"Después de 9 años ha llegado la oportunidad"

A.S.G.
-

Catorce años después José 'Chino' Zapatera vuelve al banquillo del Adolfo Suárez, su casa. Asume el reto de sostener al equipo en playoffs en un contexto muy complicado tras la destitución de Borja Rubiato. Una oportunidad personal

"Después de 9 años ha llegado la oportunidad" - Foto: David Castro

José 'Chino' Zapatera vuelve a estar al frente del Real Ávila. 14 años después –en cifras redondas– el técnico abulense volverá a sentarse en un banquillo del que se despidió en 2009 y al que vuelve como 'recambio' de urgencias tras el cese de Borja Rubiato. Una llamada que siempre esperó recibir mientras veía el fútbol desde la 'barrera', donde ha disfrutado y sufrido demasiados años, tantos que parecía asumido que no volvería a los banquillos. Quizás no es el contexto ideal, pero no deja de ser una oportunidad. Su oportunidad. Porque no sólo es volver a su casa, donde pasó tres años «maravillosos», sino volver a  ser entrenador, lo que es y tanto le gusta. Se la juega el club, se la juega el equipo y se la juega él. Todos asumen un reto particular y colectivo.Todos están en manos de todos.

¿Te habías imaginado alguna vez que el Real Ávila podría volver a llamarte?

Lo había soñado. Siempre había soñado con volver a entrenar al Real Ávila. Cuando me fui dije que seguramente volvería, porque aquellos tres años fueron maravillosos en todos los aspectos. Y ese sueño se ha hecho realidad.

"Después de 9 años ha llegado la oportunidad" - Foto: David Castro¿Después de casi una década sin entrenar habías asumido que quizás no volverías a entrenar nunca?

Después de ocho o nueve años sin entrenar ya lo veía difícil.Pensaba que no iba a entrenar nunca más, pero me ha llegado esta oportunidad y quiero pensar que es por algo. En esta vida las cosas pasan por algo y esto ha pasado por algo.

Al poco de dejar de entrenar –Arandina– tuve alguna oferta, tuve la oportunidad de seguir entrenando, incluso en algún equipo importante, pero no podía compaginarlo con el trabajo.Duele.Era una cuestión de tomar decisiones, la de trabajar o la de seguir entrenando y con la edad que uno va teniendo ya no puede ir descartando más trabajos. Ahora he cambiado de trabajo,  tengo la disponibilidad para poder compaginarlo, de lo contrario hubiera tenido que decir que no otra vez.

¿Qué sentiste al volver a pisar el césped del Adolfo Suárez, al tocar de nuevo ese banquillo sabiendo que volvías de nuevo a él como entrenador?

 Realmente con volver a ver la hierba ya me vale.Siempre me ha gustado el olor de la hierba, el ver de cerca el campo, a sus jugadores...Cuando voy a los campos de fútbol me gusta estar lo más abajo posible.

¿Y cómo has visto ese césped?

Lo he visto bien. Parece que le han arreglado un poco, que se puede jugar bien. En nuestra época teníamos gente que jugaba muy bien al fútbol y ya entonces se quejaban algunas veces. Me decían que había que controlar el balón dos veces. Ahora también tengo ese tipo de jugadores qu epueden jugar bien y lo vamos a intentar. Si ellos quieren, tenemos equipo.Si no soy capaz de sacarles rendimiento en este tiempo será culpa mía.

A montar en bici uno nunca se olvida por mucho tiempo que haya pasado... ¿A entrenar?

Preparado me he sentido siempre. Más de 30 años de experiencia en el fútbol me dan la capacidad para aceptar este reto, más en mi ciudad y en la que es mi casa.

El fútbol de ahora en muchos casos no es el fútbol de antes

El balón sigue siendo redondo y unos lo tratan mejor que otros. El fútbol para mi siempre ha sido sencillo, simple, ya está todo inventado. Estamos en Tercera, hay que hacer las cosas sencillas, no es necesario inventar nada ni volver locos a los jugadores. Yo he aprendido de los entrenadores que he tenido a lo largo de mi carrera. Me he ido quedando con lo bueno y lo que pretendo es enseñar las cosas que a mi me han enseñado. He hablado con los jugadores, les he explicado mi forma de trabajar, mi forma de entrenar, mi forma de ser...

Lo primero que hiciste antes de tu presentación fue dirigirte al vestuario... ¿Cómo te enfrentaste a ellos, qué les dijiste, mucho más desde el punto de partida que motivó la salida de Rubiato?

Es un momento en el que tiene mucho valor lo psicológico.  Es normal que los jugadores estén tristes.En muchos casos no se va sólo un entrenador, sino un amigo, pero en el mundo del fútbol que vivimos ocurren estas cosas.

