Alcohólicos Anónimos recibe cada vez a más mujeres y a jóvenes

I.Camarero Jiménez
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El Episcopio acogió este sábado una interesante mesa redonda con testimonios de los usuarios de la organización y también de profesionales de Policía Nacional, Local y Guardia Civil

Alcohólicos Anónimos recibe cada vez a más mujeres y a jóvenes

«Cada vez más mujeres y cada vez personas más jóvenes» acuden a Alcohólicos Anónimos (AA) en busca de ayuda para poner freno a esta enfermedad. De ahí la importancia de una «información pública» -así es como lo han anunciado a través de carteles repartidos por la ciudad- que decidió compartir este sábado en Ávila esta organización para llegar a todo aquel que lo necesite y sobre todo «a todo aquel que tenga el deseo de dejar de beber». 

Sólo eso basta para entrar en una organización cuyos voluntarios quisieron dejar muy claro varios aspectos ante todo aquel que les quisiera escuchar. Lo primero es que son «anónimos», pero «nunca secretos» porque «no nos escondemos». Y está claro que quieren que la gente sepa que en ellos tiene «uno de los recursos» para dejar de beber. Saben que no son únicos, que hay más y se presentan como «complemento de la medicina».

Ante todo quieren que se les conozca para poder ayudar a base sobre todo y ante todo de reuniones cara a cara con quienes tienen un problema común y ante el que también desean una solución. Ahora bien saben y así se presentan también como «alcohólicos y lo seremos hasta el último día de nuestras vidas». 

Ese reunirse y compartir y ayudarse entre alcohólicos es su 'leit motiv' y, básicamente, lo que se expuso en el Episcopio abulense es que «siempre estarán para quien lo necesite» de cara al programa de recuperación y es que junto a las reuniones siempre se da el teléfono de algún compañero para que se pueda contactar con él cuando alguien tenga la tentación de beber. 

Tanto es así que, hablando con el responsable de Alcohólicos Anónimos de área 20, es decir de Castilla y León, (llamémosle Gerardo por aquello del anonimato que les caracteriza), en Ávila capital hay un grupo de AA y en Arenas, otro. Cada sábado la persona que tienen en la organización en Arenas «abre para quien pueda necesitarlo y a veces, hay que decir, que está él sólo.Tiene muchísimo mérito», concluía. Y es que lo importante es estar para abrir caminos hacia la recuperación.

El problema es muy grande y la labor de AA «es ingente» destacaba el teniente de aldalde Juan Carlos Corbacho en el acto de bienvenida al grupo. Un grupo que se respaldó para la ocasión de testimonios personales, en muchos casos dolorosos (en todos, más bien), pero también de experiencias de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado (Guardia Civil y Policía Nacional) así como de la Policía Local que, en no pocas ocasiones, tienen que lidiar con el problema del alcohol durante sus intervenciones. 

"Se está normalizando el consumo". Apuntes también duros y que desvelan una realidad que se presenta compleja para las fuerzas del orden y la sociedad en general, entre otras cosas por «la normalización» del consumo del alcohol especialmente desde la pandemia. Ahí, los jóvenes empiezan a tener graves problemas, además, la edad de inicio del consumo cada vez es menor. No sólo son los jóvenes «también personas ya mayores que viven con sus padres, que son mucho más mayores», y que en general, destacaba el inspector de la Policía Nacional, RaúlSáez, «no quieren dejarse ayudar» (para empezar), «no admiten que tengan un problema con la bebida», (para continuar) y «en ocasiones están detrás de situaciones de maltrato hacia esos mayores, hacia sus padres» (para rematar.) Una situación difícil de resolver. En ocasiones, relataba, con los jóvenes es más fácil porque se puede tratar de enderezar la situación «ya que al ser menores puede entrar la Fiscalía o los CEAS y se puede intentar reconducir». Pero con los adultos "tienen que querer que les ayudes". Era otro de los testimonios. 

Testimonios que desde AA querían que Diario de Ávila trasladara a la sociedad para ser aún más conocidos y poder seguir ayudando, respetando siempre -nos pedían- el anonimato porque al final «lo que importa es el mensaje, no el mensajero». 

Y tanto que lo es porque dos millones de personas de 150 países han obtenido el resultado que quieren y es mantener la sobriedad, recuperarse, aunque sigan siendo alcohólicos de por vida.

Testimonio de ese inicio de recuperación es el de Gerardo como decíamos.«Mi última borrachera fue el 20 de julio de 2015». Inolvidable porque fue la que quería que fuese la última, «quería quitarme de en medio». Nunca, reconoce, le afectó al trabajo, pero sí en sus relaciones con la familia, con su padre, con su mujer....«Especialmente mi padre me decía que bebía mucho». Su sensación era que «no tanto».No lo reconocía, pero la última borrachera le hizo tocar fondo y querer salir. Para ello fue clave también su médico de cabecera y los siete días que pasó en la Unidad de Psiquiatría. Eso y querer, desear, dejarlo. Sus ojos brillan, pero seguro que está mereciendo la pena. El camino sabe que ha sido y será duro pero que siempre tendrá a otros alcohólicos dispuestos a escucharle en esas reuniones que aconseja no abandonar y que también son su lema.

Es probable que algunos no necesiten mantenerlas, pero también es seguro que muchos que las dejaron volvieron a caer en el consumo de alcohol. Lo dicho: un camino difícil pero con gente siempre dispuesta a escuchar y compartir  «experiencias, fortalezas y esperanza» decía el moderador de una interesante mesa redonda. Y todo ello desligado de cualquier atadura. «No tenemos ninguna afiliación ni respaldamos causas; nuestro objetivo es mantenernos sobrios y ayudarnos». 

El mensaje final que dejó uno de los alcohólicos anónimos sobre la mesa es clave: «Igual que la enfermedad es lenta y progresiva, y puede llegar a ser mortal, la recuperación también es lenta y progresiva. Es para toda la vida»