Fieles a la tradición, los abulenses vivieron un Día de Reyes marcado por la emoción, la de descubrir qué les habían traído los Magos de Oriente y también por la de salir a la calle a estrenar sus presentes, muchos en forma de juguete, pero también de ropa o de gadgets tecnológicos. 

Lógicamente, quienes más presumieron con los regalos dejados durante la noche por Gaspar, Melchor y Baltasar fueron los más pequeños, que este viernes, Día de Reyes, no dudaron en salir a la calle para estrenar sus patines, bicicletas, patinetes, carritos de muñecas o muñecos nuevos. Como es habitual los contenedores, con  más restos de cartón y embalaje del habitual, dieron buena cuenta de la generosidad de los Reyes Magos con los abulenses. 

El Día de Reyes tampoco faltó Ávila a otra tradición muy arraigada en esta jornada: la de degustar el típico roscón que sale de los obradores de las pastelerías abulenses. Es más, tan enraizada está esta costumbre que este viernes era ya difícil encontrar pastelerías donde quedara este dulce bocado teniendo en cuenta que los días previos los abulenses ya había hecho acopio de esta especie de bizcocho que, relleno o sin rellenar, gusta por igual a grandes y pequeños, especialmente a los segundos que en cada bocado tienen la ilusión de encontrar el regalo escondido. 

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