«Quienes nos gobiernan quieren que dejemos de pensar»

David Casillas
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Óscar Terol, humorista vasco muy reconocido a nivel nacional por sus numerosas apariciones en televisión, se estrena este sábado en Ávila en el mundo del espectáculo con el monólogo 'Mundos para lelos'. Será en el Teatro Santo Tomás, a las 20,3

«Quienes nos gobiernan quieren que dejemos de pensar»

Óscar Terol, humorista vasco muy conocido y reconocido a nivel nacional por sus numerosas apariciones en televisión –fue uno de los protagonistas y también guionistas de la serie Allá abajo, que emitió Antena 3 entre los años 2015 y 2019–, pisa este sábado las tablas del Teatro Santo Tomás de Ávila para ofrecer su nuevo espectáculo en formato monólogo, Mundos para lelos, en el que pone de manifiesto la realidad de un mundo que se nos muestra incomprensible a todas las personas y en el que no existe el listo integral, ni el inteligente a tiempo completo, todos escondemos miserias y crucigramas son resolver en nuestro interior. 

Creo que es la primera vez que viene usted a actuar a Ávila.

Así es. Es la primera vez en mi vida que piso suelo de Ávila, y me hace una ilusión terrible.

¿Y cómo ha tardado tanto en venir por aquí?

Pues porque la vida no me ha traído por aquí. Es que no estáis en el centro, estáis en una esquina… pero repito que estoy encantado de venir a actuar a esta ciudad.

Eso de los 'Mundos para lelos', ¿nos lo tomamos por el lado bueno?

Sí, claro, por el lado bueno. Hay que asustar un poco al principio, pero lo de 'para lelos' hay que tomarlo por el lado bueno.

Es un espectáculo en el que hace reír y también hace pensar, que son dos cosas que en teoría no deben estar para nada reñidas.

No deben estarlo, no. De hecho, si el humor es sano debe estar siempre más asociado a la reflexión y a lo bueno de la vida. En esencia, es un espectáculo de humor con el que procuro que la gente salga con dolor de mandíbula de reírse, pero a mí no me gusta el humor frívolo y hablo del mundo que estamos viviendo, del mundo que yo creo que nadie entendemos porque nos asusta cada día más. Todo lo que nos llega con los informativos son sustos, nos dicen que todo está mal, y creo que la gente se está quedando un poquito con la cabeza agachada, con la sensación de que no se puede salir de esto, de que hay un problema constante, y mi espectáculo es una reflexión sobre todo eso. Y es, también, un canto de esperanza, para decir que vamos a unirnos todos y a reírnos de todo esto, que igual si nos reímos le quitamos fuerza. O sea, que tiene las dos facetas, la risa y también una especie de repaso al tiempo histórico que nos está tocando vivir.

¿La pandemia sigue estando presente entre nosotros?

Sí, de alguna manera sigue estando. Yo en la pandemia hice otro espectáculo, hablaba exclusivamente de la pandemia y me reía de todo lo que uno no se podía reír: de las mascarillas, de las vacunas, de los confinamientos… y fue una maravilla porque hice cien actuaciones, la gente venía con todo el miedo en el cuerpo, yo me reía de todo eso y nos reíamos entre todos, y salían del teatro como después de haber hecho una terapia.

Yo creo que después de la pandemia el mundo no se ha quedado bien apañado, se ha quedado un poco torcido, y he decidido hacer un espectáculo para hablar de cómo ha quedado. Vino la pandemia, después el cambio climático, luego la guerra en Ucrania, ahora la crisis… todos tenemos la sensación de que ya no van a parar de venir problemas, y este espectáculo quiere ser una especie de escudo frente a todo eso.

¿El buen humor también tiene algo de terapia porque ayuda a entender la vida desde una perspectiva que nos ayuda a superarla mejor?

Claro, porque el humor es también complicidad, y sin referencia común no hay humor. Yo establezco una complicidad con el público y si ambas partes tenemos la misma inquietud, el mismo miedo o el mismo problema, nos reconocemos y podemos establecer una complicidad para desdramatizarlo, para reírnos de ello, y ahí tiene lugar la única sanación que se puede producir: el encuentro con el otro. Es decir, que si tú tienes miedo y viene otro que también lo tiene y entre los dos decimos que igual no es tan grande el monstruo, esta unión, en este caso entre el público y el artista, produce una liberación. Y está funcionando muy bien ese intentar quitarle hierro a todo el hierro que nos está echando.

Entre tú y yo. ¿Las cosas están tan mal como nos las cuentan o nos están metiendo más miedo de lo que merece la situación?

Entre tú y yo. Las cosas no están tan mal como nos cuentan, y buena parte de ello es miedo metido para manipular a las personas. Lo tengo clarísimo, no tengo ninguna duda; soy un militante contra el miedo, y digo que a los medios de comunicación, sobre todo a las televisiones, se les ha ido el control de todo esto, y lo que hacen son imputs negativos, han confundido informar con acusar, con denunciar, y al final el culpable de todo es el ciudadano. Si te das cuenta, desde hace tiempo nosotros somos los culpables de todo; por ejemplo, el cambio del clima es por el ciudadano, pero resulta que hace veinte años los que contaminaban eran los gobiernos y las grandes empresas, y ahora unos y otras se han vuelto renovables y nosotros somos los contaminantes. No nos dejan espacio ya. Yo antes era un ciudadano, podía asociarme, podía ser ecologista, podía tener mis pensamientos filosóficos y morales, pero ahora ya no, ahora la moralidad nos la dan hecha los gobiernos. Sólo nos dejan ser el malo de la película, y contra esto, si no nos rebelamos pronto, en breve van a venir a casa, te van a detener, y cuando preguntes que por qué te detienen te van a decir que es porque usted acaba de destrozar media selva amazónica... usted solo.

¿Piensa que hay una manipulación muy medida?

Totalmente, hay una manipulación que está orquestada en todo el mundo, y especialmente en una serie de países occidentales como España, Italia, Alemania, Canadá… hay partes del mundo que se libran un poco, pero existe un intento de que las personas seamos cada vez menos libres, menos autónomas, que tengamos menos criterio; en los planes educativos a los chavales no les enseñan a pensar, a reflexionar, y por ese camino vamos a ser trabajadores a los que sea fácil llevar para aquí o para allá.

¿Nos dejarán ser consumistas y poco más?

Exacto; nos dejarán ser consumistas y también productivos, que hagamos lo que ellos quieren que hagamos.

¿Y nos dejarán, al menos, que nos quede el humor?

Yo digo barbaridades a veces, y por ejemplo en el espectáculo anterior dije algunas tan grandes que si las hubiese dicho en serio me las hubiesen censurado, pero en el humor la gente las escucha y se divierte, y luego reflexiona y lo entiende.

¿Sigue siendo el humor el camino más eficaz para decir verdades? 

Claro, porque anestesias un poquito los estados de alarma de las personas; con el humor la gente ya no está en guardia y de esa manera les metes todo el discurso, y muchas veces te lo agradecen diciéndote que les has hecho pensar al mismo tiempo que reír.

Y pensar un poco, se supone, siempre viene bien.

Claro que sí, sobre todo porque lo que quieren quienes nos gobiernan es que dejemos de pensar para que así podamos estar más dominados.