Si no encuentras lo que buscas aquí, no lo hay en ningún sitio

I.Camarero Jiménez
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Manolo Lozano Herrero lleva casi 50 años tras el mostrador de un clásico del comercio abulense, Retales Isabel, fundado por su madre en el barrio de La Cacharra, y sabiéndose adaptar y satisfacer las necesidades de su fiel clientela

Si no encuentras lo que buscas aquí, no lo hay en ningún sitio - Foto: David Castro

Hoy traemos a nuestra entrevista del Lienzo Norte a Manolo Lozano Herrero. 64 años, abulense de los que presume de serlo y uno de esos rostros que a todos nos suenan porque lleva la friolera de 50 años tras el mostrador de uno de los grandes clásicos del comercio abulense: Retales Isabel. Empresa nacida en el mes de julio del año 1973 y con nombre de mujer, el de su madre («que también es el de mi suegra, el de mi mujer, María Isabel y el de mi  hija, Ana Isabel»). Impulsado por su progenitora, él lo vio crecer desde dentro y contemplaba lo que allí se cocía desde que tenía 14 años de edad. 

Su padre, Isidro, que se dedicaba al sector de las telas acabó dejando su trabajo original para acompañar a Isabel en esta tienda de la calle David Herrero cuando Manolo se fue a la mili. Entonces «se quedaron mis padres solos hasta que yo volví». Desde entonces su padre siguió hasta que se jubiló.

Como su padre, uno de sus tíos también acabó incorporándose a las filas de la empresa familiar «hace ya más de 30 años». «También se dedicaba al mundo de las telas y como el negocio nos iba bien, pues se vino y aquí estuvo hasta que se jubiló».Entre todos han logrado lo que muchos desean, ser un equipo muy bien avenido y formar un gran tándem con sus clientes, muy fieles. «Siempre nos hemos llevado muy bien entre nosotros», (sonríe Manolo satisfecho).

Es lo que tienen estas empresas que sabiéndolas dirigir, dispensando un trato amable y por supuesto incorporando las novedades que los clientes demandan cierran el círculo para mantenerse en los momentos malos que, por supuesto, también los ha habido. 

En el recuerdo, esa pandemia que percibimos tan lejana, el equipo de Retales Isabel la pasaron en los primeros momentos vendiendo sin parar telas «que cumplían todas las medidas higiénico sanitarias» para la elaboración de aquellas ansiadas mascarillas imposibles de encontrar en ningún sitio. 

Recuerda Manolo que «vendíamos el metro de tela a tres euros» y lo contrapone con aquellos que se aprovecharon del momento cobrándolo hasta a 18 y 20 euros. Está claro que no lo vio con buenos ojos. «Nosotros ahí tuvimos un trabajo desmesurado, pero no era para hacer dinero». Mucho trabajo, poco beneficio en su caso porque se pregunta: «¿Cómo ha habido gente capaz de sacar partido a esto que ha sido tan grave y que a todos nos ha influido tanto». 

Aquel tiempo pasó y echamos un vistazo a un ayer más alejado y a un presente desde luego más esperanzador. 

Medio siglo de vida no lo cumplen muchas empresas y por eso hay que preguntar por el secreto de su éxito. Empezamos  por una plantilla que se lleva fenomenal y de la que ya forma parte su hijo Manuel. En un principio no lo iba a hacer pero está claro que le viene de cuna (y como lo de dedicarse a las telas, lo de ser tuno, pero eso es otra historia). 

Relata Manolo que Manuel, su hijo, estudió para ser profesor, ejerció como tal sobre todo haciendo sustituciones pero, de algún modo, se cansó de opositar y el negocio familiar le gustaba así que... Allí está, dispuesto a tomar el relevo de la firma que creó su abuela Isabel y en la que al pie del cañón sigue su padre, Manolo, quien tiene claro que éste el año del 50 aniversario será también el de la jubilación.

Lea la entrevista completa en la edición impresa

 

¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza sobre Ávila?

Paz, tranquilidad y que es la tierra que me vio nacer.

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?

Pues también eso, esa paz y la maravilla de monumentos que tenemos aquí (lo dice alzando la vista de la mesa de la cafetería del Lienzo Norte en la que nos encontramos hasta lo más alto de la Muralla). Estamos tan acostumbrados a pasar por ellos que yo creo que no los llegamos a apreciar y resulta que cuando llegamos a otros lugares y nos enseñan su patrimonio, no siempre está a la altura del nuestro.

¿Qué es lo que menos le gusta de Ávila?

Hombre… Pues la falta de oportunidades para que los jóvenes se puedan quedar aquí trabajando y siguiendo en su tierra; y también las malas comunicaciones que la verdad es que cada vez son peores. Cuando yo hice la mili hace más de 40 años yo recuerdo que se tardaba a Madrid una hora y poco y ahora… qué decir. Es penoso y se lo tenemos que 'agradecer' a nuestros políticos.

Un lugar para perderse…

Pues te voy a decir dos. En Ávila capital he paseado mucho aunque ahora hace mucho que no voy por los maravillosos claustros de Santo Tomás. Pasear por allí es una auténtica maravilla, una delicia, la paz que transmite aquello.

Y en general me encanta hacer alguna ruta por la sierra, encontrarte en silencio y sólo escuchar los pajarillos, el aire…

Un recuerdo de su infancia…

Pues también dos. Yo vivía enfrente de la guardería de la Cacharra, entonces cuando yo era pequeño, aquello era una explanada y he jugado tantas tardes allí, al balón, corriendo…

Y otro recuerdo maravilloso que tengo es cuando íbamos a tocar a la Casa Social Católica, una rondalla que había en la cual nos lo pasábamos pipa los chavales. Unos cuantos de aquellos mantenemos la amistad y seguimos ensayando semanalmente porque ser tuno no se pasa nunca y yo lo soy, además a veces nos salen hasta bolos porque hace un tiempo decidimos ensayar y mejorar y ahora tocamos mejor.

Un personaje abulense que le haya marcado…

Pues también dos. Uno sin duda es mi madre porque me ha marcado mucho; y otra persona que no era abulense pero vivió casi toda su vida aquí y tuve el gran honor de ser su amigo, un dominico, Rafael Laya. Yo pertenecía a un grupo que se llamaba CAS y nos juntábamos en Santo Tomás cuando el vino como cura a Ávila con 26/27 años y es que él no era un cura al uso, se hizo nuestro amigo y fue un ejemplo.

El mayor cambio que necesita Ávila…

Necesitamos que hubiese más industrias, 3 ó 4 tipo Nissan con 200 o 300 trabajadores cada una. Alzaría mucho la ciudad.

¿Qué tiene que mantener Ávila?

Las personas y el gran corazón que tiene la mayoría, esto nos hace ser de las provincias más solidarias de España per cápita… Sólo hay que ver las donaciones a Cáritas, la X de la iglesia…

¿Qué le parece la ciudad hoy en día?

Pues el centro lo veo bien, pero los barrios están abandonados por el Ayuntamiento, en obras, en limpieza… Tanto les costará limpiar?

¿Cómo ve Ávila en el futuro…?

Pues no soy adivino, más que verla, lo que deseo es que vinieran esas empresas que den trabajo y oportunidades y que nuestros políticos se impliquen para que salgamos adelante.

¿Qué puede aportar a Ávila?

Hemos puesto siempre nuestro granito de arena para traer a nuestra tienda las últimas novedades. Una de las cosas que dicen nuestras clientas es aquello de que si no lo encuentras aquí no lo encuentras en ningún lado,  por lo menos intentar seguir así..