La Muralla se abre por dentro

B.M
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Una cata en la zona del abombamiento (entre los cubos 82 y 83) deja ver las «condiciones no adecuadas» en una parte no visible, incluso con piedras desplazadas, aunque ya se esperaba encontrar problemas

La Muralla se abre por dentro

Durante estos meses la Muralla de Ávila está siendo objeto de obras de consolidación en tres puntos, que han derivado también en una cata en uno de ellos, entre los muros 82 y 83 donde se había producido un abombamiento, que ha llevado a abrir la Muralla por dentro y descubrir que estaba en unas condiciones que no son las adecuadas, incluso con algunas piedras desplazadas siendo necesario hacer «una consolidación de lo no visible».

Lo explica José María Ballester jefe de área de Intervenciones en Inmuebles del Instituto del Patrimonio Cultural de España, que acompañado del jefe del servicio de Arqueología, Juan José Gordón,  explica los trabajos que se están haciendo en el monumento, tras la declaración de emergencia de las obras en el sector sureste, en tres puntos diferentes.

Son unas obras a cargo del Gobierno de España, propietario del monumento, con un presupuesto de casi 330.000 euros y una duración de cinco meses. La direccion técnica corresponde al arquitecto Arturo Blanco y la empresa contratista es Saja Construcción y Desarrollo de Servicios.

La Muralla se abre por dentroLa Muralla se abre por dentro - Foto: David CastroLa primera parada se hace en esa zona donde se descubrió un abombamiento del lienzo que está situado tras la imagen de Santa Teresa, en el lienzo que parte del Arco del Alcázar hacia el paseo del Rastro. Allí ya se veía «que estaba fallando algo» porque el monumento tenía «una panza, un desplome de unos diez centímetros» y en las hiladas también había «un asiento» que indicaba problemas, algo que, por otra parte, históricamente ya había pasado en otros momentos y llevó a muchas intervenciones «a lo largo del tiempo».

Es por ello que allí se hicieron unas pruebas en la última semana de noviembre, entre ellas una tomografía eléctrica en el suelo, para ver las irregularidades que pudiera haber que estuvieran justificando esa deformación y embolsamiento. Y también un georadar 3D, del plano de fachada, para ver posibles oquedades tras lo que se observaba en el lienzo. Entonces, como resultado de aquello, se descubrió que efectivamente había algunas irregularidades y oquedades por el lavado de morteros, «Hacía falta una consolidación», asegura José María Ballester, y a la vez «apareció una irregularidad también en el subsuelo, que queríamos saber lo que era».

Es por ello que se ha hecho una cata para ver la «parte no visible» y descubrir que estaba «en unas condiciones que no son las adecuadas», con algunas piedras desplazadas y sin mortero de agarre, «con las piezas muy sueltas unas de otras», lo que lleva a que se tenga que hacer «una consolidación» en esta zona que no está a la vista.

Lo cierto es que era algo que entraba dentro «de las de las previsiones que había, porque, efectivamente, sabíamos que iba a haber algo, pero no sabíamos hasta qué punto». Por eso en la cata se ha bajado a más de tres metros de profundidad, lo que se ha podido por seguridad, para «no poner en peligro toda la estructura de la Muralla». Tras comprobar la situación «se va a consolidar», aunque «la forma y el alcance de la consolidación es lo que ahora mismo estamos estudiando» pero siempre con la seguridad de que quedará «arreglado y rejuntado, la parte superior y  la de abajo, que también tiene algunas deformaciones». En realidad, lo que está a la vista puede ser consecuencia de lo que se encuentra en la parte inferior, la que no se ve, porque «había bastante relleno» y «nos hemos encontrado efectivamente los motivos probables de lo que está pasando aquí, debajo, y entonces nos quedamos con la tranquilidad de que realmente se declaró la emergencia para hacer esto y era necesario hacerlo».

