Continúa el curso de hongos incidiendo en «sostenibilidad»

I.Camarero Jiménez
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El técnico de Desarrollo Rural, Enrique Fernández Villamor ahonda en la necesidad de un mayor control en una temporada en la que el 'boletus' está siendo 'rara avis' por la presión recolectora

Continúa el curso de hongos incidiendo en «sostenibilidad»

La Diputación de Ávila ha vuelto a organizar con éxito su curso 'Conoce los hongos de Ávila'. Casi un cuarto de siglo tiene ya en su haber y han sido muchos los alumnos que han pasado por esta formación en la que el primer implicado es el técnico de Desarrollo Rural de la Diputación, Enrique Fernández Villamor, todo un especialista en el mundo micológico y quien asegura que «te puedes dedicar toda la vida a ello y siempre tienes algo que aprender». El caso es que él y otros tres profesores más iniciaron la semana pasada este curso que llegará a su final este fin de semana con un intenso programa dirigido a 45 alumnos.

Lo primero que le preguntamos es por cómo va la temporada, lógicamente y asegura que:«No es mala, aunque está rara, como el tiempo». Está siendo bueno en producciones por ejemplo de seta de cardo, también en níscalo dependiendo de la zona, especialmente en zonas de pinares resineros, ¿y en boletus? El problema con esta especie es que «ni siquiera se la deja crecer» y eso estima que generará un grave conflicto porque deberíamos apostar, según él por «la sostenibilidad del recurso».«La gente no ve setas, ve billetes. Yo he visto el kilogramo de boletus en Madrid a 48 euros, más caro que un chuletón».

Apuesta porque haya mayor control a pie de campo «aquí no hay noticias de decomisos de setas» y los controles sanitarios no son cómo deberían ser, tiene claro. «Que un producto potencialmente mortal, que puede matar, lo pueda vender cualquiera en cualquier sitio, no es normal». Y no es normal que no haya controles más exhaustivos, como los hay «para poder vender un cordero», pone de ejemplo el técnico.

Apunta además a que, del mismo modo que sobre la venta de setas, debería haber más control en la recolección porque sabe que «hay gente por las noches, cuando está terminantemente prohibido, recolectarlo en ciertos lugares». 

Por lo demás, al curso le queda la mitad de lo programado y en ese sentido restan por un lado, un taller práctico de cocina micológica, que se trasladará a Los Fogones de Raúl; también una conferencia muy interesante sobre la aplicación de determinados hongos en microdosis en medicina a cargo de Lara Satel y por supuesto dos sendas prácticas que en esta ocasión trasladarán al alumnado a un encinar abulense y a uno de los maravillosos hábitats con los que cuenta el Tiétar en la zona de Arenas de San Pedro.

De momento, la semana pasada, los inscritos tuvieron la ocasión de contemplar numerosísimas especies gracias a dos visitas de campo en las que estuvieron en el Pinar de Hoyocasero y en Peguerinos.

Del primero decía Fernández Villamor que «estamos hablando de una maravilla en lo botánico» con lo que «también lo es en lo micológico por una cuestión lógica». Todo un mundo el que descubrieron los inscritos en un curso «que se va renovando y rejuveneciendo». Y es que los primeros años de su existencia era normal ver a muchos alumnos repetidores; ahora ya no lo es tanto y «aunque los hay» igual se han apuntado en una o dos ocasiones anteriores. Ahora lo que hay es también mucha gente joven interesada en un mundo muy amplio.

Además de contar con los profesores del curso siempre les puede servir de guía el libro que recientemente editó la Diputación Provincial y que «está completamente actualizado». Son muchos los hongos que han cambiado de nombre y de hecho y por poner un ejemplo «boletus como tales hoy en día quedan cuatro», antes eran muchísimos más pero por cuestiones genéticas son muchos los hongos que han cambiado de denominación, explicaba.

Como decíamos especies hay muchas y han tenido ocasión de ver más de un centenar en la primera parte del curso; algunas muy raras como hygrophorus pratensis , poco conocido y comestible «que hace años que yo no veía», afirma el técnico de Diputación. 

Desde la Diputación y el área de Desarrollo Rural que organiza este curso desde hace XXIV ediciones  han querido destacar  que se celebra  «con el mismo espíritu divulgativo, científico y conservacionista de siempre, que le ha hecho ser un referente micológico en nuestra provincia».Teoría y práctica se unifican en una misma formación a la que le queda aún la mitad del recorrido.Además y en el mismo sentido de la conversación con el técnico recuerdan que «la actividad también tiene una vertiente ecologista, pues no se trata de esquilmar fincas ni de recolectar y llenar la cesta de todo tipo de hongos, sino de aprender tomando los ejemplares más representativos de cada especie». De hecho y como nos han trasladado «se señalarán algunas setas recolectadas en exceso y se guiará a los alumnos hacia el descubrimiento de los hongos y a la necesidad de contribuir a su conservación mediante el reconocimiento de su imprescindible papel en el ecosistema e intentando que se detenga el abuso en su recolección».