Editorial

Un escenario futuro para las Ciudades Patrimonio nada fácil

DAV
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El Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España –formado por quince de ellas– está este fin de semana celebrando en Ávila su trigésimo aniversario de su constitución, que también tuvo en Ávila. Este conglomerado destila entendimiento, simpatía e incluso, en un lenguaje coloquial, 'buen rollo'. Ahora, y antes. Quizás contribuyen a fortalecer estas sensaciones que los fines a los que se aspira son tan apetitosos como necesarios para todas las ciudades, envueltos siempre de la buena cobertura que concede el turismo, la historia y el patrimonio que destaca en estos lugares.

La promoción conjunta es sin duda el gran aliciente de este grupo de ciudades que, en modo de unidad, encuentran sintonía para obtener el mayor rédito posible en remotas ferias. Quizás porque hay muchos puntos en común en el capítulo turístico, que discrepa del ventajoso turismo de sol y playa que tiene todo ese trabajo más fácil y avanzado.

Hay que seguir por esa senda, porque es una buena manera de conseguir ese goteo de turismo internacional del que tan necesitado andan algunas de estas plazas, y la nuestra en concreto entre ellas.

Sin embargo, estos treinta años han supuesto un cambio global en la forma de vivir estas ciudades patrimoniales y en la manera de plantear los problemas de movilidad, con un auge de la sostenibilidad, especialmente en los últimos tiempos, en tendencia ascendente, que será inequívocamente un condicionante futuro para Ávila y el resto de las ciudades Patrimonio de la Humanidad de España.

Pero en estos treinta años, también se ha conseguido un desarrollo exponencial de las nuevas tecnologías, que han facilitado muchas cosas en las urbes, pero que ha planteado numerosos retos para conjuntar el patrimonio con la tecnología, para desarrollar, en resumen, ciudades inteligentes y sostenibles, respetuosas con el legado patrimonial.

Si un pero se le puede poner a este grupo de Ciudades Patrimonio es un trabajo en conjunto enla sensibilización de la propia población de estos lugares sobre el gran legado que están obligados a conocer, respetar y proteger. No cabe duda de que estos municipios han desarrollado una legislación municipal de convivencia y respeto al patrimonio, pero se echa en falta un paso más allá para que el propio vecino muestre un orgullo que perciba el visitante, fomentando unos valores intangibles que conseguirán hacer prosperar el desarrollo turístico de estos lugares bajo un sello de calidad y con personalidad propia.

Ávila ha sido un referente en este grupo desde su constitución, con la consolidación de la sede fija, la celebración de las bodas de plata, en el desarrollo de planes turísticos de accesibilidad... y ahora tiene un interesante reto si se anota este debe en sus tareas, lo que le permitiría ser un ejemplo más para el resto de las ciudades y para aquellas que en un futuro conformen parte de esta organización.