Ahora es normal que estén tocados, pero una vez que todo haya pasado aquí estoy yo para ayudarles. Soy entrenador pero les voy a ayudar en todo lo que necesiten, siempre lo he hecho. La labor de cualquier entrenador que hubiera llegado a ese vestuario era la de hablar con ellos, tranquilizarlos y decirles 'estoy para ayudaros'. Yo no llego para sustituir a nadie. Hay un proyecto en el que no hay entrenador y me llaman.  Yo no he elegido llegar aquí así. A mi me eligen. A partir de aquí mi labor es que estén tristes el menor tiempo posible, porque de tristeza no se vive en el fútbol. Yo vengo a ayudarles desde mi parcela.

Toca estar unidos...

Son momentos en los que tenemos que estar todos juntos para sacar esto adelante. Me he encontrado un buen vestuario, me han acogido con normalidad. Yo les he hablado con transparencia. Hemos hablado de fútbol, de sistemas, de forma de jugar... Yo he estado en los dos sitios, sentado ahí, como ellos, escuchando al entrenador e imagino lo que ellos quieren oír en un momento así. Quieren escuchar que les diga algo.  En estos momentos más que una cuestión de hablar de fútbol es una cuestión de levantarles.

¿Cómo se produce esa llamada?

Era el martes al mediodía cuando me dicen que si quiero ir a hablar con los dueños del club. Después de todo lo que había pasado ya no tenían entrenador y necesitaban uno. No sé si habrían hablado ya con alguno.Eso no me importa. Han sido muchos los que se han ofrecido, porque son muchos los que quieren entrenar al Ávila. Es uno de los equipos más apetecibles de Tercera.

Lo cierto es que no necesitamos sentarnos mucho tiempo. No hacía falta hablar mucho, ambas partes teníamos buena predisposición. Quien me conoce sabe además que lo deportivo va por delante. Dejé claro que no iba a estar aquí si no me iban a dejar hacer lo que quisiera. Me van a dejar trabajar, por eso estoy aquí. A partir de ahí, no se necesitó negociar mucho más.

¿Ha cambiado mucho el Real Ávila que dejaste en 2009 al que encuentras ahora en 2023?

Todo ha cambiado mucho, pero en algunas cosas sigue siendo igual, como en lo económico. Cuando me fui estaban Julio Ortega y Javier Sánchez y entre el 1 y 10 de cada mes se cobraba y eso en Tercera es complicado de ver. En muchos equipos ni se cobra. Puede haber algún retraso. Lo que quiero decir es que al final estos equipos se mantienen porque alguien pone dinero. Hacer fichajes es complicado y estamos hablando de que este Real Ávila tiene una buena plantilla, de ciertas garantías para esta categoría y esa plantilla no se hace gratis.Estos jugadores cobran y algunos viven de ello. Eso ya dice mucho, incluso a la hora de lo que puede exigir el entrenador. A mi eso me lo ponen más fácil.  

No tienes mucho margen...

Yo tengo una idea en la cabeza de lo que quiero, pero no tengo tiempo, no tengo margen.Es la primera vez que me pasa algo así. Esto es otra cosa a lo que he vivido otras veces. Es un proyecto bonito, bueno, de mi ciudad, que en estos momentos está en playoff y  mi misión es mantenerlo cueste lo que cueste. Con los jugadores lo hemos hablado. El objetivo se marcó a inicios de temporada y es jugar los playoffs.

Lo que no puedo prometer ahora es que el equipo vaya a jugar de una u otra manera. Nos estaríamos engañando todos si prometiera ahora que el equipo va a jugar bonito. En la cabeza tengo el fútbol que a mi me gustaría hacer, pero no tengo  tiempo y eso me está matando. Es lo que de verdad me preocupa, pero tengo jugadores que juegan muy bien al fútbol y eso me tranquiliza.Lo sabía antes de firmar. Mi trabajo es implicarles y hacerles jugar bien en este poco tiempo.

¿Qué te gustaría que se empezara a ver de tu equipo?

Quizás asumamos riesgos a la hora de afrontar los partidos, pero es el riesgo que entiendo y el riesgo que a mi me gusta. No nos vamos a destapar mucho en defensa, pero entiendo que el Real Ávila, un equipo grande en su casa tiene que ganar. Lo tiene que hacer como sea. Las victorias en casa son lo que te dan la vida.

Se necesitan muchas cosas, incluso tener un puntito de suerte

Hay entrenadores que tienen más flor que otros. Yo me considero que tengo algo, algo de flor tengo, pero para ello he tenido que trabajar mucho. Detrás hay mucho sacrificio. Para lograr lo mismo algunos necesitan llegar tres veces y yo he necesitado  10, pero eso va en el trabajo y trabajo no va a faltar. La flor de los entrenadores que tan famosa es, existe, yo entiendo que existe y pido que en este tramo de temporada, tan precipitado y tan duro, ese puntito de suerte, esa jugada que, ese poste que... Que todo eso se convierta, porque todo eso es lo que nos va a dar alegría y nos dará todo. Si eso se pone en nuestra contra,  con todo lo que lleva el equipo encima, con lo que ha pasado, será complicado. Lo que tengo que intentar es que no pase, hacer todo el trabajo necesario para que no ocurra. Yo no puedo ser negativo, tengo que sacar todo lo positivo. Si el domingo perdemos, el lunes tengo que sacar lo positivo.   

