"Los argentinos hacemos una fiesta de cada asado"

E.Carretero
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Mauricio González llegó a Ávila en 2002 para jugar al baloncesto y aquí continúa. Aparte de ser coordinador del Club de Fútbol Milagrosa-Las Nieves, este argentino regenta desde hace unos días una cafetería panadería en la zona de la Encarnación

"Los argentinos hacemos una fiesta de cada asado" - Foto: David Castro

De Argentina a Escocia, de ahí a Badajoz, y de Badajoz a Ávila. De forma muy resumida, ese fue el periplo que Mauricio González- «los argentinos solo tenemos un apellido», y su familia hicieron después de abandonar Buenos Aires y para terminar en esta ciudad castellana. El deporte fue el motivo que trajo a esta familia de argentinos a Ávila donde Ramiro, el hermano mayor de Mauri, llegó fichado por el Real Ávila en 2002. Con él vinieron también sus padres, Cristina y Daniel, y Mauri, que empezó a jugar en el Óbila. 

«Me pareció una ciudad maravillosa», recuerda que pensó nada más llegar a Ávila, lo que ocurrió a principios de septiembre y en pleno Mercado Medieval. La familia llegaba de Badajoz, donde Mauri ya jugaba al baloncesto y de donde era, además, su  abuelo paterno. En Ávila estuvo viviendo y jugando al basket durante dos años hasta que emulando a su hermano, que regresó a Escocia aunque ahora vive en Malta, estuvo algún tiempo viajando por varios países como Francia, Estados Unidos o Puerto Rico. Sin embargo, en 2005 Mauri regresó a Ávila, ciudad que, asegura, siente su casa y donde un tiempo después nació también su hijo Iker que hoy tiene doce años. «Los años que estuve en Ávila la ciudad me trató genial», asegura el coordinador del Club de Fútbol Milagrosa-Las Nieves al hablar de los motivos que le llevaron, tras vivir en varios países, a regresar a Ávila, una ciudad que, asegura, es ideal para poder compaginar el trabajo con la crianza de un hijo por cuanto aquí no hay distancia lo que permite organizar bien el tiempo. A los atractivos que él ve de Ávila suma también esa cercanía con otras ciudades más grandes como Madrid o Salamanca, dice.  

Vinculado durante muchos años a la hostelería, actividad que ha compaginado con el deporte, Mauri abrió a principios de este año una panadería cafetería en la calle Tordesillas de la capital abulense, en la zona de La Encarnación. A su negocio le ha puesto el nombre de Vita, que es la palabra que en Italia, de donde era su abuela paterna, en concreto de Sicilia, se usa para decir Vida. 

Confiesa que de Argentina, donde antes de la pandemia iba con frecuencia, echa de menos a sus amigos de la juventud y también los asados, lo que nosotros aquí conocemos como barbacoas. «España tiene mejor carne que Argentina, pero los argentinos hacemos una fiesta de cada asado», apunta para explicar el carácter social, de celebración, que tienen estas reuniones en torno a la carne que los argentinos celebran con frecuencia entre otras cosas porque allí el clima acompaña a estar al aire libre. Es más, asegura que otra de las cosas que añora de su país son «las Navidades en verano con reuniones en la piscina y compartiendo esos asados». Eso, sí, de Ávila también le gustan muchas celebraciones, entre ellas las fiestas de los barrios, asegura este argentino que es ya un abulense más.