«Allá donde voy con mi empresa, presumo de mis pueblos»

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Accesit en Internacionalización del Premio Pyme y premio al Compromiso Rural de CEOE, este joven de Pajares de Adaja empezó como autónomo hace quince años en un viejo taller de neumáticos de El Oso y se ha convertido en un referente del sector

«Allá donde voy con mi empresa, presumo de mis pueblos»

Crear 30 empleos en menos de diez años, de los que la mayoría están ubicados en el medio rural, le ha valido a Abel Sanz el Premio al Compromiso Rural de CEOE Ávila, un galardón con el que se reconoce una brillante trayectoria que comenzó hace quince años en El Oso, cuando decidió convertirse en su propio jefe y asumió el traspaso de un viejo taller de neumáticos ubicado al lado de la CL-507, la carretera que une Sanchidrián con San Pedro del Arroyo

Pero el reconocimiento de CEOE no ha venido solo y en el plazo de quince días Neumáticos Abel Sanz también ha recibido el accésit a la internacionalización en los Premios Pyme, galardones que organiza Banco Santander y la Cámara de Comercio de España, con la colaboración de Diario de Ávila.

Nieto de agricultor y pastor, la vocación frustrada de este morañego y a la que todavía aspira, es la de seguir los pasos de su abuelo materno. Quizás por este anhelo, decidió no alejarse del campo y se especializó en neumáticos de tractores en su taller de El Oso. Fueron años duros y de jornadas interminables.

«Allá donde voy con mi empresa, presumo de mis pueblos»«Allá donde voy con mi empresa, presumo de mis pueblos»Pero esos ingentes esfuerzos, para los que siempre contó con el respaldo de su familia, dieron sus frutos. Seis años más tarde, en 2014, abrió un taller en Arévalo para todo tipo de vehículos, al que siguió otro en 2018 en el polígono de Vicolozano (Ávila), mientras que en 2021, en Medina de Rioseco (Valladolid), inauguraba su cuarto establecimiento. De estos cuatro centros, destaca Arévalo, sede central y donde en 2019 construyó unas instalaciones que hoy son referencia en el sector. Además, junto a los talleres físicos y los talleres móviles, de los que dispone de una gran flota, hay que sumar un negocio de recambio industrial del que es propietario junto a su hermano Jorge y otros dos socios y amigos abulenses de Villaflor.

Todo este brillante recorrido no ha venido acompañado por las mejores condiciones económicas. Cuando arrancó en El Oso, la crisis financiera de 2008 encaminaba a la economía española a la recesión. Después también hubo que «apretarse los machos» para hacer frente a la incertidumbre del Covid y para superar los efectos de la Guerra de Ucrania y de la inflación desbocada.

El último logro, y así lo reconoció el jurado del Premio Pyme, ha sido su andadura en el ámbito de la internacionalización, una aventura exitosa que comenzó hace dos años con importantes operaciones y que también le ha servido para estar presente en ferias internacionales del sector de diferentes países europeos.

«Allá donde voy con mi empresa, presumo de mis pueblos»«Allá donde voy con mi empresa, presumo de mis pueblos»«Han sido muchos los esfuerzos y los desvelos, pero ahora, cuando echas la vista atrás, te das cuenta de que todo este trabajo ha merecido la pena. Ni en el mejor de mis sueños imaginé llegar hasta aquí, pero ahora la verdad es que no me pongo límites», asegura, a la vez que reconoce que a veces siente una "especie de vértigo" por la responsabilidad que supone que treinta personas dependan del negocio.

Vecino de Pajares de Adaja, pueblo donde acaba salir elegido concejal, pero con la otra mitad de la familia en Pedro Rodríguez, Abel Sanz tiene claro que la despoblación, un grave problema que se viene arrastrando desde hace décadas y que ahora, gracias a la aparición de partidos de la llamada 'España vaciada', ha saltado a las agenda política, solo se puede combatir con compromiso y atajando la raíz del problema.

En su opinión, además de mejorar la atención sanitaria, así como los servicios sociales que se ponen a disposición de las personas mayores, resulta fundamental dar facilidades a los jóvenes a la hora del acceder a una vivienda y, sobre todo, a los emprendedores que generan trabajo en los pueblos. «De todas formas, no podemos esperar que nadie de fuera venga a resolver nuestros problemas. Necesitamos a gente más comprometida con el medio rural», asevera. No obstante, se muestra optimista y asegura que no tardando mucho los «urbanitas» se empezarán a dar cuenta de las ventajas que tiene vivir en un pueblo y se revertirá la situación.

«Allá donde voy con mi empresa, presumo de mis pueblos»
«Allá donde voy con mi empresa, presumo de mis pueblos» - Foto: Isabel García
Por último, reconoce que mientras el premio CEOE es una motivación para seguir creciendo y para combatir la despoblación de los pueblos, «ya que allá por donde voy con mi empresa, presumo de los pueblos en los que me he criado», el reconocimiento Pyme es un aliciente y un «empujón» para seguir trabajando y creciendo.