Ilusión por adelantado y mucha esperanza

M.E
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La Fundación Madrina acompañó a los Reyes Magos a entregar regalos y material escolar a las familias que han realojado en pueblos de Ávila

Ilusión por adelantado y mucha esperanza - Foto: Isabel García

CON horas de adelanto, pero con la misma ilusión o más que si hubieran llegado, como es costumbre, en  la noche del 5 de enero. Melani, Joel, Aarón y Kevin recibieron este jueves una visita muy especial. Los Reyes Magos de Oriente les llevaron regalos y material escolar a la puerta de su casa en la localidad abulense de La Torre, toda una sorpresa para estos niños de una de las familias atendidas por la Fundación Madrina dentro de su proyecto 'Pueblos Madrina', el que ayuda a realojar a núcleos familiares vulnerables en localidades rurales que les ofrecen facilidades de residencia con inmuebles cedidos o en alquiler social.

Miembros de la Fundación Madrina, con su presidente, Conrado Giménez Agrela, al frente, acompañaron a Melchor, Gaspar y Baltasar a la emotiva visita a La Torre. Allí a pie de casa, la antigua morada del maestro, los pequeños fueron desenvolviendo sus regalos, escogidos por sus edades, de 4, 8, 11 y 14 años. Plastilina, un tractor, un robot, piezas de lego, un bolso con maquillaje... los niños fueron abriendo sus regalos y sus mochilas, no en vano los Reyes también les llevaron material escolar. «¿Habéis sido buenos?», les preguntaron. «Sí», iban respondiendo uno a uno con una enorme sonrisa en el rostro antes de descubrir sus nuevos juguetes. Sus padres, que también recibieron obsequios, les observaban de cerca y les hacían fotos para inmortalizar el momento.

Antes de tan mágica visita su madre, Tamara, nos contaba  lo feliz que están en esta localidad, a donde llegaron hace tres años desde Madrid, donde vivían en condiciones precarias, y donde piensan quedarse. Ella trabaja como jefa de cocina en un restaurante cercano, acaban de coger el bar del pueblo y crían gallinas. Los niños tienen el colegio a unos pasos y aquí «están encantados». Tanto, que Tamara se tatuó el logo de la Fundación Madrina. «Me salvaron la vida», dice sin tapujos. 

La visita a La Torre no fue la única del día, ni mucho menos. La Fundación Madrina iniciaba así una ruta que le llevaría por los otros 'Pueblos Madrina' de la provincia, Muñogalindo, Muñana, Amavida y Santa María del Berrocal. En total han realojado a unas 10 familias, españolas y extranjeras, que suman unos 25 niños, con lo que eso supone de esperanza y vida para la Ávila rural. «Hay una familia de Santa María del Berrocal con nueve hijos, de casi cerrar el colegio han abierto dos aulas», nos contaba el presidente de la fundación, también emocionado y muy ilusionado por la jornada porque «todos los niños tienen derecho a jugar y a estrenar juguetes». En este marco, hizo un llamamiento a otros pueblos para ayudar a acoger familias porque tienen lista de espera.