"No creo que haya sido un jugador con mala suerte"

Alberto Sánchez
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A sus 26 años David Mayoral anunciaba su retirada como futbolista profesional. Su rodilla ya no aguantaba más. «Ya no me sentía tan futbolista». Canterano del Real Ávila, vivió con el Real Valladolid el ascenso a Primera División

David Mayoral - Foto: David González

El pasado mes de junio llegó el momento de anunciar la decisión. «Hoy, con un profundo pesar en mi corazón, anuncio mi retirada del fútbol».Así comenzaba, un 6 de junio de 2023, la carta con la que David Mayoral hacía pública su decisión de poner el punto y final a su carrera como futbolista. A sus 26 años se convertía en «un retirado del fútbol.Puede sonar fuerte pero es así».Es su nueva realidad, totalmente asumida y asimilada, tras una trayectoria como jugador en la que llegó a debutar con la SelecciónEspañola Sub'18 como uno de los jugadores más prometedores.Sin embargo las lesiones, una tras otra, le fueron poniendo zancadillas hasta que tuvo que decir basta. Dos años sin poder pisar el césped son demasiados. Sin embargo no lo mira con pesar. Todo lo contrario. Se agarra a lo bueno que ha vivido, que no es poco. «Al inicio sí pensaba en la mala suerte, pero cuando te pones a pensarlo quizás otros no han podido hacer lo que yo he hecho».Y es que a sus 26 años, y como buen jubilado de fútbol, tiene muchas historias que contar.  

Aunque parezca lo contrario, «sinceramente retirarme no fue difícil». Porque tomar y anunciar la decisión era el final de un camino que llevaba demasiado tiempo recorriendo. «Lo complicado fue el antes, los dos años que pasé con la lesión, intentando recuperarme, yendo de un médico a otro buscando soluciones, intentando tratamientos que no funcionaban. Eso sí fue lo duro mentalmente. Estaba quemado».  Cuando llegó el momento de hacerlo «ya estaba preparado».No se había dejado nada, lo había «dado todo» para evitarlo. «Creo que había hecho prácticamente todo lo que podía hacer». Imagina que será más difícil tomar la decisión «si es de un día para otro, si es por edad, pero en mi caso llevaba un año y medio sin jugar partidos, sin entrenar con los compañeros, siempre solo en el gimnasio... Ya no me sentía tan futbolista.Cuando estás jugando todos los días es más difícil, pero cuando llegó la hora de decidir, después de tomarme un tiempo y hablarlo con mi familia, con mi novia y con todos los seres queridos que tengo, no fue duro. La verdad es que es algo que tengo asumido, asimilado y sólo miro a otras cosas».

Es la otra cara del deporte, la soledad de la lesión. «Lo peor en el fútbol son las lesiones. Yo por desgracia he tenido muchas y al final son momentos en los que estás solo. Cuando la gente me pregunta si echo de menos el fútbol contesto lo mismo, echo de menos estar allí con los compañeros» se sincera David. «Además de poder competir los sábado o el domingo, que es lo que a todos nos gusta, echo de menos estar allí, estar con tus compañeros, hablar, disfrutar... Porque todos esos momentos antes de entrenar se disfrutan. Cuando estás lesionado tienes que ir antes para tratarte, cuando tus compañeros están en el campo tu estas en el gimnasio, cuando ellos están en el gimnasio tu estas con el fisio...Estas allí pero sin estar con ellos. Son momentos complicados en los que estás tú solo con el adaptador o el fisio contigo. Eso para mí sí que fue duro.Además fue mucho tiempo».

Muchas vivencias cuando echa una mirada hacia atrás pese a sus 26 años. Porque la carrera de David Mayoral fue rápida y desde muy pronto.  «Empecé muy joven» recuerda. Formado en la cantera del Real Ávila, «cuando era juvenil de tercer año ya estaba en el filial del Valladolid en Segunda División B. Quieras que no, es complicado jugar en Segunda B».En 2015 la SelecciónEspañola Sub'18 llamó a sus puertas para hacerle debutar con el combinado nacional en la Copa del Atlántico. Aquel año FútbolDraft le seleccionó como uno de los mejores canteranos de España en una elección en la que el 'once' de gala lo formaban Kepa, Bellerín, Jonathan Castro, Rubén Duarte, Gaya, Óliver Torres, Saúl Ñíguez, Denis Suárez, Samu Castillejo, Iñaki Williams y Santi Mina.