¿Va a cambiar mucho la forma de trabajar?

Ahora mismo es una cuestión de mantener. El balón lo van a tener mucho, todos los días. Sé que van a disfrutar de los entrenamientos, porque son amenos.Tiene que ser así, es mi modo de trabajar. No entiendo un futbolista que vaya triste a entrenar.Puedes estar triste si no has jugado el domingo, pero no entiendo que entrenando sigas triste. Ahora el trabajo es sobre todo psicológico.

¿Ha cambiado el jugador de fútbol que tenías entonces al de ahora?

Hace ya tiempo, era incluso otro grupo de equipos, algunos están en Segunda... El Mirandés, el Burgos, el Palencia de entonces, la Segoviana, estaban en auge el Bembibre y el Astorga....Había equipos muy buenos. Ahora también los hay. Tenemos un buen equipo de Tercera, que es donde estamos.Si no hubiera un buen equipo, yo no estaría aquí.

¿Qué le pides a la afición?

Es muy difícil pedirles nada cuando somos nosotros los que les tenemos que dar. Les pediría tranquilidad, entendimiento a lo que está pasando. He recibido estos días más mensajes de apoyo que cuando logré el ascenso con algún equipo y eso me dice mucho de la gente.Me dice que hay mucha gente detrás no sólo de mí, sino detrás del sitio al que voy y lo que van a hacer. Significa que quieren estar con nosotros.  

Eres pasado del club, presente... ¿Y futuro?

Empecé como jugador en el Real Ávila, en la 'Resi' de entonces. Con 16-17 años ya era jugador del Ávila. Luego tuve dos regresos que fueron buenos.En uno de ellos ascendimos. El primero a Segunda B.  Nunca piensas en lo que puede pasar. Es bonito. A esto sólo le falta que en esta última etapa o penúltima se consiga lo que toda la ciudad quiere, que es lo único que nos falta.

Un deseo...

Ganar el domingo. Nada más, tan simple como eso. No tengo otro deseo. Ganar el domingo. Lo vamos a conseguir y a partir de ahí todo será mejor.Es mi deseo.

5.026 días después...

5.026 días después José 'Chino' Zapatera volverá a sentarse en el banquillo del Adolfo Suárez como entrenador del Real Ávila. La última vez que lo hizo fue un 7 de junio de 2009.Era el partido de ida de la segunda ronda de los playoffs de ascenso. Visitaba el Adolfo Suárez el Alcalá. Aquella tarde se abría con un reconocimiento a las enfermeras que 'salvaron' la vida a Gustavo tras sufrir un golpe de calor en el encuentro ante el Almería y se cerró con victoria (1-0) tras el gol de Quintana. Junto a Marino, una 'vieja' cara conocida en este nuevo Real Ávila, como la de Rosa Sanz, viviría el final del partido desde la valla tras se expulsado. Fue su último partido en el Adolfo Suárez. El penúltimo como entrenador encarnado. El último sería una semana después, de infausto recuerdo. Cuando todo apuntaba a que el equipo seguiría caminando por los playoffs, se derrumbó (5-2) en el Municipal del Val, donde Zapatera ya dejó en el aire su futuro.Una continuidad a la que realmente había puesto fecha de caducidad un año antes, tras la derrota en el playoff de ascenso ante el Valencia. Un día después de que Javier Sánchez presentara su dimisión como presidente, lo hacía Zapatera. «No me cierro las puertas del Real Ávila» decía en su adiós. Se iba con 122 partidos (liga regular más playoffs), 67 victorias, 34 empates, 21 derrotas, 208 goles a favor y 115 goles en contra. Los números de tres temporadas en las que el equipo no faltó nunca a los playoffs de ascenso. Le faltó la guinda, la pizca de suerte que siempre se necesita en este tipo de fases.Pagaron la novatada ante el Valle de Egüés (2006-07), el árbitro no les dejó completar la remontada (2007-08) ante elValencia Mestalla y cuando lo tenía todo de cara (2008-09) el Alcalá hundió las ilusiones de todos.  Vuelve ahora en un contexto muy diferente. Al contrario que entonces, no es hacer un proyecto, es sostenerlo, aguantarlo, evitar que se derrumbe. Y aunque el contexto es delicado, es la oportunidad que tanto esperaba en todos los sentidos. «Vengo con más ilusión incluso que antes, porque uno se va haciendo mayor y parece que te va faltando tiempo.El final lo tengo más cerca. Ojalá pueda aprovechar esta oportunidad». 5.026 días después disfrutará de nuevo de esa oportunidad que tanto esperaba y merecía.