Aprendizaje y servicio más allá de las aulas

M.M.G.
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Los 30 alumnos de tercero de ESO del colegio Santísimo Rosario han puesto en marcha una serie de talleres para los 80 usuarios de la residencia de mayores Cuidda Catedral

Aprendizaje y servicio más allá de las aulas

Aprendizaje y servicio. En estos dos grandes (y loables) pilares se apoya el proyecto que la clase de tercero de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) del colegio Santísimo Rosario acaba de poner en marcha de la mano de la residencia de mayores Cuidda Catedral.

Aprendizaje, porque no son pocas las enseñanzas que se llevan los chicos de 14 y 15 años después de pasar un rato con los 80 residentes del centro. Y servicio, porque con su gesto, logran que estos mayores pasen un buen rato, muy distinto a su rutina diaria.

«Nosotros damos un servicio y obtenemos otro», nos explica Tamara Robledo, tutora de los alumnos, que aplaude también el servicio a la comunidad que prestan estos. «Los alumnos diseñan talleres para realizar con el conjunto de los residentes», prosigue hablando, «y en los mismos se desarrollan aspectos como la psicomotricidad, el trabajo cognitivo, las habilidades sociales...».

Un martes cada quince días desde esta semana y hasta que acabe el curso, los alumnos de tercero se desplazarán a la residencia para llevar a cabo esta actividad intergeneracional que, recalca Robledo, a todos beneficia. «En el caso de los mayores, contribuimos a paliar su soledad», reflexiona la profesora del colegio abulense, que en el otro lado de la balanza apunta los beneficios que estos encuentros reportan a chicos «en una edad crítica». Y todo porque, subraya, con estas actividades se trabajan valores como el respeto o la empatía, además de que les permiten reflexionar sobre el paso del tiempo.

«Este mismo martes los mayores ya nos estaban preguntando que cuando volvíamos», presume del éxito de la primera sesiónRobledo. Para ese regreso, eso sí, habrá que esperar dos semanas, ya que el martes que viene, los alumnos lo emplearán en diseñar el taller que llevarán a la residencia el martes 6 de febrero.

Así, si esta semana tocaba jugar al parchís gigante, la siguiente será el turno de las manualidades. «Y todo ello amenizado siempre con música tradicional, que sirve para romper el hielo», explica Robledo, que explica que este martes la sesión arrancó con las notas de la dulzaina y la caja.

En cada sesión, los alumnos se dividen en seis grupos, para poder estar más en contacto unos con otros.