Luz propia en lo más hondo

D. Casillas
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El escritor abulense Mario Pérez Antolín reúne en un libro los aforismos más puros de cuantos había repartido en los seis libros que hasta la fecha había dedicado a ese género literario

Mario Pérez Antolín, escritor a quien méritos propios le han dado un lugar entre los mejores aforistas de España, vuelve al escaparate de las novedades bibliográficas con la publicación de un nuevo libro de aforismos, un volumen titulado Mínima esencia y editado por Thétama que, al contrario que los seis anteriores dedicados a este mismo género, no ofrece nuevas reflexiones en forma de frases punzantes y esclarecedoras sino que es «una antología».

Los seis anteriores libros dedicados a este género, explicó su autor, «contenían ejemplos de todos los subgéneros de escritura fragmentaria que he practicado», pero para Mínima esencia, respondiendo a la propuesta realizada  por Thémata, «he seleccionado los aforismos que pueden definirse así en puridad, los canónicos, los que condensan su mensaje en una o dos frases». En principio, añade, «tenía dudas de si esa idea era coherente, porque cada uno de mis libros anteriores lo entiendo como una unidad dentro de lo que es mi escritura transversal, pero acepté el reto porque en esa selección está el tuétano de mis aforismos y al final hemos conseguido que este libro que reúne lo aparecido en los anteriores tenga la coherencia que necesita».

Partiendo de la idea de que «un aforismo es como un pez abisal que tiene luz propia pero se encuentra en lo más hondo, un fogonazo definido por su profundidad reflexiva y no solamente por buscar una ocurrencia», en este libro, que tiene el lujo añadido de ser prologado por Ignacio Gómez de Liaño, agavilla Pérez Antolín en un centenar de páginas brillantes ejemplos de ese ejercicio de «crear chispas con hondura reflexiva», dejando claro que «un aforismo no es un verso que se ha quedado sin poema, no es un verso suelto sino una belleza fulgurante con hondura de pensamiento, fruto de mucha depuración, que tiene entidad propia».

A la hora de realizar esa selección aforística, añade, «cogí la mayoría de los aparecidos en esos seis libros anteriores, quizás se ha quedado fuera alguno que no ha aguantado bien el paso del tiempo, pero no he hecho ningún retoque en ninguno de ellos porque creo que no los necesitaban».

Tal y como explica Pérez Antolín en el preámbulo que ha escrito para Mínima esencia, algo que tampoco había hecho en sus libros anteriores, «el lector que se anima a leer este libro encontrará, antes que ejercicios de ingenio, ocurrencias varias o frases lucidas, un catálogo de pensamientos intensos que no dan la espalda, cuando procede a la emotividad poética. Agudeza, lirismo, cognición y síntesis son los cuatro componentes fundamentales de todo buen aforismo que se precie».

Y con esos ingredientes, bien modulados y mezclados, no sólo sumándose sino enriqueciéndose de una manera que podríamos definir como exponencial, Pérez Antolín regala al lector aforismos como «Casi siempre el ornato oculta una falta alarmante de penetración», «La ironía sutil no deja damnificados», «Cuando ya nada me sorprenda estaré en la antesala de la muerte», «La dolencia es uno de los requisitos del sentimiento» o «Las ideologías son todas igual de dañinas: exigen nuestra convicción, pero no pueden complacer a nadie». Ahí queda.

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