«La literatura ayuda a entender un poco mejor el mundo»

D. Casillas
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El novelista abulense José María García López presenta esta sábado en Librería Letras su última novela publicada, 'Las tres muertes de Ingrid'

«La literatura ayuda a entender un poco mejor el mundo»

José María García López, novelista y poeta abulense de una calidad reconocida a nivel nacional –de él se ha dicho, entre otras cosas, que es un ejemplo en el manejo del idioma–, presenta este sábado en Librería Letras (a las 13,00 horas) la última novela publicada hasta el momento, Las tres muertes de Ingrid, una indagación en los sentimientos que definen al ser humano, buenos y malos, a través de una trama en la que el drama que desarrolla corre en paralelo con la música.

El propio autor explica que «una de las características que definen a este libro es que en él tiene mucha importancia la música clásica, la ópera y el jazz, y de todo ello va a encontrar el lector muchas referencias, incluyendo al final una lista de temas que se proponen».

La música, que es la profesión de los dos protagonistas principales –Ingrid Balaguer, una soprano que conoce la fama internacional y también el declive, y Elías Leiva, pianista que acaba conviviendo con la anterior–, tiene un importante peso también en su relación con la enfermedad de alzheimer, por el hecho de que «parece ser que una y otro están muy relacionados debido a que la música se considera muy terapéutica para ese problema mental», aunque, aclara, «mi novela no va por ese lado».

Elías Leiva, explica García López, «es un pianista que es el compañero, un poco el criado y también el amante de Ingrid Balaguer, un pianista mediocre que poco a poco va ascendiendo en sus destrezas al lado de esa diva, esa soprano famosa internacionalmente, en una relación que es un poco de violencia y de humillación contra él». Conforme la enfermedad va haciendo más mella en la soprano, Elías, «en un acto de amor, va intentando acceder al mundo de ella a pesar de que va siendo cada vez más el mundo de la locura, del no conocer, del alzheimer, de la violencia verbal, de las repeticiones insistentes, el de la terrible historia que significa el alzheimer para los que lo sufren y para los que los cuidan».

En esa dura situación, Leiva intenta «por la vía del amor y a través del cauce de la música, como compositor de jazz que es, traducir a ese lenguaje lo que ocurre en la mente en la que él está penetrando, una mente caótica, confusa e ilógica que no puede tener melodía, que no puede tener una ilusión lógica de acontecimientos y eso lo va a traducir por amor a ella, a música».

fusión de lenguajes. La fusión entre lenguajes ante una situación personal tan compleja y dura, «es el reto mayor que tenía la novela», una obra que desde su publicación «ha interesado bastante a los lectores y que ya se ha presentado en Madrid, en Sevilla y en Cádiz», consiguiendo un buen recibimiento entre quienes gustan de la buena literatura, y también entre quienes saben apreciar su diálogo con la música y, también, entre quienes tienen alguna relación con el alzheimer.

Esta enfermedad mental, añadió García López, «tiene protagonismo en la novela no como una referencia personal sino como un mal acechante, como si fuera el mal del mundo, la pérdida de la forma, la pérdida de la memoria, la pérdida del sentido común, como si fuese la propia violencia, es decir, un poco trasladado metafóricamente a una entidad superior».

A todo ello, siguió explicando, se suma «la intención de hacer un libro muy cuidado en lo literario, que para mí es lo más importante, y por eso, como he hecho en los anteriores, he trabajado mucho la forma , no solamente por intentar hacerlo bello porque sí, sino porque fuese lo más fiel posible a la idea original».

Con todos esos ingredientes, comentó el novelista, también «podría decirse que Las tres muertes de Ingrid es un libro que en el fondo habla sobre el ser humano que ahonda en muchas de sus vertientes, cuando se confunde lo bueno con lo malo, lo posible con lo negativo, la felicidad con la infelicidad, es un libro muy humano en un momento en el que parece que en el mundo ocurren cosas espantosas, en donde hay una aparente propensión al mal frente a la que sientes que tienes que intentar hacer algo». 

Y de ese empeño surge esta obra, nacida también en parte del convencimiento de que «la literatura, como el arte en general, ayuda a comprender un poco mejor al mundo», e incluso, «por su capacidad de llegar al pensamiento y a la sensibilidad del lector, tiene la capacidad de dar una forma moral, estética y más ambiciosa a la aventura de vivir. Puede ser difícil conseguirlo, pero el arte abre una brecha, va por delante marcando un camino positivo de lo mejor que tiene el ser humano».