Javier Maíz edita un disco de guitarra inspirado en Ávila

D. Casillas
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Nueve temas llenan este trabajo, titulado 'Ávila en seis cuerdas', en el que homenajea espacios de la ciudad que son especiales para él

Javier Maíz edita un disco de guitarra inspirado en Ávila

La música abulense se ha enriquecido recientemente con la publicación por parte del guitarrista y compositor Javier Maíz de un nuevo disco, el quinto de su trayectoria, un trabajo sosegado, breve en duración pero intenso, en el que vuelve a tener a la capital abulense –espacios que son especialmente significativos para él por las vivencias que en ellos ha tenido o por los recuerdos que le traen– como motivo de inspiración, tal y como claramente el título de ese trabajo: Ávila en seis cuerdas.  

Son nueve los temas instrumentales que llenan el disco –que viene a ser una continuidad del que editó hace algo menos de tres años, también en homenaje a la capital abulense, titulado Rincones de Ávila y ecos de guitarra)–, todos compuestos por Javier Maíz, todos ellos con títulos que hacen referencia a lugares de la ciudad que tienen para el músico una «significación especial»: Plaza de San Nicolás, Calle Empedrada, El convento de las Madres, El Mercado Chico, Calle Reyes Católicos, El Mercado Grande, Calle San Segundo, El Palacio de Polentinos y Puerta Grande de los Caballeros.

Para hacer este disco, explica su creador, «he querido continuar un poco la línea anterior, Rincones de Ávila y ecos de guitarra, para seguir con la temática de Ávila como motivo de inspiración, pero ahora que herido que mis temas suenen un poquito a estilos diferentes, un poco a bolero, un poquito a habanera, un poco a vals, un poco a flamenco», variedad que va un poco más allá del «romanticismo que definía el otro trabajo» y que quizás, de alguna manera, «aporta un poquito más de alegría».

Todas esas influencias, explica Javier Maíz, «no las he ido buscando, me han ido saliendo mientras componía, especialmente las del flamenco, que es un género que mucha gente que me ha escuchado dice que es muy natural para mí, mientras que los flamencos me dicen que aprecian en mí música que soy un clásico; yo escucho a unos y otros, pero creo que soy un poco híbrido entre ambos estilos, el clásico y el flamenco, y creo que eso se nota en esa variedad. Cuando estoy tocando una cosa clásica cuido quizás un poco más el sonido para hacerlo lo más bonito posible, y cuando entro en el flamenco busco un poco más la vistosidad, y si estás acompañando a un cantador tienes que adaptarse a su cante».

Sea como fuere, las nueve canciones del disco se van sucediendo suaves, coherentes, procurando un sosiego que de alguna manera recuerda al que disfruta la ciudad de Ávila.

más que un disco. Como nota original, al principio de cada una de esas nueve canciones ha querido poner Javier Maíz unos pocos segundos del sonido ambiente de esos espacios que han inspirado los temas, «carros, caballos, tormentas, pájaros, gente hablando, bares, etc», que «sitúan un poco a quienes lo escuchan y lo vinculan a la parte afectiva mía, porque esos espacios  los he seleccionado un poco en base a lo que es el itinerario  de mi vida».

Además, el disco no está solo como tal, protegido en su caja de cartón, sino que viene acompañado por un librito en el que a cada uno de los temas interpretados se le dedican dos páginas enfrentadas, la par con una fotografía del espacio inspirador (obra de José Luis Díaz Segovia) y la impar con un poema que para la ocasión ha escrito el poeta abulense José María Muñoz Quirós.