Sobriedad y recogimiento en la procesión de Las Batallas

Mayte Rodríguez
-

La imagen moderna recorrió las calles del corazón de Ávila en la noche del Miércoles Santo ante más púbico que en años anteriores, especialmente en la plaza de Santa Teresa

Sobriedad y recogimiento en la procesión de Las Batallas - Foto: David Castro

Con el único sonido del paso lento del tambor retumbando en la noche de Ávila, sólo roto por el de las esquilas que portaban algunos de los capuchones, recorrió el corazón de Ávila la talla moderna del Santísimo Cristo de Las Batallas (año 1963) en la noche del Miércoles Santo, partiendo de la iglesia de San Pedro y regresando a ella tras descender por el Paseo del Rastro y penetrar intramuros por la puerta de mismo nombre en un recorrido en el que lo más señero del patrimonio abulense cobra un protagonismo destacado, empezando por la Muralla y continuando por los palacios junto a los que discurre, la plaza del Mercado Chico o la Basílica de San Vicente junto a la que pasa para regresar hasta El Grande bordeando el cimorro de la Catedral por la calle San Segundo. 

La cruz de guía roja que es símbolo de la Hermandad del Santísimo Cristo de las Batallas portada por un cofrade descalzo, flanqueada por otros dos penitentes, marcaba el comienzo de una procesión que, a su paso por la plaza de Santa Teresa en su inicio, fue contemplada por numeroso público, claramente más abundante que en ediciones anteriores, tanto allí como en el resto del recorrido procesional.

 La  oscuridad del hábito negro de la Hermandad del Santísimo Cristo de las Batallas, sólo rota por la luz de las velas que portaban  en sus manos los capuchones, sumada al silencio que va acompañándola, hacen del desfile procesional del Santísimo Cristo de Las Batallas un rotundo ejemplo de procesión tradicional castellana, sobria y solemne a partes iguales. La presencia de dos penitentes descalzos portando sendas cruces a cuestas a lo largo del recorrido, tal como Jesús hizo camino del calvario, invita aún más aún si cabe al recogimiento y la reflexión, a la devoción y a la catequesis que hay detrás de las representaciones de la Pasión de Cristo que, en definitiva, es lo que son las procesiones de Semana Santa en un sentido estricto. 

Sobriedad y recogimiento en la procesión de Las BatallasSobriedad y recogimiento en la procesión de Las Batallas - Foto: David CastroAl austero y recogido cortejo, flanqueado por la luz de las velas, los penitentes y las dos grandes cruces rojas, le siguió la llegada de la imagen del Santísimo Cristo de Las Batallas, cargado también con la cruz a cuestas. Los colores rojizos de la indumentaria de la talla y de las flores naturales que la adornaban en esos mismos tonos, contrastaban con la oscuridad del resto, quedando absolutamente claro dónde estaba el protagonismo de una procesión a la que acudió el alcalde de Ávila, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, junto al teniente alcalde José Ramón Budiño y al concejal de Comercio, Javier Martín.

 Tampoco faltó una representación del resto de cofradías y hermandades de la Semana Santa de Ávila cerrando el desfile.

Sobriedad y recogimiento en la procesión de Las Batallas
Sobriedad y recogimiento en la procesión de Las Batallas - Foto: David Castro
A su regreso a la iglesia de San Pedro, los miembros de la Hermandad del Santísimo Cristo de las Batallas  se preparaban para, no mucho después, trasladarse a la iglesia de Mosén Rubí, desde donde a las dos de la madrugada partía la procesión de La Madrugada, ésta con la imagen antigua del Cristo de Las Batallas.