Hartos del ruido y la suciedad

M.M.G.
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Un grupo de vecinos de las Hervencias denuncian el mal estado de una parcela municipal que se ha convertido, dicen, en un parque de perros que nadie limpia, así como en una zona de botellón en verano

Hartos del ruido y la suciedad

Compraron sus casas hace 17 años, ilusionados por vivir muy cerca del campo y frente a una parcela que, cuentan a Diario de Ávila, el Ayuntamiento les dijo que iba a convertirse en una zona verde.

Pero hoy, casi dos décadas después, estos vecinos de las Hervencias, sufren cada día las consecuencias derivadas de tener cerca de sus viviendas un espacio sucio y descuidado al que sus responsables, critican, no prestan atención.

Les hablamos de los vecinos de las calles Carmen Conde y Ferrán Caballero, casi las últimas de Ávila en la salida hacia la carretera de El Espinar. Y del espacio de titularidad municipal que tienen frente a sus casas.

Prefieren no dar nombres porque, nos cuentan, han tenido no pocos enfrentamientos con aquellos que acuden con sus perros a pasear al parque. Y es que es, precisamente, la presencia de mascotas la que causa una de sus principales quejas.

«La gente viene aquí con los perros, que ladran tanto a primerísima hora de la mañana como de madrugada; que hacen sus cosas y nadie las recoge...», comienzan a plantear sus denuncias los vecinos, que hablan de los malos olores que tienen que sufrir cada verano por culpa de esos excrementos que nadie, ni los propietarios de los animales ni los servicios municipales limpian. «Y los vecinos nos lo comemos todo», subrayan estos abulenses, cansados de batallar una batalla que llevan casi dos décadas perdiendo cada día, y que calculan que «el 70 por ciento de los perros del barrio viene aquí a hacer sus cosas».

«Aquí hemos visto de todo: alacranes, culebras...», prosiguen exponiendo la situación que atraviesan. Animales que creen que quizá no abundarían tanto si la parcela fuera limpiada y desbrozada, algo que, aseguran, tampoco ocurre. «Y eso, con el riesgo que conlleva en verano», comparten su preocupación de sufrir algún incendio en una zona llena de maleza y seca durante los meses más calurosos del año.

Meses en los que, además, abundan en sus quejas los vecinos, es frecuente que acudan jóvenes a beber y fumar bajo un árbol en una zona a la que han trasladado palés y hasta muebles y alfombras para sentarse.

Esta parcela se encuentra vallada. Pero esa valla es también fuente de conflicto entre los vecinos y los que usan el parque como espacio canino. «Hay gente que cierra la puerta, deja los perros dentros y se va», apunta otra de las sitaciones

De todo ello han presentado numerosas quejas y denuncias, tanto ante el Ayuntamiento como ante la Policía Local. Y aunque los municipales siempre les dicen que ése no es un parque de perros, luego ven cómo no se toman medidas. «Nos dicen que llamemos las veces que haga falta, pero no podemos estar haciéndolo constantemente», cuentan con impotencia los vecinos mientras nos enseñan algunas de las muchas quejas presentada ante la Sede Electrónica del Consistorio. Todas ellas, quieren dejar claro, ignoradas.

Ante esta situación, les preguntamos, ¿qué querrían ellos que se hiciera con la parcela? De entrada, nos contestan, querrían que se cerrara hasta que no fuera convenientemente cuidada. «Y si tiene que ser, que sea un parque de perros, pero entonces que se cuide, que se limpie», exponen.

Aunque, como parece lógico, ellos preferirían que se convirtiera en un parque como otros muchos que hay en la ciudad. Con zonas verdes y columpios para los niños. «Porque además es que por aquí cerca no hay parques para niños», nos dicen. Cualquier cosa, sienten, sería mejor que lo que tienen ahora. «Porque al final, estamos viviendo en un vertedero», se despiden de nosotros.