El anonimato que propician las redes sociales ha hecho que en los últimos años, especialmente «desde la pandemia», los discursos de odio contra ciertos colectivos, tales como población migrante, homosexuales o refugiados, hayan aumentado de forma importante. En torno a un «20 por ciento» calcula Ana Encinar, responsable en Ávila de la ONG  Accem, han aumentado este tipo de mensajes carentes de «contraste y de veracidad».  

«Mentiras», asegura la responsable en Ávila de esta ONG que trabaja «para mejorar la calidad de vida de las personas refugiadas y migrantes», que en ocasiones «van más allá y traspasan  una serie de límites» hasta convertirse en delitos de odio que desde esta organización animan a denunciar a quienes los sufren. Cómo actuar frente a estos hechos era, de hecho, el objetivo de las jornadas que este martes  Accem organizó en Ávila y en las que responsables de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en este caso de Policía nacional y de Guardia Civil, explicaron cómo actuar cuando alguien, o un colectivo,  ataca a otro exclusivamente motivado por su pertenencia a un determinado grupo social, real o percibido, como por ejemplo su raza, etnia o país de procedencia, entre otros. 

La actividad se enmarcaba en el programa 'Convive sin prejuicios', cofinanciado por el Ministerio de Inclusión Social, Seguridad Social y Migraciones y por el Fondo Europeo Plus, que Accem lleva a cabo en la zona norte y sur de la capital abulense y tenía como objetivo sensibilizar para que tanto los vecinos de los barrios donde se interviene como los agentes sociales de la ciudad «se movilicen ante manifestaciones de odio presentes en redes sociales contra la población migrante». No en vano, apuntan desde esta ONG, «los mensajes incitadores a la violencia han encontrado en internet y las redes sociales el canal adecuado para su propagación, siendo cada día más preocupante el discurso extremo en las redes sociales». 

Migrantes en general, pero especialmente población musulmana, y sobre todo personas que no tienen recursos económicos, son, como aseguró Encinar, las principales víctimas de estos discursos de odio que en ocasiones llegan a convertirse en delito. No en vano, la aporofobia se ha convertido en uno de principales factores que alimentan estos mensajes de odio. «Las personas que no tienen recursos económicos sufren y son sobre los que más se carga este discurso», reconoció la responsable de Accem  en Ávila para lamentar el «daño» que estos  mensajes, muchas veces lanzados desde el anonimato, hacen en un colectivo de la población que «precisamente es uno de los más vulnerables y que muchas veces por miedo y desconocimiento ni siquiera se atreve a denunciarlo». 

De ahí que desde Accem defiendan que no hay que minimizar la importancia de estos discursos, que utilizan lenguajes abusivos, denigrantes, agresivos e intolerantes, y animen a denunciar a las personas y colectivos que se sienten atacados y amenazados por los mismos recurriendo en este caso a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.