«Cuando estás ahí no te das cuenta, no le daba la importancia ni el valor que realmente tienen. Ahora le doy más valor» reflexiona con el paso del tiempo ante todo aquello que ha vivido. «Recuerdo mi primer año como amateur en el Valladolid B. Hago una gran primera vuelta y me voy cedido al UCAMMurcia.Con 19 años estaba en Segunda División y renovado por tres años con el primer equipo del Real Valladolid. Fue algo muy rápido. Apenas dos años antes estaba jugando en el Santa Marta». Hasta ese momento todo fue sobre ruedas, pero a su regreso de Murcia comenzaron las lesiones. Aquel verano de 2017 comenzó siendo uno de los ocho canteranos del Promesas elegidos por Luis César Sampedro, entonces entrenador del primer equipo, para trabajar con la primera plantilla. Pero una entrada fortuita en el primer amistoso de pretemporada en Tordesillas le provocó un esguince de ligamento lateral externo de su rodilla derecha. Fueron casi cuatro meses de lesión. «Aún así subo al primer equipo del Valladolid», que acabaría con Sergio González como técnico. «No tuve mucha participación pero lo disfruté». Si con el Valladolid Promesas vivió el ascenso de Segunda B a Segunda, con el primer equipo lo hizo de Segunda a Primera. «Fue uno de los momentos más bonitos de mi carrera». Todo hacía pensar que seguiría en el primer equipo, en Primera, y con ello llegaría su debut en la máxima categoría, pero la historia volvería a repetirse. «De nuevo una lesión en pretemporada, una entrada en Málaga, esta vez el tobillo. Me rompieron todos los ligamentos». Acabaría cedido en el Alcorcón. «Fueron dos años perdidos». Aún así, aguantó.«Me encontraba fuerte mentalmente. Preferí bajar de categoría, irme al UCAMMurcia a Segunda B», un destino que conocía. Aunque la covid-19 paró aquella temporada, «hice un buen año». Le valió para firmar con el Cádiz.Firmó en enero, cuando el equipo estaba en Segunda. En junio, cuando llegó el momento de incorporarse, el conjunto gaditano se había ganado el ascenso a Primera. «Tras hacer la pretemporada y hablar con ellos, vieron preferible una cesión». Se fue a la Primera de Rumanía, al Hermannstadt. «Fue un buen año, me respetaron las lesiones.Cuando lo han hecho ha sido cuando he podido mostrar mi nivel, demostrar que soy un buen futbolista». Lo hizo bien, pero le tocó hacer de nuevo las maletas –2021– al Lugo. «Era mi oportunidad.A mis 24 años era mi momento por el contexto, porque volvía a España, porque era un equipo humilde de Segunda División sin grandes jugadores, con un entrenador –Rubén Albés– que era una apuesta suya. Era mi oportunidad de volver a demostrar mi fútbol.Llegaba maduro, mucho más hecho... Lo veía como mi año» pero en las primeras jornadas «me hice daño en la rodilla y desde ese momento se acabó».

Se quedó a las puertas de debutar en Primera. Lo tuvo especialmente cerca con el Real Valladolid. «El año que llego desde la cesión del UCAMMurcia era el año, aunque también fue mala suerte».Quienes le renovaron –Braulio Vázquez y José Antonio Prieto Cata, actuales directores deportivos del Osasuna– para seguir en las filas vallisoletanas «ya no estaban. Todo cambió. Ellos confiaban en mi, iban a subir a Rubén Albés desde el Promesas al primer equipo... Cambió todo el contexto, pero está claro que tuve mala suerte con la lesión en el primer partido».

Todo corre mucho en este mundo del fútbol. «No te das cuenta lo que estás consiguiendo. Es muy rápido, eres joven, no das valor a lo que haces o consigues. Tampoco das valor al dinero cuando eres tan joven. Al menos en mi caso llegas, entrenas, juegas, te vas a casa... No valoras lo que haces, dónde puedes llegar, lo que puedes hacer.Al menos yo no lo pensaba». No pensaba en ello como no piensa ahora que haya tenido mala suerte. «Antes sí, pero echando la vista atrás veo que muchos de mis compañeros quizás no han tenido la suerte que yo he tenido en algún momento para poder hacer lo que yo he hecho.Obviamente siempre me quedará la espinita clavada de lo que podría haber conseguido de no haber pasado estas últimas lesiones, pero no creo que haya tenido mala suerte. No habré tenido la carrera de un jugador 'top' pero he podido disfrutar del fútbol profesional, desde muy pequeño he podido vivir del fútbol y eso es algo que uno tiene que saber valorar». Y tiene muchas y muy buenas experiencias positivas a las que agarrarse. «Tengo un ascenso a Primera que fue un momento muy bonito. Hay jugadores que nunca lo han podido vivir.En algunos momentos supongo que he tenido mala suerte, la he tenido con las lesiones, pero no puedo decir que haya sido un jugador que haya tenido mala suerte». Una etapa de su vida que ya ha terminado pero que, como deportista profesional, supone «vivir por y para ello. Es algo que la gente desde fuera no lo ve. Detrás tiene mucho sacrificio.Por eso hay muchos jugadores que son muy buenos pero que no llegan hasta donde podrían llegar porque no están dispuestos a sacrificarse para conseguirlo».

Ahora toca rehacer su vida. Reconoce que el fútbol «es una pequeña droga» y en su caso ya empieza a tener 'mono'. «Ahora estoy intentando abrirme paso por otras vías» explica. Se quiso alejar del fútbol, «estar un poco más lejos. Acabé muy quemado después de tanto tiempo y de cómo acabó». Sin embargo el fútbol siempre ha sido una parte importante en su vida y quiere David Mayoral que lo siga siendo. «Ya me empieza a picar un poquito más el gusanillo y este año mi idea es prepararme el curso de Director Deportivo en la Federación Española del Fútbol y los diferentes niveles del entrenador. Todo lo que tenga, te puede servir». No es el banquillo lo que más le tira. «Los entrenadores tienen mucho valor. Aguantar a 22 jugadores cada uno con sus intereses... No es fácil».

No tiene prisa. Lo primero, «disfrutar de todo aquello que no he podido disfrutar cuando era futbolista». Ahora es el momento del otro David, el que acude cada 15 días al Adolfo Suárez a disfrutar de su equipo, el Real Ávila, al que le gusta «pasar tiempo» con la familia y amigos, «estar tranquilo, echar la partida de mus, estar con mi novia y mi perro, estar en mi pueblo –Tornadizos– disfrutando de la gente que quieres... Me gusta el pueblo. Cuando jugaba lo echaba de menos. Son cosas que no se dan valor, que antes no podía hacer y me gusta. Quizás porque antes no podía hacerlo».