Editorial

La desconcertante situación por la inestabilidad económica

DAV
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Los efectos de la economía global tienen sus consecuencias en nuestro territorio más próximo. Sin embargo, no hay que olvidar que las características de lo cercano también influyen en el día a día económico, es una confluencia entre la macroeconomía, toda en su conjunto, y la microeconomía, el comportamiento de los consumidores y de las empresas. Y hay que saber gestionar lo más próximo también.

Esta conexión parece estar una de las claves de la extraña crisis que se vive desde hace meses en la provincia, con datos que aparecen un día que invitan al optimismo, y otros que se conocen al día siguiente, que barrunta un escenario oscuro y tenebroso. 

Este panorama es fruto de la inseguridad y de la falta de estabilidad, con vaivenes que agitan los mercados, los negocios y, al final, a las familias. Prueba de ello es la presión inflacionaria, que ya venía de antes de la invasión de Rusia a Ucrania, propiciado en parte por la recuperación económica tras los devastadores efectos iniciales de la pandemia que tensionaron el mercado con un incremento mundial de la demanda de materias primas y mercancías o productos elaborados, con problemas en el transporte y un colapso en cadenas de suministros, y empujado todo ello por la guerra. Una inflación que en el caso de nuestra provincia ha superado todas las expectativas, llegando a cotas escandalosas, situándonos en los puestos de cabeza del país en el encarecimiento de precios en el último año hasta este último mes de marzo, donde nos hemos equilibrado con la media nacional y regional. Y todo ello a pesar del encarecimiento salvaje de la cesta de la compra (en todo el país).

Pero tampoco son buenos los datos del segundo mes del año, el último de que se tiene información completa, en lo que la creación de sociedades mercantiles se refiere. Ávila sigue muy por debajo de la media regional en este sentido (un descenso del 27% frente a un incremento de Castilla y León del 1,3%) y cuanto más de los datos nacionales (donde crecieron un 9,9%).

Aparentemente todos estos datos podrían augurar un escenario negro en el ámbito del empleo, como se venía viendo a modo de tendencia desde el pasado mes de julio, sin embargo, tras dos meses de recuperación, después de marzo, el desempleo de la capital descendió de forma significativa en 198 parados menos, lo que supone casi un 6% menos de paro que hace un año, equilibrando la cifra con el momento final de la época de bonanza económica, antes de la crisis de 2008. En cualquier caso, no hay duda de que el sector servicios y la temporalidad siguen siendo determinantes en Ávila.

Ante toda esta situación, que parece cogida con pinzas, cabe desear un tiempo de seguridad que podría propiciar cierta estabilidad económica, que ayudaría a la verdadera recuperación, justo en un momento en el que hay fondos de Europa, que también llegan a la provincia. De todos modos, no sería justo obviar la variabilidad que propicia un escenario electoral que tendrá continuidad hasta finales de año.