Editorial

La izquierda se une con dificultad y la derecha se divide con facilidad

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La sesión constituyente del Congreso de los Diputados confirmó ayer la sospecha que ya en la noche del 23-J quedó meridianamente clara de la dificultad para tejer mayorías estables que den soporte al próximo Gobierno. La elección por mayoría absoluta de Francina Armengol como presidenta puede hacer creer que el bloque de la izquierda más los nacionalistas e independentistas tiene ya asegurada la investidura de Pedro Sánchez, una hipótesis con un alto grado de realismo, aunque para ello habrá que esperar a conocer las compensaciones que el prófugo Carles Puigdemont va a exigir, algunas de ellas previsiblemente de dudoso encaje constitucional. Esa será la línea roja para alcanzar una estabilidad suficiente, que poco tiene que ver con la concesión de ayer de defender en Europa la oficialidad del catalán, gallego y euskera, un apoyo que lo que sí garantizaba era evitar una mayoría conservadora en un órgano tan importante como la Mesa del Congreso, cuyas decisiones tienen mucho calado en el ordenamiento del debate político en la Cámara, determinante en escenarios complejos como el actual. Salvado ese escollo coyuntural, la mayoría sigue en el aire, siendo muy ajustada.

Otra dificultad que se visualizó ayer fue la del líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, para obtener una cifra suficiente de apoyos en el Congreso. La decisión de Vox de votar a un candidato de su propio grupo parlamentario en lugar de hacerlo a favor de Cuca Gamarra deja a Feijóo en un escenario que a priori complica la defensa del discurso de ser propuesto por Felipe VI para la investidura, salvo que el líder popular y Santiago Abascal retomen a tiempo el diálogo tras la ruptura por la negativa del PP a ceder uno de sus cuatro puestos en la Mesa. Pero aun siendo cierto que el voto afirmativo para Armengol de todo el independentismo dejaba ya resuelta la batalla aritmética por la Presidencia de la Cámara, la sorprendente división del voto conservador no puede obviarse. La sintonía de PP y Vox tras los pactos suscritos en ayuntamientos y gobiernos autonómicos se ha deteriorado y lo de ayer es un ejemplo, un contexto que a corto plazo puede dejar a Núñez Feijóo en un aparente estado de debilidad, pero en puertas de otra etapa de crecimiento.

El apoyo de Junts al PSOE pone también una dificultad añadida de gestión interna del partido. No es la primera vez que los acuerdos de Sánchez con el mundo independentista generan tensiones en las federaciones socialistas con visión más moderada y ayer el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, reaccionaba con dudas e, incluso, con el presagio de nuevas elecciones si las pretensiones independentistas son inasumibles. En cualquier caso, sin obviar los efectos del complejo marco político que emanó de las urnas el 23-J, es imprescindible que tras el arranque formal de la XV Legislatura el periodo transitorio sea lo más corto posible para dejar atrás el ruido y afrontar