María Jesús Fuentes recrea la esencia del amor

D. Casillas
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Presentó ayer en la Biblioteca de la Junta su último poemario, 'Al hilván que traza la luna', diálogos para hablar de ese hondo sentimiento

María Jesús Fuentes recrea la esencia del amor - Foto: Isabel García

Volvía la poeta María Jesús Fuentes a Ávila, «encantada porque es una ciudad preciosa en la que me siento muy a gusto», para presentar el último de los poemarios que ha publicado, un libro «muy lírico» en el que «el protagonista es el amor» y al que ha dado el título, robándoselo a uno de sus poemas, de Al hilván que traza la luna.

En la Biblioteca Pública de la Junta, invitada por José María Muñoz Quirós y acompañando su palabra por la música de guitarra de Javier Maíz, María Jesús Fuentes compartió la esencia de un poemario «sobre las relaciones personales y la posibilidad amorosa» que arranca con un diálogo entre Drácula y Elisabeta –su esposa antes de que se convirtiera en vampiro– en el que «hablan de cuando eran niños y de cómo se conocieron», para abrir luego esa mirada sobre el amor a otros personajes de la historia de la literatura como «Julieta, Ulises, Penélope e incluso Don Quijote», convirtiendo el libro en un conjunto de «diálogos entre personajes literarios y otros de su época, todo para reconstruir desde mi punto de vista su relación amorosa».

Aunque en algunos casos recrea textos de algunos de esos personajes, «pero siempre de memoria, no buscando la exactitud sino el espíritu de lo que dicen», ha preferido la poeta recrear las tensiones, los éxitos y los fracasos amorosos que vivieron esos personajes, «imaginando lo que ellos sienten a través de mi propia sensibilidad».

Tras esa reconstrucción libre de sentimientos de personajes de la literatura se abre luego en Al hilván que traza la luna –que viene a significar algo así como «al capricho de cualquiera»– «un apartado sobre 'él' y sobre 'ella', sin nombres concretos, en donde hay un poco de poesía de compromiso, que es algo que yo cultivo mucho, de poesía social, y también de poesía de la mujer, en donde el hombre sale un poco peor parado y la mujer le exige responsabilidad».

Cada cuatro o cinco poemas, explica María Jesús Fuentes, «vamos viendo cómo va la relación entre esta pareja, hasta que llega al final y soluciona su problema», a modo de balcón para ver el amor desde diferentes perspectivas pero «nada almibarado y si apostando por hacer algo de visión crítica en el sentido de que esa relación amorosa se puede hacer mejor».