«El cortometraje es una escuela preciosa»

D. Casillas
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El intérprete abulense Nacho Sánchez recibió el premio Actor del Siglo XXI de la 36 Semana de Cine de Medina del Campo

«El cortometraje es una escuela preciosa»

Con mucha alegría, dando las gracias por el reconocimiento que se le hacía y al mismo tiempo agradeciendo al mundo del cortometraje lo no poco que le ha aportado en su carrera como actor tras iniciarse en el mundo del teatro, el intérprete abulense Nacho Sánchez recogió en la tarde-noche de este domingo el premio Actor del Siglo XXI que le ha concedido la XXXVI Semana de Cine de Medina del Campo, un galardón que viene a reconocer su «excelente hacer» y que tiene un significado especial en este año en el que su papel protagonista en el largometraje Mantícora tantas satisfacciones le ha dado: nominaciones a los cuatro principales premios del cine español, Feroz, Goya, Forqué y Escritores Cinematográficos, de los cuales consiguió el primero.

En la rueda de prensa que ofreció antes de recibir el Roel de Actor del Siglo XXI aseguró Nacho Sánchez que el mundo del cortometraje, que es al que se dedica esta veterana y muy valorada Semana de Cine de Medina del Campo, ha sido para él «una escuela preciosa, una práctica que te permite probar con un poco menos de presión», un formato para el séptimo arte que defendió, entre otras razonas, porque «a nivel de libertad el corto no tiene nada que envidiar al largo», además de porque a él, apuntó, le ha servido como preparación ya que siente que «el teatro y el cine son primos, pero no llegan a ser hermanos».

Manifestó Nacho Nacho Sánchez con humor a los responsables del Festival medinense que «espero que seáis buenos videntes» al haberle elegido para entregarle ese Roel, porque el premio «da fuerzas pero también un poco de presión», para explicar a continuación que antes de entrar en el mundo del cine, en donde su primera oportunidad se la dio Daniel Sánchez Arévalo en la película Diecisiete –invitación a la que respondió con un magnífico trabajo que le valió la nominación al Goya como Actor Revelación–, «yo había hecho cortometrajes, que es una escuela preciosa porque tiene una libertad que no tiene el largometraje por la cantidad de factores con los que tiene que jugar, sigo siendo muy amigo del corto y sigo participando en algunos».

Insistiendo en su idea de que ese cine en formato breve es una buena escuela, explicó que «el corto te permite actuar con menos presión, con gente quizás más conocida, y eso te da una cierta confianza en que puedes trabajar con una relajación que en un largometraje es más complicado tener porque hay más gente implicada y más presión, y esa práctica con proyectos más pequeños te da tablas; y creo que el cortometraje a nivel de libertad no tiene nada que evitar al largo, porque se permite un riesgo que en otras producciones más grandes quizás no es posible».

Sobre ese trabajo complejo realizado en Mantícora comentó que cualquier actor de su entorno al que le llegase un guión así lo aceptaría sin dudarlo, ya que «es un personaje al que en la vida no acompañarías nunca, que produce rechazo», pero con Carlos Vermut tenía la garantía de que «no  iba a ser un personaje trazado a brocha gorda». 

película «valiente». El resultado, aseguró satisfecho, ha sido «una película difícil de ver, muy valiente», dirigida a «un espectador inteligente», en la que él ha tenido que hacer «un trabajo de contención todo el tiempo» y en la que queda «todo muy abierto al silencio, a que el espectador complete lo que falta; para mí ha sido un regalo, conocía a Carlos, me encantaba y fue una alegría que me lo propusiese y que me llegase ese guión, que es como una pieza de matemáticas porque sin contar mucho es muy completo; es complicado hacer cine sin sobreexplicarlo y para conseguirlo hace falta mucho talento».

Tras haber tocado ya todos los palos de la interpretación, Nacho Sánchez comentó que no se inclina por uno en concreto, porque lo que realmente le motiva son «los proyectos», y más en un momento en el que las artes se fusionan y las fronteras entre ellas «son más líquidas». 

El actor recordó en Medina sus inicios en el teatro en Ávila, donde comenzó cuando solo tenía ochos años y gracias al impulso de sus padres, en un grupo (Titiriteros) en el que permaneció hasta los dieciocho. Su primera profesora y hoy amiga, Pilar Rodríguez, «puso el germen para que surgieran otras compañías y gracias a eso estoy aquí»,  aunque para continuar con su carrera tuviese que trasladarse a Madrid. En ese sentido, siendo reivindicativo, lamentó que «si no hay tejido, la gente se tiene que ir fuera; nos vamos a ciudades grandes, donde nos encontramos gente de toda España, y sería fundamental poner la atención ahí, crear referentes».

Tras sumarse a una lista de actores galardonados anteriormente con ese mismo premio en Medina del Campo entre los que se cuentan Javier Gutiérrez, Álvaro Cervantes, Luis Callejo, Fernando Cayo o Andrés Gertrúdix, el director del Festival, Emiliano Allende, le dijo a Nacho Sánchez que «te va a tocar seguir esa trayectoria para no dejarnos mal», al tiempo que destacaba su excelente papel en Mantíroca, donde «casi sin moverte eres capaz de expresar tanto».