Las familias del Pablo VI, en marcha por Faema

E.Carretero
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Más de 1.300 personas se sumaron a la carrera solidaria que este colegio concertado organiza desde hace ocho años dentro de su jornada de puertas abiertas y como un día de fiesta

Las familias del Pablo VI, en marcha por Faema - Foto: David Castro

Las familias del colegio concertado Pablo VI volvieron a calzarse un año más las zapatillas para correr, o caminar, a favor de una buena causa. Lo hicieron en el marco de la jornada de puertas abiertas de este centro educativo y  con motivo de la  VIII Carrera Familiar de este colegio. Un evento de corte deportivo, y de marcado ambiente festivo, que este año tenía como objetivo, además de los obvios de hacer comunidad y dar a conocer este colegio, de recaudar  fondos para dos asociaciones de esta ciudad que trabajan en ámbitos muy diferentes pero que realizan una labor my necesaria. Así ocurre con FAEMA, dedicada a la salud mental, y la asociación protectora Entre Perros y Gatos, que se repartieron lo recaudado en esta carrera que contó con más de 1.300 participantes. 

La iniciativa, que surgió hace ocho años a propuesta del equipo directivo y sustentada en «la fortaleza» que en este centro educativo tienen las familias, dio comienzo a las 11,00 horas con las carreras de las categorías infantiles. Y es que antes de que las familias al completo pusieran a prueba su solidaridad el turno fue de los más pequeñines de este colegio. Empezaron los alumnos de guardería, con un recorrido de 20 metros, misma distancia que tuvieron que completar sus compañeros de Chupetines, los nacidos entre 2018 y 2020. Una distancia de 100 metros tuvieron que recorrer los nacidos entre 2016 y 2017 y el doble, los alumnos de este centro de los años 2014 y 2015. A media mañana llegaba el turno de los alevines, nacidos entre 2012 y 2013, que se 'enfrentaban' a los 500 metros y a los que siguieron los nacidos en los años 2010 y 2011, con una carrera de 1,3 kilómetros. Esa misma distancia debieron completar los más mayores de este colegio, los nacidos en los años 2008 y 2009, cuya carrera dio paso a la prueba familiar, que, con permiso del resto, es la reina de la jornada.

Orgullosa de la respuesta de la familia del Pablo VI se mostraba Inmaculada Pose, gerente de FAEMA, que agradecía la solidaridad de los participantes en esta carrera que destinará lo recaudado al  proyecto de intervención y prevención infanto-juvenil que desarrolla esta asociación. «Estamos atendiendo a en torno a 100 chavales, de entre 10 y 30 años, prestando sobre todo atención psicológica», explicó Pose el objetivo de este programa que también cuenta  con un grupo de apoyo a familias.

Además de dar a conocer su trabajo en el campo de la discapacidad mental, FAEMA también aprovechó esta cita para instalar en el patio del Pablo VI un expositor del centro especial de empleo del Cobijo en el que se ofrecieron patatas revolconas y aperitivos a la plancha. 

Pero no solo marcharon este sábado las familias del colegio Pablo VI por las personas con enfermedad mental  sino también por los animales sin hogar, teniendo en cuenta que la solidaridad en esta ocasión también miraba hacia la asociación protectora de animales, que también dio a conocer su actividad desde un expositor instalado en el patio de este centro. 

«La enmarcamos dentro de la jornada de puertas abiertas del colegio, que está abierto para dar a conocer todos sus proyectos y sus propuestas pedagógicas, y además generamos ese espacio con las familias», apuntaba Jorge Barrera, director pedagógico y coordinador general de la carrera, al hablar de esta iniciativa que cada año cuenta con más participación. De hecho, en esta ocasión, y pese al frío, los inscritos fueron 1.341, superando las cifras de la anterior edición y demostrando que las familias del colegio Pablo VI no solo son solidarias sino que forman piña con este centro. 

«No es una carrera competitiva», insistía una vez más Barrera al hablar de la prueba reina de esta jornada en la que lo importante no era llegar los primeros sino marchar en familia por una buena causa y demostrar que una de las fortalezas de este centro educativo son sus familias. «La única norma que ponemos es que hay que salir y entrar en familia», explicaba Barrera antes de apuntar que la llegada de esa marea verde siempre se plasma en imágenes que el colegio entrega a los participantes como un recuerdo muy especial. «Llegar en familia, agarrados, cuatro o cinco... es uno de los valores que transmitimos desde este centro», aseguraba.