La diócesis recurre a animadores de la liturgia en 40 pueblos

M.M.G.
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Son laicos que, en ausencia de presbítero, abren los templos y cubren las necesidades espirituales de los vecinos

La diócesis recurre a animadores de la liturgia en 40 pueblos

La despoblación y el envejecimiento de la provincia de Ávila es un hecho innegable. Los pueblos se van quedando vacíos y las pocas personas que aún los habitan, la gran mayoría de edad avanzada, ven cómo se pierden los servicios que aportan vida a las localidades.

Con el claro objetivo de que entre esas pérdidas no se encuentre la atención espiritual de los católicos, la diócesis de Ávila, cada vez más mermada en lo que a número de sacerdotes se refiere comenzó a recurrir hace un tiempo a la figura de los animadores de la liturgia: laicos que, en ausencia de un presbítero, se encargan de abrir cada domingo los templos y guiar una celebración que, sin ser una eucaristía, permite a los fieles encontrarse con la palabra de Dios y comulgar.

En la actualidad, son una cuarentena de pueblos de Ávila los que cuentan con estos animadores. Representan el 16,1 por ciento del total de localidades de la provincia. Y todo apunta a que la cifra podría seguir creciendo.Son varios los factores que hacen pensar eso.

En primer lugar, y según se explica desde la Oficina de Comunicación del Obispado de Ávila, el  85 por ciento de las parroquias de la región están en núcleos de menos de 2.000 habitantes, un dato extrapolable a Ávila. 

En segundo lugar, de esas parroquias se encargan cada vez menos sacerdotes. Ávila, por ejemplo, cuenta apenas con 139 sacerdortes diocesanos (según las cifras presentadas con motivo de la celebración del Día de la Iglesia Diocesana), lo que hace que algunos curas tengan que llegar a atender hasta diez parroquias diferentes, repartidas por la geografía abulense. 

Y en tercer lugar, esos sacerdotes tienen, cada vez más, una edad media más elevada. En nuestra diócesis la concentración de sacerdotes por franja de edad tiene el grupo más numeroso en la horquilla que va de los 80 a los 85 años. Y sólo se cuenta con dos por debajo de los 30 años.

Esta situación ha llevado, pues, a la necesidad de buscar y formar a esos animadores de la liturgia que, de manera totalmente desinteresada, ayudan a que sus vecinos y habitantes de los pueblos de alrededor puedan vivir su fe.

Servicio subsidiario y puntual. Desde la diócesis de Ávila se apunta a este periódico que éste es un servicio subsidiario y puntual. Es decir, no quiere decir que en las parroquias que en la actualidad cuentan con un animador de la liturgia no vaya a haber nunca un sacerdote oficiando. Puede que sea algo puntual hasta que un sacerdote pueda hacerse cargo de los servicios religiosos.

De hecho, desde la diócesis no es que se pretenda potenciar esta figura, quje en la actualidad ejercen unas 15 personas. De hecho, se desearía no tener que contar con ella porque eso significaría que ha crecido el número de vocaciones y de sacerdotes. Es más bien algo provisional hasta que se llegara a la mejor solución posible: la de un sacerdote en cada templo.

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