Almohalla pregona la Semana Santa con mirada de cofrade

B.M
-

La Pasión abulense llegó a Valladolid con una visión desde dentro de una «fiesta religiosa» donde también hubo apuntes para la música o reflexionar sobre lo que significa la penitencia

Almohalla pregona la Semana Santa con mirada de cofrade

La Semana Santa de Ávila sigue de viaje, en esta ocasión a través de las palabras y reflexiones de Juan Manuel Almohalla, que ejerció de pregonero de la Pasión abulense en Valladolid, de la mano de la Casa de Ávila en Valladolid. El pregonero actuó como tal en esta ocasión como cofrade y aportando el punto de vista que los cofrades aportan, pero abordando también otras aspectos como la música o hablando del sentido de la penitencia.

En la Sala Francisco de Cossío de la Casa Revilla tuvo lugar este pregón, que según recuerda el propio Almohalla, llega después de que se lo propusieran y, aunque tuvo que pensarlo, al ser una petición de sus compañeros no lo pudo rechazar. «E una responsabilidad y se lo agradezco», señala.

Antes de este pregón explicaba que se iba a hacer «desde el punto de vista de un cofrade, como ve la procesión un cofrade desde dentro. Cuando uno va dentro del capirote y lleva los ojos metidos ahí está viendo la calle pero la procesión es mucho más que eso. Tiene contenidos artísticos, religiosos... muchas cosas que se conjugan y que lo importante es que cada uno de estos planos esté nivelado. Si pesa más lo artístico que lo religioso, se convierte la cosa en una feria, y la Semana Santa no es una feria, es una fiesta religiosa», asegura.

Puso en valor que las «cofradías trabajan todo el año, poner un santo en la calle cuesta mucho esfuerzo y les quiero hacer un guiño a los compañeros que no salen en ningún sitio».

«Yo voy a hablar de las imágenes pero no voy a decir que si el siglo XVI… porque hay unas personas que las llevan debajo y los señores que las llevan debajo van haciendo su penitencia, van con su oración», insistía. Y es que su intención era hablar de lo que supone la penitencia. Porque llevar una Cruz a cuestas «muchas veces es un ejercicio de solidaridad. Hay mucha gente en el mundo que no sabe cuando va a acabar su penitencia» y partiendo de la «base de que Dios no quiere que suframos pero en el mundo el sufrimiento existe, hay mucha gente que sufre y conviene que los que no sufrimos nos acordemos y que además de ir con la Cruz en la procesión, el resto del año hagas colaboraciones, voluntariado, obras de caridad, visites a los amigos que están enfermos. Y esto es la penitencia».

También iba a hablar, explica, de la música, «que es muy importante, de todos los elementos que van en la procesión». Para él, la tesis es que «la procesión es un cortejo, un desfile, en el que nada está puesto al azar, todo tiene un significado, porque la función de todos esos elementos dentro del conjunto es hacer catequesis, evangelizar y lo bueno es ver la cara que pone la gente cuando ve los pasos», lo que el propio cofrade puede ver y sentir desde el interior.

En el acto, con la acogida de Raúl Rivero, presidente de la Casa de Ávila en Valladolid, se contó con la presencia de Jesús García Cruces, viceconsejero de Asistencia Sanitaria, Planificación y Resultados en Salud; Jesús Manuel Sánchez Cabrera, alcalde de Ávila; Eduardo Duque, diputado de Cultura; Jesús Manuel Jiménez Durán, presidente de la Junta de Semana Santa de Ávila, y Alberto Plaza, alcalde de Simancas.