Rico recuerda la legalidad de la salida de las obras de arte

M.M.G.
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El obispo de Ávila asegura que su labor en el caso del Convento de los Carmelitas Calzados sólo puede ser de «mediación personal»

Piedrahíta se echa a la calle por un patrimonio "extraído" - Foto: Isabel García

El obispo de Ávila, JesúsRico, se pronunciaba este viernes sobre la salida de Piedrahíta de las obras de arte que se encontraban en el Convento de los Carmelitas Calzados, como el Cristo de Alonso Cano y sobre su posible mediación en este caso. «La mediación es meramente personal», quería dejar claro nada más tomar la palabra el obispo.

Rico, que decía comprender a los vecinos de Piedrahíta, dolidos por el cierre del convento y la salida de las piezas artísticas, apuntaba que no se debe olvidar que se trata de «una propiedad privada de la Federación de Carmelitas Calzados. Y esa propiedad privada no ha hecho nada que sea ilegal, sino que ha llevado esas obras a otro templo suyo en Salamanca». Y aclaraba el obispo abulense que «mientras no saquen de la comunidad los bienes es legal».

«Hace poco tuvieron una reunión la alcaldesa, el representante de Patrimonio de la diócesis, por parte de los Carmelitas el responsable», recordaba Rico,  que volvía a hablar de corrección en todo lo realizado. «Ahora, todo lo que se pueda hacer a nivel de mediación ya será a nivel personal, de diálogo, entre quien es propietario, el pueblo...».

Mencionaba también Rico cómo en esas conversaciones se habló la posibilidad de retornar las piezas a la iglesia parroquial. «Pero siempre será una cesión de la propiedad. No será porque yo tenga derecho a ello, sino que será una cesión de la propiedad», quería dejar claro el obispo abulense.

Éste habló además de la posibilidad de crear un museo con las piezas, idea que también se podría haber planteado entre las partes implicadas. «Pero todo eso también cuesta dinero. Quién lo mantiene... Entonces, para todas estas cosas habría que hacer un contrato, un convenio muy aquilatado. Porque hay que ser justos también», decía.

Recordaba entonces cómo cuándo estas religiosas llegaron a Piedrahíta contaron con el apoyo a todos los niveles de la diócesis («bendito sea Dios los años que han estado», agradecía su presencia). «La diócesis tuvo que invertir: tuvo que arreglar la casa, tuvo que poner un ascensor porque la priora tenía dificultades... Y todo eso son gastos que a veces no se dice. La Iglesia ha apoyado a las monjas todo lo que ha podido. Pero llega un momento en que la propiedad ha dicho, 'esto era lo establecido', han pasado diez años», seguía hablando el obispo, que se definía como también «una parte mandada» y recordaba cómo fue informado el pasado día 12 de que la iglesia del templo iba a dejar de tener culto. 

«Es verdad que entra la sensibilidad, la afectividad de la gente... Pero hay que calibrar las cosas de una manera racional y conforme a ley», concluía.