"He tenido suerte con mis profesores, quizá por eso lo soy yo"

Mayte Rodríguez
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Hoy charlamos con Fernando Romera, doctor en Teoría de la Literatura por la UNED y profesor en la Universidad Católica de Ávila

"He tenido suerte con mis profesores, quizá por eso lo soy yo" - Foto: Isabel García

Con el curso académico recién terminado y un verano por delante para  dedicar tiempo a esas tareas a las que la docencia le roba tantas horas, entre ellas la investigación y la preparación de artículos y monografías especializadas, charlamos con Fernando Romera (Ávila, 1967) en una soleada mañana abulense de cielo azul y patatas revolconas acompañando la caña fresquita. Nuestro protagonista de hoy ha pasado la mayor parte de su vida aquí,  con el paréntesis de la etapa universitaria en Salamanca, pero su mirada es amplia y erudita. Quizá nos iría mejor si esta provincia supiera retener talentos como los que atesora quien ejerce de profesor, poeta, traductor y ensayista. No en vano, estudió Filología Francesa y Filología Hispánica  para, años después,  doctorarse en Filología Hispánica por la UNED con una tesis titulada «El espacio urbano en la escritura autobiográfica». Si dedicó su tesis doctoral de Teoría de la Literatura a la autobiografía fue porque «en este tema se juntaban tres disciplinas que siempre» le habían atraído: «la filosofía, la lingüística y la literatura», nos cuenta.

Pero antes de detenernos en esa época de su vida, vamos al comienzo, a su infancia en Ávila. ero antes de detenernos en esa época de su vida, vamos al comienzo, a su infancia en Ávila. «De niño me recuerdo leyendo mucho, sobre todo era un gran devorador de libros de aventura», confiesa. Desde Julio Verne y sus 'Veinte mil leguas de viaje submarino' que le regaló su padrino hasta todos los títulos que caían en sus manos de la saga de Los Cinco. «Me gustaban muchísimo porque los protagonistas eran niños de mi edad a los que les pasaban cosas muy divertidas: andaban solos por una isla desierta, no había ningún adulto atendiéndoles, tenían unos desayunos espectaculares cuando nosotros solo desayunábamos leche con galletas, ... A veces echo de menos esas lecturas tan divertidas, ahora leo cosas más sesudas ... Aunque igual o que en realidad echo de menos es aquella edad», reflexiona en voz alta Fernando Romera. 

Él se considera «más lector que escritor». De hecho, no escribió su primer relato hasta los trece años, aunque su debut fue por todo lo alto porque con aquella historia que protagonizaban un abuelo y su nieto ganó un concurso literario que organizaba el diario Ya. «Era un premio nacional y lo publicaron en el suplemento dominical del que entonces era uno de los periódicos más leídos de España, así que vi mi relato allí publicado, me empezó a llamar la familia que vivía lejos ... De repente descubrí que me gustaba escribir», apunta. Eso sí, confiesa que no se pasaba la vida escribiendo, lo hacía «de vez en cuando» y le «gustaba». Sin más. Un par de años después ganó otro premio literario que organizaba el Colegio Diocesano, del que él era alumno.  «Publicaron el relato en una revista de anales», rememora. «Alguien fomentó la idea de que yo siguiera escribiendo, pero nunca he sido un escritor prolífico, ni siquiera entonces, de hecho soy muy lento, lo cual no quiere decir que sea perfeccionista, mas bien soy peguijera, me cuesta mucho dar con algo que a mí me guste», desvela.

¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?

El 'sky line' de Ávila, esa línea recortada contra el cielo desde los Cuatro Postes en la que se ven las iglesias y la Muralla, sobre todo en un día húmedo en los que sobresale el color gris del granito que a Ávila le queda muy lucido.

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?

Me gusta pasear cuando hay poca gente en la calle. Y aprovecho para decir que a mí me gusta la gente de Ávila, que no creo que sea tan fría ni tan apática como se dice; puede parecerlo de entrada pero no lo es. Si lo fuera, no habría dado personajes como La Santa o como Adolfo Suárez. Es una ciudad falta de oportunidades, pero su gente no es apática ni conformista.

¿Y lo que menos?

Las zonas verdes están muy dejadas de la mano de Dios, quizá sea eso lo que menos me gusta. 

Un lugar de la ciudad para perderse.

Las calles de la antigua judería, entre La Santa y la calle Vallespín, la zona de El Chico y el Parador, está muy descuidada pero me gusta.

Un recuerdo de su infancia.

Estar jugando en los patios del Diocesano pequeño mientras estaban horneando pasteles en el obrador de la Flor de Castilla. También recuerdo salir del colegio e ir a comprar picatostes a la Flor, bambas de nata a Marisol o a una pastelería que desapareció que se llamaba Piluca que estaba detrás de San Pedro. 

Un personaje abulense que le haya marcado.

En lo personal, Jacinto Herrero, que fue mi profesor y al que debo gran parte de lo que soy. En cuanto a personajes históricos, me han marcado mis lecturas de La Santa y también para mí es una cierta referencia Adolfo Suárez.

El mayor cambio que necesita Ávila es…

Esta respuesta daría para muchas páginas, pero diré que necesita mejorar la calidad de vida de mucha gente todavía: la mayoría de los vecinos tiene rentas muy bajas, las pensiones de Ávila están posiblemente entre las más bajas de España ... En general los números de Ávila son muy bajos, también el número de graduados universitarios de España está entre los más bajos ... Hay que cambiar esos números, si eso sucediera todo lo demás vendría por añadidura. 

Y Ávila tiene que mantener…

Lo que ha mantenido desde el siglo XVI, que es ese aire de ciudad histórica donde la Historia todavía tiene un peso y lo que le hace ciudad es ese peso. 

¿Cómo ve Ávila hoy?

Me parece que tiene un poquito más de esperanza o de confianza que hace unos años, que cree que puede despertar un poco, que puede hacer algo. No creo que se a algo desbordante, pero veo un poco más de confianza en la ciudad. 

¿Cómo ve Ávila e n el futuro?

No muy diferente a como es ahora, quizá con un poco más de vida, pero sin mucho cambio. No creo que de repente vaya a convertirse en una ciudad distinta, pero sí que puedan mejorar las cosas a medio plazo, no creo que en cuestiones de industria, pero sí en calidad de vida, en condiciones sociales de la gente. 

¿Qué puede aportar  a Ávila?

El trabajo del día a día, hacerlo lo mejor que podamos, siempre que haces algo por tu trabajo lo estás haciendo por los demás. 

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