP Cebreros y en uno de los pueblos pequeños con los que cuenta nuestra tierra,Villanueva de Ávila con 230 habitantes. Allí ha fundado su propia bodega junto a Guzmán, su pareja e incluso se ha arriesgado a plantar una hectárea de viñedo del que espera ver resultados en unos tres o cuatro años.

La región de Cebreros y el pueblo de Villanueva son ahora su hogar y su paz, también en parte porque ha tenido oportunidad de viajar y el privilegio de vendimiar en nada menos que  Francia, Nueva Zelanda, Chile y California. Conoce mundo, ha tenido la ocasión de descubrir a gente maravillosa del mundo del vino y aprender de ello, cambiar de hemisferio porque las vendimias se turnan en uno y otro.Pero 'hoy': «Reconozco que la vida de pueblo no es para todo el mundo» ahora bien «a mí lo que más feliz me hace es llegar a casa, salir con mis perros y tener al lado la sierra,  poder andar, tener espacios naturales, tener las gargantas naturales... Eso es lo que me gusta». En eso va un poco al revés de la gente 'normal' de su edad porque «cuando hablas con amigos que viven en Madrid o en otros sitios y se están buscando las vacaciones, ellos se van a sitios rurales. Y nosotros buscamos núcleos más grandes. Porque al final también necesitas un descanso de tu rutina».

Vayamos al curriculum, en 2014 terminó la universidad: el  Grado de Enología, unos estudios que  confiesa que pese a venir de una familia que se dedica a la viticultura en un lugar tan emblemático como Roa de Duero, especialmente su tío con el que mantiene una estrecha relación, no eran su primera opción. «Yo quería hacer Medicina».El caso es que no le dio la nota y optó por enología.Toda una suerte para Cebreros, al menos eso es lo que se piensa por aquellas tierras.

Ya incluso antes de acabar, en 2013 «hice mi práctica de la universidad en el Château Haut-Brion de Bordeaux». La primera vendimia que hizo fuera de España. «Además si quieres viajar tienes oportunidades de sobra porque como en el hemisferio norte y en el sur nos turnamos en vendimias y durante las vendimias digamos que normalmente la plantilla de las bodegas se duplica, pues... es bastante sencillo encontrar puestos de trabajo». Es así porque «bodegas del nuevo mundo y del viejo mundo, buscan gente joven de otros países para que vayan a hacer el momento de vendimia: les gusta la diversidad». 

Allí se hace contactos que llevan a más oportunidades y éstas pasaron por poder vendimiar también en Chile, Nueva Zelanda o California, la última que hizo Requejo fuera de España. Al final fueron casi tres años viajando y claro «tenía ganas de volver a España, por estar cerca de mi familia, pero también porque quería buscar un trabajo ya con algo más de responsabilidad. Y volví a España. 

Y ahí recala en Cebreros, en primavera de 2016 toma contacto con la región y busca empleo allí entre otras cosas porque la primera vez que visitó la región «ví un potencial tremendo en la región y en el viñedo» . Eran los primeros tiempos de una DOP con la que ha crecido.

«Yo quería un trabajo que uniera campo y bodega, que a veces no es tan habitual de encontrar» porque generalmente o se hace una cosa o la otra. Lo halló. Entró como directora técnica y descubrió un mundo de oportunidades, pero también en el que había que saber imponerse de algún modo por sus peculiaridades. Y es que se encontró trabajando en su día a día con hombres de más de 70 años «en el 90% delos casos». Algo lógico porque «al final, los viticultores que hay en Cebreros todavía son señores mayores que están a pie de viña por tradición familiar y por un arraigo a la tierra». Sabe que «hoy por hoy hay muy pocos ejemplos de viticultores que se dediquen a esto porque viven de ello, de producir uva». Se lo tomó bien y considera que fue hasta gracioso compartir los primeros momentos con ellos. De algún modo «hubo una buena relación hasta que llegaron las primeras vendimias.Fue la prueba de fuego y hubo rifirafes, pero yo tenía claro lo que se buscaba, lo que había que hacer y realmente el asunto es ponerte en tu sitio y no ceder». Al final, reconoce que «ellos mismos se dan cuenta que todo se hace por algo, por una razón. Quiero decir que si pides un momento de vendimia, si pides una manera de vendimia, si pides mil cosas no es porque te apetezca, es porque es en beneficio de todos. Para que las cosas se hagan de la forma más profesional posible, para que la región se desarrolle». Ha pasado tiempo y de momento entre otros avances se ha logrado pagar bastante mejor el kilo de uva. Pero también que haya un tejido empresarial, «que eso se nota mucho a la hora de trabajar, hablamos de una serie de servicios, de maquinaria, de personas, de todo. Eso influye mucho».

Pasó el tiempo en Cebreros, estuvo detrás de la vinificación de no pocos vinos y llegó el tiempo de dar el gran paso, echar a volar y arriesgar. Comenzó a hacer, junto a su pareja, Guzmán, su propio vino en su propia bodega. En 2020 fundan Las Pedreras, «que es nuestro proyecto de viñedo y de bodega en Villanueva de Ávila». Se confiesa emocionada y habla en plural porque «ambos creemos en la zona, creemos en los vinos de la región y tenemos mucha motivación».

Empezaron y siguen con parcelas pequeñas pero por ese futuro en el que tanto confían han plantado su primera hectárea de viñedo. «Nosotros en el 2020 cuando empezamos teníamos claro que el futuro de la región, por cierto con un 99% de viñedo viejo, de más de 70 años, pasaba por nuevas plantaciones». Ellos se lanzaron a hacerla en 2022 «es una de nuestras mayores apuestas». Es el viñedo nuevo. «Tenemos planes de plantar más».

Lea la entrevista ampliada en la edición impresa

 

¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza sobre Ávila?

Montaña. 

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila? 

Pues precisamente la montaña.  

¿Y lo que menos? 

No hay nada que no me gusta de Ávila. Igual los empedrados de las calles por lo complicado que es circular, pero vamos, nada.

Un lugar para perderse 

Pues me iría fuera de Ávila y de España, a Stromboli.

Un recuerdo de la infancia...

Las vendimias de mi tío en Roa de Duero cuando nos daba a probar los mostos y cuando nos preguntaba si iba a ser una buena añada.

Un personaje abulense que le haya marcado

Varios, muchas de las personas que he conocido aquí y son mis amigos: mi pareja por supuesto,Guzmán y también su familia; y mis amigos Rubén, Cruz, María.

El mayor cambio que necesita Ávila es...

Creo que ya se ha dado el paso que se necesitaba, que es creerse que realmente en la región y la zona de la DOP Cebreros se pueden elaborar grandes vinos y ahora lo único que necesitamos es paso firme y seguir hacia adelante. 

Y Ávila tiene que mantener... 

El patrimonio que tiene Ávila como ciudad es increíble. Nosotros muchas veces no lo apreciamos porque estamos aquí a menudo, pero es algo que hay que mantener. Es tan bonito.

¿Qué le parece la ciudad hoy? 

Una ciudad con un patrimonio increíble que además está cuidando, que está súper bienconservada.

¿Cómo ve Ávila en el futuro?

La verdad es que, no sé cómo decirlo, pero igual necesita un poco más de vidilla.

¿Qué puede aportar a Ávila? 

Además de vino, nosotros aportamos un proyecto de dos personas muy jóvenes,  que quieren contribuir a su entorno más cercano. Ylo aplicamos a nuestro día a día en casa y en el negocio de Guzmán: intentamos comprar en Ávila, intentamos comprar productos de Ávila.