Sonsoles Sánchez-Reyes

A otra luz

Sonsoles Sánchez-Reyes


Las llaves de Ávila

20/05/2024

El 15 de septiembre de 1865 llegaba a Ávila la reina Isabel II con la familia real. El Ayuntamiento de la ciudad trazó un programa de actos para la visita regia, comenzando con la entrega de llaves acostumbrada antes de franquear el recinto amurallado.
Así se había hecho en mayo de 1534 cuando visitó la ciudad el emperador Carlos V: el alcaide Gonzalo Chacón le recibió en la Puerta del Alcázar por donde entró, y le presentó dos llaves doradas sobre una fuente de plata. El monarca se las devolvió, encomendándole las guardase en su nombre. Y también cuando en junio de 1600 vino Felipe III: Gonzalo Chacón, conde de Casarrubios del Monte, con su teniente alcaide, Diego Mexía de Cepeda, caballero de la Orden de Santiago y sobrino de Santa Teresa, a la entrada de la catedral ofreció al rey dos grandes llaves doradas en una bandeja de plata, diciéndole: "Estas llaves son de esta fortaleza, cimorro y alcázares reales de V. M., cuya tenencia mis antepasados tuvieron por merced de los reyes progenitores de V. M. y yo las tengo por la misma merced, las cuales entrego a V. M. como a mi rey y señor" y besando la bandeja se la ofreció, respondiendo el rey: "Tomadlas y tenedlas y esta mi fortaleza, cimorro y casa en mi nombre."
En la visita de Isabel II en 1865 constaba en el programa que el alcalde Nicolás Amores Bueno, acompañado por la Corporación, haría en el Arco del Peso de la Harina, como primera entrada de la reina a la ciudad, la recepción solemne entregándole las llaves de Ávila; pero por un olvido, o por no habérselo advertido nadie a los cocheros, pasaron rápidamente por esta puerta los coches regios sin detenerse hasta la catedral, y no pudo tener lugar en este sitio la ceremonia, que incluía un discurso del primer edil que, a pesar de estar preparado, quedó sin pronunciarse. 
Entonces, un representante del Ayuntamiento se aproximó con presteza a la entrada de la Catedral, donde ofreció las llaves en bandeja de oro a la monarca, quien al enterarse del malentendido sintió no haberse detenido a la puerta del Peso de la Harina. Al fin y al cabo, es Ávila del Rey, no de la Reina…