Ávila, la ciudad en la que Federico García Lorca comenzó a ser poeta ya que aquí escribió su primer poema conservado –unos incipientes versos dedicados a las cigüeñas que vio sobre los monumentos de la capital– en una visita en octubre del año 1916 en la que llegó siendo conocido como 'el músico', se sumó este lunes a la conmemoración que en toda España y en otros países se está realizando del 125 aniversario de su nacimiento con el objetivo de celebrar y reivindicar a uno de los principales valores de la literatura en castellano de todo el siglo XX, con el valor, podría decirse que añadido, de que ese homenaje se celebró exactamente el día en el que vino al mundo en Fuente Vaqueros: el 5 de junio.
El acto que sirvió para sumarse a esa efemérides, que tuvo lugar en el salón de actos de la Biblioteca Pública de la Junta de Castilla y León, repartió su contenido entre el recuerdo de su poesía, centrada en este caso en el libro El diván del Tamarit –«uno de los libros más desconocidos pero más hermosos de Lorca, comentó Muñoz Quirós, poeta abulense organizador de este encuentro cultural–, la música flamenca que tanto le gustaba y a la que hizo interesantes aportaciones y la proyección de imágenes de su tiempo.
La lectura de El diván del Tamarit, que venía a dar continuidad a otra que hace cinco años se celebró con ese mismo afán de recuerdo y para la que fue elegido su Poeta en Nueva York, no abarcó todo el conjunto de poemas que llenan ese breve pero intenso libro, versos en homenaje a los poetas árabes de Granada que se reparten entre los denominados 'casidas' –entregados al mundo del amor y el erotismo–, y los llamados 'gacelas' –oscurecidos por sentimientos más tristes, especialmente el de la muerte–.
Fueron nueve, en conjunto, los poemas que se leyeron en este acto, declamaciones no exentas de emoción a las que pusieron voz los abulenses Juan Carlos del Pozo, Alicia Quirós, Tomás H. Berlana, José Pulido y José María Muñoz Quirós.
música flamenca. Esa honda literatura, para la que Lorca no siguió las métricas árabes aunque sí se sirvió de su inspiración, tuvo como atinado complemento la música flamenca, ofrecida por José Domínguez 'Cuqui' al cante y por Javier Maíz a la guitarra. Su repertorio lo llenaron temas propios de ese estilo musical, entre los que cupo uno que fue una canción de homenaje al poeta.
A la recreación en viva voz de sus versos de El diván del Tamarit y a la música que tan coherentemente acompañó esos versos se sumó, para dar mayor riqueza y también mayor emoción al acto, la proyección de unas imágenes de Granada, la tierra que vio nacer y también morir a Federico García Lorca, una aportación que corrió a cargo del arquitecto y músico abulense Juan Carlos Delgado.