Vive Venero Claro, que no te lo cuenten

Alberto Domingo
-

Con todas las plazas cubiertas en tan solo cuatro horas, muestra un eslogan que define la identidad de un campamento que a lo largo de 51 años ha acogido a generaciones de niños abulenses que disfrutan de la naturaleza

Vive Venero Claro, que no te lo cuenten

Venero Claro es la zona en la que se encuadra el campamento y recoge el nombre de una actividad de ocio para los más pequeños de la familia. Es muy común, que conozcas a alguien que haya disfrutado del paraje natural encolado en la sierra de Gredos con amigos ya que ofrece una serie de oportunidades para aprender nuevas habilidades, conocer gente y disfrutar de las vacaciones de una forma mucho más saludable. Por ello, la Fundación Ávila y Caixabank dan la oportunidad cada año a 186 alumnos de disfrutar durante 11 días a niños comprendidos entre los 8 y 13 años con 21 monitores y 2 coordinadoras que se encargan de la seguridad de todos los participantes.

A la entrada del recinto se observa un gran cartel que señala el Área Recreativa junto a la Piscina, Zona Atletismo, Zona de Pimpones y Capilla. Todo el espacio es aprovechado para la realización de juegos y actividades grupales con el fin de que  los niños puedan sentirse felices y disfrutar cada día. Durante 51 años se ha apostado por la innovación a través de los monitores que piensan en proyectos que puedan hacer más atractivo la estancia. Así es como los propios monitores son los encargados de la realización de nuevas actividades para todos, como las yincana o la velada de estrellas. Visitando el punto más alto y degustando nubes tras quemarse en una fogata.

Las actividades deportivas, fútbol con la Venero League, por la fama de la Kings League el último día en el campo de fútbol además del baloncesto, hockey, bádminton, tenis... Algunas especiales como las olimpíadas, una carrera por el campamento y la búsqueda del tesoro. Con respecto a las manualidades los talleres de pulseras de agua y el de camisetas. Uno enfocado al respeto de la naturaleza como el reciclaje jugando al tetris con hueveras y 'wildlife' enfocada al cuidado de la vegetación y el respeto de los animales así como la prevención ante catástrofes naturales con un pequeño curso impartido por Andrés Díez, geólogo, que junto a su hijo Pablo Díez han desarrollado un proyecto al crear una recreación exacta del campamento para que todos puedan jugar dentro del videojuego.

un día en venero claro. Desde las 9,30 horas los niños inician su actividad con el desayuno junto a sus compañeros y después se lavan los dientes, hacen la cama y se pasa revisión. A partir de las 10,45 horas se realiza un calentamiento en el campo de fútbol y a las 11,45 horas se da inicio a las actividades hasta las 13,00 horas con el primer baño de una hora de duración. La comida a las 14,00 horas hasta las 15,00 horas que es la hora de la siesta o la hora libre para disfrutar junto a los amigos. A partir de las 16 horas se pone en marcha el segundo taller con el segundo baño para combatir las altas temperaturas a las 17,00 horas y a las 18,00 horas la merienda para reponer fuerzas. Las 18,30 horas hasta el baño obligatorio de las 20,00 horas el tercer taller del día poniendo el punto y final a las 21,00 horas que después de la ducha y la llamada a los padres se cierra con la cena. Con una velada cada noche sirve de previa para irse a dormir a las 00,00 horas con la canción Que canten los niños. Depende del día, pero se proyectan películas, se juegan torneos de futbolín o por ejemplo el último día se cierra con el baile siendo los niños los grandes protagonistas con la decoración y la música.

Sofía Rubio, Jorge Pascual, Sofía Pérez Julia García, Iría García, Marcos Meneses, Marta Torres, Naiara Rivera, Valeria Jiménez, Pablo Arroyo, Angela Regalado... forman parte del primer turno del campamento. Sin desaparecer la sonrisa de su cara fueron parte activa de cada una de las actividades. Sin ningún tipo de problema participaron en la cama elástica, una de las preferidas por los niños. Julia García, explica que «lo que más me gusta son las instalaciones y el buen ambiente con mis compañeros». Un aura especial que permite vivir una experiencia única que atrapa a todos los niños en un encanto único.

En el caso de los monitores, son muchos los que repiten estancia en el campamento después de haber sido niños que han disfrutado de Venero Claro. Una magia única que reúne a una gran multitud de jóvenes que experimentan un sueño dentro de una burbuja entre la naturaleza que los exime del estrés de la vida cotidiana. El contacto nulo con los móviles era algo impensable como afirmaba Lucía González, monitora, que ha comprobado grandes cambios en su vida tras estar trabajando como monitora, «me aburro más estando con el móvil que disfrutando con los niños de las actividades». A muchos de ellos se les hace raro contestar después de tantas horas a sus contactos como afirma Irene Bravo, coordinadora, «me resulta extraño tardar seis horas en contestar un mensaje». Aún así, cada uno de ellos siente la magia del campamento y la fuerza que transmiten los niños. 

Así es como se convierte en una tradición para padres e hijos que viven el verano al ritmo de las actividades patrocinadas por Fundación Ávila y la Caixabank. La presidenta de la fundación, María Dolores Ruiz-Ayúcar, lo define como un «campamento de valores» además de afirmar que es «la joya de la corona». Tiene claro que «los principales protagonistas son los niños» y considera que tras el duro trabajo de todo el curso, «merecen una recompensa». Oscar José Pérez Blázquez, director del área de negocio en Caixabank explica que el campamento «es una experiencia inolvidable que queda marcada para todos».  Además confirma que «vamos a estar totalmente implicados para que esto continúe y puedan seguir disfrutando».

Sin duda, una apuesta firme de la provincia de Ávila que reúne a miles de niños durante más de medio centenar de años. Se convierte en un legado que traspasa de padres a hijos, y la intención es que siga siendo así. Ni la pandemia, ni los incendios han puesto punto y final a un proyecto abulense que acoge a la semilla de Ávila que aprende en calidad, los valores del respeto y el cuidado de sus compañeros y la naturaleza para ponerlo en práctica en su vida diaria. Una experiencia mágica que te atrapa, se convierte en una adicción sana que contagia a muchos jóvenes que siguen estando atraídos por la experiencia del campamento Venero Claro. 

Son muchas los que pasan por allí con un futuro prometedor, pero lo que nunca cambia es la esencia y los valores que enseña a los participantes. Es una seña de identidad abulense que no tiene límites y que acoge a niños que con dudas, sueños y nervios salen de allí con una sonrisa y habiendo aprendido cosas prácticas para su vida en el futuro. Venero Claro, que no te lo cuenten es el eslogan que lo da vida.