Manuel Herrero: «Para nosotros es muy importante estar unidos a la Iglesia»

Belén Ortega
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El responsable del Camino Neocatecumenal en Ávila, Manuel Herrero, expresa su satisfacción después de que el Papa ultimara la aprobación del movimiento

Manuel Herrero, responsable del camino neocatecumenal de Ávila. - Foto: David Castro

Han recorrido un camino largo pero que por fin ha llegado a su fin. El Camino Neocatecumenal, iniciado en la década de los 60 por los españoles Francisco José Gómez Argüello (más conocido como Kiko Argüello) y Carmen Hernández, y el sacerdote italiano Mario Pezzi, ha superado su último obstáculo en el proceso de su aprobación. Fue el pasado mes de enero cuando Benedicto XVI, en una ceremonia a la que asistieron 7.000 neocatecumenales, cinco cardenales y medio centenar de obispos, comunicó la aprobación de las celebraciones contenidas en su Directorio Catequético, aprobado en enero 2011, siempre que sean de forma abierta.  

Un aspecto que para el responsable del Camino Neocatecumenal en Ávila, Manuel Herrero, «supone una confirmación de que la Iglesia reconoce el valor de las congregaciones litúrgicas que acompañan lo que es este itinerario de formación católica, válido para la sociedad y para los tiempos de hoy, en palabras del beato Juan Pablo II», porque según dice «en el fondo, el Camino Neocatecumenal es un itinerario para renovar las promesas bautismales». Herrero considera que «a la hora de la verdad lo que se ha ido viendo ha sido una iniciación cristiana seria que está aprobada y contrastada» y que es por ello, que el Papa ha dado este último paso.

Según señala Manuel Herrero para ellos «es una satisfacción comprobar cómo la Iglesia ayuda al Camino y asegura que es un don del Espíritu Santo», tal y como subrayó el Pontífice en la audiencia celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano. «Es una continuación del proceso que comenzó hace muchos años», explica el responsable de la comunidad más antigua de la ciudad, que recuerda cómo se aprobaron sus estatutos en el año 2002 por el papa Juan Pablo II de forma temporal, la aprobación definitiva en 2008 por Benedicto XVI y su Directorio Catequético en 2011.  

De hecho, el último escollo eran las celebraciones que jalonan las distintas etapas del Neocatecumenado y que no son propiamente litúrgicas, algo bastante importante para ellos y que, principalmente, se dividen en tres: la palabra de Dios (entre semana), la eucaristía (el sábado por la tarde) y las convivencias, que suelen celebrarse una vez al mes, normalmente en domingo, y en las que los miembros de la comunidad comparten su vida con el resto.

Los elementos de sus liturgias aseguran que «son los mismos»  pero que se hacen de una manera «más consciente, más sosegada», y «en una forma más acorde con las necesidades del mundo de hoy para llevar a Jesucristo a tanta gente». Destacan que son más participativas, que se desarrollan en lugares pequeños, que «el mayor cambio está en la duración», y que están abiertas a todo el mundo.

Y es que dicen que para ellos «es muy importante estar unidos a la Iglesia» y que, en el caso de Ávila, «la Iglesia es el señor obispo (Jesús García Burillo)». «Estamos ligados, pertenecemos a las parroquias pero nuestra decisión última depende del obispo», afirma Herrero, que manifiesta que «sin el permiso de los párrocos y del obispo no hacemos nada».

El camino Neocatecumenal en Ávila

Los popularmente conocidos como los ‘kikos’(aunque ellos nunca se llaman así) llevan establecidos desde hace 34 años en Ávila. Un movimiento al que actualmente pertenecen unas 100 personas en nuestra ciudad, divididas en cuatro comunidades: la de San José Obrero, la de San Juan Bautista y dos que pertenecen a San Pedro.

 El Camino Neocatecumenal no tiene sede, su ubicación está en estas parroquias, según explica, su responsable aquí en Ávila, Manuel Herrero. Para sus celebraciones, utilizan las instalaciones de las mismas de forma compartida con otras realidades eclesiales y grupos. De forma estable, se han podido asentar desde hace cinco años en el edificio anexo a la iglesia de San Juan de la Cruz, en la Plaza de San Andrés. Allí, tienen una sala habilitada para sus celebraciones y se reúne una de las comunidades de San Pedro. De hecho, este sitio, se les cedió «dada la dificultad que tenían para reunirse en su parroquia».

En los lugares cedidos por las parroquias también imparten sus catequesis para adultos con el fin de «anunciar a Jesucristo y su acción salvadora en la vida de las personas»  y «ofrecer la oportunidad de comenzar esta iniciación cristiana» con el fin de «redescubrir la fe». Dicen que muestran «un camino que va centrado en torno al bautismo, que ciertamente es largo pero que los frutos que da son importantes» y que responde «a la necesidad que hoy se produce en la Iglesia, que es una nueva evangelización, el desarrollo de una iniciación cristiana moderna».