«Una poesía que carezca de misticismo es menos poesía»

D. Casillas
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El poeta abulense Fernando Alda presentó ayer en la Casa de la Poesía Juan de la Cruz un poemario inédito, titulado 'La heredad de la memoria', en el que habla de temas como el paso del tiempo, la memoria y la melancolía

«Una poesía que carezca de misticismo es menos poesía» - Foto: David Castro

La Casa de la Poesía Juan de la Cruz acogió, en su habitual diálogo de los últimos martes del mes, al poeta abulense Fernando Alda, un creador definido por un estilo muy personal que rompía con esta cita un periodo de «muchos años sin ofrecer un recital propio», encuentro con el público al que se enfrentó «con el agradecimiento a María Ángeles Álvarez por haberme invitado», y con la «emoción añadida y el enorme orgullo» de que fue su hija Elvira, también poeta, quien le presentaba.

Reconocía Fernando Alda que se la mezclaban en este acto los sentimientos de «la emoción y del nerviosismo», por ser consciente de que «es toda una responsabilidad leer tu propia poesía, una escritura que es una manera de abrirse uno, de mostrar esas entretelas que tenemos en el alma, y a mí, que soy de natural tímido, me cuesta hacerlo».

A la hora de seleccionar los poemas que iba a leer, comentó, «estuve valorando si recuperar algo de mi primer poemario, Airado Luzbel, y algo de lo que tengo en mi blog, pero finalmente decidí leer poemas de un libro absolutamente inédito, La heredad de la memoria, con lo cual creo que va a ser un regalo para el público que acuda porque lo va a escuchar en primicia, antes de que incluso pueda publicarse por cualquier medio». 

Los temas que aborda en los 30 poemas que llenan ese libro, resumió, «insisten un poco en todas las obsesiones que están en mi poesía, que son el paso del tiempo, la memoria, la desmemoria y, fundamentalmente, la melancolía que produce asomarse al mundo y los recuerdos, porque creo que el hombre está hecho de recuerdos; los sueños, que también los tenemos, nos hacen avanzar y los recuerdos son los que nos sostienen, y por eso creo que todos estamos hechos de recuerdos, que son esos rescoldos que nos quedan en la memoria y que a veces se nos encienden, muchas veces de una manera selectiva que nos lleva a recordar con cariño los buenos momentos de la vida».

Presentar este libro aún inédito en la Casa de la Poesía, manifestó Fernando Alda, «tiene un doble valor añadido; primero, porque toda la poesía tiene algo de místico, y segundo, porque san Juan tiene para mí un significado muy especial. Mi nacimiento se complicó mucho, mi madre lo pasó muy mal en el parto, y por esas dificultades decidió ponerme bajo la advocación de san Juan de la Cruz. Ella era una persona muy religiosa, pertenecía al Carmelo seglar, siempre leyó a san Juan y a santa Teresa, y probablemente por ese motivo yo no podía ser otra cosa que poeta, aparte de haber sido periodista». Además, finalizó, «de alguna manera está esa circunstancia y creo que ha sido él quien me ha traído a su casa, siempre me ha hecho buscar que en mi poesía haya algo de misticismo, también porque una poesía que carezca de él es menos poesía..., si no hay algo que la respalde, es hojarasca, es nada más que un ejercicio estético al que le falta profundidad».

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