Editorial

Ávila debe continuar reivindicando mayor presencia de la USAL

Diario de Ávila
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Una de esas demandas bien podría ser que vuelvan a ofertarse en Ávila los primeros cursos del grado de Medicina

La dimisión este jueves por sorpresa del rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero, aludiendo «motivos personales» para no esperar a la conclusión de su mandato dentro de algo menos de dos años –sí había anunciado ya que no se presentaría a la reelección–, no puede por menos que crear una cierta incertidumbre, por lo inesperado de la noticia y porque se trataba de un responsable de la USAL que siempre demostró una cercanía, agradecida y fructífera, con el campus de Ávila.

Sea quien sea el nuevo rector de la que es la universidad más antigua de España, aparte de una de las más prestigiosas, la sociedad abulense, con sus responsables políticos al frente, debe estar atenta y reivindicativa para conseguir que el campus que la USAL tiene en nuestra capital no solamente siga muy vivo, consolidando firmemente todo lo que ya tiene, sino también para que pueda ir dando pasos para reforzarse en todo lo posible, no renunciando nunca a la vieja y hasta ahora insatisfecha demanda de nuevas titulaciones.

Nunca ha negado la Universidad de Salamanca su mucho (¿excesivo?) celo para que los campus que forman parte de ella (Ávila, Zamora y Béjar) se tengan que conformar con lo que tienen para que el epicentro siga siendo la capital charra, pero ello no debe ser óbice para que desde Ávila se siga reivindicando sin descanso, porque potencialidad existe en cuanto a espacios y edificios y porque sería una excelente apuesta de futuro para la ciudad, ese ir a más. La evidente dificultad no debe impedir que la lucha se mantenga.

Una de esas demandas bien podría ser que vuelvan a ofertarse en Ávila los primeros cursos del grado de Medicina, algo que fue perfectamente viable en los años ochenta del pasado siglo y que, tristemente, nos dejamos ir sin oponer ninguna resistencia política ni social, a pesar de que era mucho lo que se perdía.

Los diputados no adscritos de la Diputación de Ávila presentaron hace un año una moción con esa petición, defendiendo que el campus abulense dispone de espacio suficiente para albergar nuevas titulaciones superiores, «circunstancia ante la que no cabe el conformismo ni la pasividad mientras otras provincias alzan su voz en demanda de más facultades o grados universitarios», propuesta que fue aprobada por unanimidad en Pleno pero que, como tantas veces ocurre con las buenas intenciones, quedó en nada.

¿Qué es difícil? Claro que lo es. Pero como es posible y sería un notable beneficio para  Ávila no debe haber descanso en esa reivindicación, bien razonada y justificada, de que la Universidad de Salamanca fortalezca su presencia en una ciudad que siempre ha sido generosa con ella.