Las laudas hebreas del museo ya tienen su vídeo

D. Casillas
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El audiovisual, el sexto de un proyecto que nació en la pandemia y que fue presentado ayer, resume la información y relevancia de unas piezas únicas a nivel regional que hablan de una cultura importante en el pasado abulense

El Museo de Ávila presentó este jueves el vídeo que ha realizado para resumir y destacar la importancia que la comunidad judía tuvo en la provincia de Ávila hasta su expulsión en 1492, largo periódico histórico que se narra de la mano de las laudas hebreas que se conservan en el propio Museo, halladas en las localidades de Arévalo y Navacepeda de Tormes.

El director del Museo, Javier Jiménez Gadea, y el historiador Serafín de Tapia, especializado en la cultura judía, fueron los encargados de presentar ese vídeo que también ha realizado ellos, un trabajo que da continuidad al estudio de la convivencia entre las culturas cristiana, musulmana y judía que se abrió con los centrados en la tumba de Bernardino de Barrientos y con la estela islámica de  Abd Allah ibn Yusuf, destacando que «el Museo de Ávila es el único de Castilla y León que tiene una representación completa de las tres culturas en piezas arqueológicas, porque inscripciones árabes no hay en ninguno otro y hebreas en muy pocos», señaló el primero.

No sólo hablaron ambos expertos en nuestro pasado de las laudas hebreas sino que, en buena lógica, las contextualizaron en su tiempo y su espacio, recordando que «la necrópolis hebrea que se excavó en el entorno de La Encarnación no generó material más allá de los huesos, no se han conservado estelas, pero sabemos que toda la piedra que había allí la dieron los Reyes Católicos como merced al monasterio de Santo Tomás». Hablaron también de las sinagogas de la capital, de las que se sabe que hubo cuatro pero de las cuales «no se han conservado restos materiales salvo el probable hueco del hejal, que es el espacio que en la sala de oración de las sinagogas se situaba en la pared que mira al Este, mirando a Jerusalén, donde se conservaban la Torá y el Talmud», aparecido en «un hotel en la calle Tomás Luis de Victoria, frente a la Catedral; allí apareció en la pared este un hueco ciego, y como sabemos que en ese punto estaba la sinagoga del Lomo, es bastante probable que quedase ahí fosilizado ese hueco y que por tanto fuese la sala de oración de esa sinagoga».

Serafín de Tapia centró su intervención en una serie de ideas que permiten contextualizar perfectamente a la población judía que ocupó la ciudad de Ávila, explicando que la ciudad tuvo «una importante población en la Edad Media», cuya referencia más antigua «se remonta al año 1144». Otro documento importante, de 1303, es un inventario de las propiedades inmuebles de la catedral, en el cual se dice que 35 familias judías que viven en casas arrendadas. 

Tras repasar los personajes más relevantes de la comunidad hebrea abulense, comenzando por Mosé de León, el autor del Zóhar, Serafín de Tapia explicó que además de en la capital hubo importantes aljamas hebreas en otras localidades, especialmente en Arévalo, presencia que tocó a su fin, obligada, cuando los Reyes Católicos firmaron en 1492 el decreto de expulsión de los judíos.