En cuanto a las actuaciones concretas en esta zona del lienzo de la Muralla, «se va a desmontar para poder recuperar la verticalidad del muro y quitar ese embolsamiento». Esto supone que «se va a apear un trozo del paño, se va a desmontar y luego se va a rehacer y se colocarán, recuperando el plano, las mismas piedras. Entonces, más o menos se rectificará lo que estamos viendo y en la parte subterránea se consolidará y luego hay unos pequeños parches que se ve que se han hecho, porque ha habido algún accidente en otro momento, y se verá si conseguimos material como para reponer para que el resultado sea más homogéneo». La intención es que sea «piedra más bien antigua, que tenga la pátina del tiempo». 

Precisamente lo más delicado en este tipo de intervenciones es precisamente el «apeo de la Muralla, porque para trabajar las cargas son muy importantes. Hay que hacer una apeo con seguridad, para ir desmontando piedra a piedra en la zona que se va a rectificar sin poner en peligro la estabilidad de todo».

Sobre las causas de los daños, reconoce que es una suma de factores, pero siempre teniendo en cuenta que «en las murallas es necesario estar interviniendo casi de continuo», como se ha visto en ese mismo tramo. Ha habido derrumbes en otros momentos también históricos, o sea que las murallas necesitan un cuidado», insiste. Sin duda la situación está afectada por el «agua que se infiltra y que, al final, es la que ayuda a que se degrade».

el derrumbe. Otro de los puntos donde se está interviniendo, y que además es donde las obras están más avanzadas, es en la zona en la que se produjo el derrumbe el pasado noviembre, en el paseo del Rastro, con el daño por el hundimiento del muro de cerramiento del colegio Diocesano. En este punto, recuerda el técnico, que el Ayuntamiento, «que está más aquí encima», fue a Madrid a contar las cosas que estaban viendo en la Muralla y que fue precisamente lo que hizo que se pusieran «en marcha» y se llegara a un contrato de investigación del lienzo y determinar que había que invertir en tres puntos «especialmente peligrosos».

Por tanto, una parte importante de la intervención se está haciendo en esa zona del derrumbe, donde había un muro levantado para delimitar con el patio del colegio, que no es Muralla en sí, y que fue el que cayó y provocó los daños. Lo que se ha hecho, explica, es que «dado que estaba en muy malas condiciones» el muro «no se ha reconstruido hasta arriba», a la misma altura», sino solo lo suficiente «para evitar las vistas de los turistas hacia el patio del colegio», garantizando así la privacidad de los niños que estén en el patio.

Sí que ha sido necesario dejar un «escalonamiento» porque hay otra parte del muro que da hacia el Banco de España, muy alto, que es una división que se hizo hace unos 90 años, con falsas almenas, y era necesario que tuviera un apoyo y no fuera «inestable». Por tanto, se ha rebajado en varios metros la altura que había y se está rematando esta parte, trabajando también en la «reconstrucción de las almenas que quedaron destruidas por el arrastre del muro, y también las que estaban agrietadas». Se espera que en un par de semanas se termine esta parte en la que se comenzó porque era la más «peligrosa» dado que se derrumbó el grueso del muro, de unos 70 centímetros, que «se abrió como si fuera una hoja, se cayó hacia el otro lado» y golpeó las almenas. «Dos se arrastraron directamente y cayeron fuera y luego había alguna otra que estaba agrietada», es decir, se reconstruirán dos y otra se consolidará, además de intervenir en algún punto más en la zona.

La tercera parte de esta intervención de emergencia se sitúa en la Puerta del Alcázar, donde se «están produciendo pequeños descascarillamientos de morteros y escamaciones de piedra», que hace necesario que se tuviera que intervenir para consolidar y que no hubiera riesgos para peatones o coches. Tiene además un problema de humedades y sales, sobre todo en la piedra de la bóveda de la entrada de la piedra, una piedra caleña, donde hay fallos y es necesario intervenir.

En esta parte todavía no se ha comenzado a trabajar porque hay que consultar con el Ayuntamiento para determinar como gestionar la parte del tráfico, que «habrá que cortarlo y será solamente peatonal, trabajando mitad y mitad».

En total, la obra se llevará unos cinco meses por lo que teniendo en cuenta que empezó a finales de marzo, todavía hay tres meses por delante para ver los resultados.