«Yo jugaba al fútbol pero probé el boxeo y me enganchó»

E.Carretero
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Adrian Cosmin Pop es un exboxeador rumano que llegó a Ávila con 23 años y ya ha cumplido 45. Aunque trabaja como auxiliar técnico educativo en un centro de menores también da clases de boxeo, un deporte "muy completo"

«Yo jugaba al fútbol pero probé el boxeo y me enganchó»

Media vida lleva Adrian Pop en Ávila, tiempo más que suficiente para que este rumano se considere ya abulense. No en vano, a Ávila llegó por primera vez con 23 años y este ex boxeador profesional ya ha cumplido 45. Aquí no solo tiene su familia, su casa y su profesión, sino que en Ávila también ha continuado con el boxeo, en este caso dando a conocer este deporte entre los abulenses. Una disciplina, asegura, que en su país de origen cuenta con «mucha afición» y que él mismo empezó a practicar siendo muy joven, con solo trece años. «Yo jugaba al fútbol pero probé el boxeo y me enganchó», rememora Adrian sus inicios en el boxeo, en el que pronto despunto lo que hizo que algo más tarde esto le llevara a la vecina Hungría. «Mi  manager era húngaro y cogía gente de los países de alrededor», prosigue contando quien llegó a ser profesional y a conseguir varios trofeos.  Y siendo boxeador profesional le surgió la opción de venir a Ávila, en este caso a través de un compatriota que ya estaba aquí y que le animó a venir en un momento en el que en España había bastantes oportunidades laborales. Tenía 23 años cuando llegó a la capital abulense. Aquí trabajó en construcción y también varios años como portero de discoteca aunque desde hace tiempo es auxiliar técnico educativo en un centro de menores. 

Aunque durante algún tiempo dejó el boxeo apartado, en Ávila volvió a retomar esta afición y de hecho una vez en España obtuvo el título de entrenador. Así es como empezó a dar clases de boxeo, un deporte que considera muy completo tanto a nivel físico como para el bienestar mental por cuanto ayuda a liberar estrés y ansiedad, asegura. «Cuando tengo ansiedad, bajo al garaje de casa, donde tengo mi saco, y me relajo. Es como una terapia», afirma este rumano que da clase en el gimnasio Hammer de la calle Río Cea, en el polígono de Las Hervencias. 

«Llevo muchos años dando clase de boxeo en Ávila», recuerda el impulsor del club Team Adrián Pop, que tiene detrás a muchos aficionados al boxeo. Sobre todo hombres, dice, pero también cada vez más mujeres. «Ellas tienen mucha afición», asegura este entrenador al hablar de «un deporte muy completo». 

De la que se ha convertido en su ciudad, afirma que le gusta «todo», y en especial «la tranquilidad». También que aquí vive buena parte de su familia. No solo su mujer, rumana como él, sino también su hermana, su cuñado y su sobrino. Sobre la posibilidad de regresar a su país, Adrian lo tiene claro y en su mente solo está hacerlo «de visita». «Tengo mi vida aquí, aquí compré mi casa y en el futuro me veo aquí», asegura sin dudar quien de su país recomienda el sarmale, una de las recetas más típicas de Rumanía, a base de carne. Y es que, asegura, la carne le «encanta», afirmando que no hay nada como «un buen chuletón de Ávila».