El acusado de matar a su compañero de piso se declara culpable

M.E
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En el arranque del juicio explicó que le dio «tres golpes» con un hacha en la cabeza como una «reacción instintiva» tras una discusión en su casa de Piedralaves y que está arrepentido. Se enfrenta a 15 años de prisión por homicidio

El acusado de matar a su compañero de piso se declara culpable - Foto: David Castro

El acusado de acabar con la vida de su compañero de piso en Piedralaves a hachazos durante el confinamiento de la covid, en marzo de 2020, se declara culpable y asegura estar arrepentido de lo que hizo, a su juicio producto del «instinto» y del tipo de convivencia que mantenía con la víctima, marcada por «los altercados» y por el consumo de drogas y medicamentos por parte de ambos. J. T. V. se enfrenta a un delito de homicidio por el que le piden hasta quince años de prisión y una indemnización a la viuda y el hijo de la víctima de entre 165.000 y 230.000 euros, si bien su defensa solicita la libre absolución por considerar que no es responsable del delito, al alegar como circunstancia eximente el miedo insuperable. Para esclarecer lo que pasó el 26 de marzo de 2020 en el domicilio de Piedralaves que compartían víctima y acusado se celebra esta semana en la Audiencia Provincial de Ávila un juicio oral con jurado popular, el primero desde 2019, por el que pasarán varios testigos indirectos y peritos y se expondrán las pruebas. 

Así se lo fueron explicando a los once miembros del jurado seleccionados (nueve titulares y dos suplentes) tanto la fiscal como el abogado de la acusación particular y el de la defensa al exponer sus cuestiones previas. El ministerio fiscal sostiene que se trata de un hecho constitutivo de un delito doloso y consumado de homicidio, previsto y penado en el artículo 38.1 del Código Penal, sin que concurran en el acusado «circunstancias modificativas de la responsabilidad penal». Tras señalar que el acusado  mató a la víctima tras «una discusión fuerte que fue a más» y que «lo reconoció desde el primer momento» a la Guardia Civil que acudió a la vivienda alertada por su hermano, al que había telefoneado previamente, la fiscal pide 15 años de prisión e inhabilitación absoluta por el tiempo de la condena, así como la prohibición de regresar a Piedralaves por 20 años y acudir a cualquier otra localidad donde residan la viuda de la víctima, el hijo o  su hermana, así como 5 años de libertad vigilada tras el cumplimiento de la pena, el pago de las costas y una indeminización de 230.000 euros para sus familiares.

La acusación particular, que defiende los intereses de la viuda, también habla de homicidio doloso y estima la circunstancia agravante de utilización de hacha y ocultamiento, fijando la solicitud de pena en 15 años y la responsabilidad civil, en 165.000 euros más intereses.

La defensa también apunta al homicidio y señala que el acusado no es responsable del delito que se le acusa, por lo que no cabe hablar de autoría del mismo. Como eximentes alegan el miedo insuperable y, subsidiariamente, la eximente incompleta y las circunstancias atenuantes de la adicción a las drogas y la dilación indebida, pidiendo su libre absolución. 

La primera sesión del juicio continuó con la declaración de J.T.V., que fue claro y reconoció que mató a Tarik al golpearle «tres veces» con un hacha en el cráneo y la parte frontal de la cara tras un altercado, pero aseguró que no fue algo planeado y que lo hizo «sin pensar, por instinto; me salió de no sé dónde», en el marco de una «convivencia horrible» e «intimidante». El acusado dijo que conocía a la víctima de «colocarnos juntos» y que justo antes del confinamiento se enteró de que tenía una orden de alojamiento de su pareja, así que le acogió en su casa, pero luego vio que era una persona «violenta, que tomaba más medicamentos de la cuenta y que abusaba mucho de las drogas, como yo». El día anterior a los hechos habían estado «drogándonos hasta las tantas» con «cocaína y medicamentos» y al día siguiente tuvieron una fuerte discusión porque Tarik «no encontraba unas pastillas que tomaba y que envalentonan» y le acusó a él de su desaparición.  «Estaba alterado y me puso al mismo nivel, vino amenazándome con un cuchillo, me lo quité de encima y le propiné tres golpes con el hacha que había detrás de la nevera. Al segundo golpe ya no se movió», apuntó el acusado, quien justificó el resto de las heridas en que el cuerpo se le cayó en el baño cuando lo movió «por miedo».  

«Sé lo que hice, pero consciente no creo que llegase a estar en ningún momento, fue como si te dan un puñetazo y lo devuelves, ojalá no lo hubiera hecho y haber actuado de otra manera», aseguró, para reconocer que entonces pensó «que se me había ido la vida a tomar por culo». Le confesó el homicidio a su hermano por teléfono y, como ya había estado en la cárcel, trató de ocultar el cuerpo «por miedo», para lo que bajó al supermercado y compró lejía y bolsas de basura y limpió la casa. Al llegar la Guardia Civil le dijo que Tarik no estaba y en una segunda visita accedieron y encontraron el cuerpo en la bañera, por lo que acabó reconociendo que lo había matado.  «Llevo tres años y tres meses arrepintiéndome, que me condenen a lo que crean conveniente y lo antes posible, llevo tres años preso y se sufre mucho, se pasa muy mal, al menos saber qué día, si Dios quiere, saldré», dijo.