"Somos una pieza clave del sistema sanitario"

M.E
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Rocío Pindado acaba de recibir el Premio Nacional de Enfermería en la Categoría Asistencial, un reconocimiento de nivel para una abulense que hace de la empatía y del trato cercano al paciente sus señas de identidad, junto a la formación constante

"Somos una pieza clave del sistema sanitario" - Foto: David Castro

ACABA de recoger el primer Premio Nacional de Enfermería en la categoría asistencial del Consejo General de Enfermería,  un reconocimiento que no esperaba y que la corona como la mejor profesional del país. Toda una inyección de vitalidad y un plus de ilusión para esta abulense que, aunque no soñaba con ser enfermera desde pequeña, se embarcó en la profesión casi por una cuestión práctica y enseguida se enganchó, hasta el punto de que hoy no concibe su vida sin ella. «Si volviera a nacer, volvería a ser enfermera», asegura esta mujer dulce y risueña. Basta unos minutos con ella para entender por qué se ha ganado el cariño de sus compañeros y cómo ha podido movilizar a la profesión para alzarse con un galardón de alcance nacional. No la hemos visto trabajar, pero nos lo podemos imaginar. Su título de Enfermera del Año 2013 también habla a las claras de la huella que deja una carrera profesional de 35 años, la gran mayoría de ellos en la planta séptima del Hospital Nuestra Señora de Sonsoles. Y lo que le queda, porque promete seguir en la brecha en la faceta asistencial, su leiv motiv, pero también en la docencia, otra vertiente que le llena. 
Todo comenzó en Mingorría. Rocío Pindado nació en 1967 en esta localidad cercana a Ávila, a  donde se trasladó pronto junto a su familia. Estudió en Las Nieves y La Milagrosa y a la hora de continuar sus estudios se decantó por Enfermería. «¿Por qué? Pues porque entonces era una de las carreras que había en la ciudad», reconoce. Su vocación no viene de la infancia, aunque es cierto que ya entonces le llamaba la atención «la figura de la enfermera como cuidadora. Me atraía lo de ayudar, al final decidí apostar por esto y la verdad es que cada año que pasaba me gustaba más». En 1988 acabó la carrera y enseguida se puso a trabajar. «Entonces dependíamos de la Diputación Provincial y cuando salías de la escuela ya tenías trabajo desde el verano», a lo que se unió el hecho de que «cogí la plaza rapidísimo, en menos de dos años, que en aquella época era por méritos». Tras esos primeros compases en los que estuvo «un poco de volante», en servicios como Urgencias, Rayos o Consultas, al poco llegó a Medicina Interna, en la séptima, y se quedó. «Allí hice toda mi carrera profesional, más de 30 años, es lo que más me ha gustado y me sigue gustando» porque «la labor de enfermería y cuidados que haces allí es brutal», nos cuenta. Pero la pandemia irrumpió en 2020 como un tsunami y supuso un antes y un después para ella, hasta el punto de decidir que había llegado el momento de cambiar.
 

 

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