Carolina Ares

Escrito a tiza

Carolina Ares


Soñarás, soñarás, soñarás, soñarás...

21/10/2023

INTRO 
Suena una melodía por todos conocida. En un rio, se refleja una estrella fugaz. La seguimos por el cauce hasta llegar a un castillo. Sube la sintonía y aparecen fuegos artificiales. Al acabar, la estrella rodea el castillo y aparece Disney escrito en la parte inferior de la pantalla. 
VOZ EN OFF.  IMÁGENES DISNEY
Qué fácil sería limitarnos a decir que solo es un negocio muy rentable: una compañía valorada en quinientos mil millones de dólares. Pero la realidad nunca es tan sencilla. Porque detrás de los negocios exitosos hay unos inicios. Si el pasado lunes Disney celebró su centenario y no lo hizo antes, fue porque la primera productora de Walt quebró y tuvo que fundar una nueva empresa, The Walt Disney Company. Las orejas de Mickey tardaron cinco años en llegar, lo cual demuestra que el éxito no es inmediato, requiere trabajo. Y luego llegaron los enanitos, el aprendiz de brujo, el polvo de hada, los gatos jazz, el amigo en mi, el supercalifragilisticoespialidoso, los colores en el viento, Hakuna Matata, el zapato de cristal, el himno de Genovia, la alfombra voladora, la espada en la piedra… En un mundo en el que la tradición oral agonizaba por la irrupción de las pantallas, Walt Disney recogió el testigo y volvió a revivir los cuentos de los hermanos Grimm, la mitología griega, novelas de autores como Víctor Hugo, Kipling o Lewis Caroll o leyendas de distintos países, dándoles una nueva vida. Fue un visionario que nos enseñó a soñar.
También habría sido fácil quedarse en las películas que tanto dinero le reportaban, pero Walt seguía soñando. E imaginaba poder disfrutar de los mundos que creaba. Así ( y con una hipoteca sobre todos sus bienes) surgieron los parques Disney y los Imagineers, que desarrollaron tecnologías increíbles para llevar a cabo las visiones de su jefe y que se pudieron aplicar a otros terrenos, como la salud. 
Ya sin Walt, la compañía siguió por el fantástico camino que él había trazado, pero se adaptaron a los nuevos tiempos y las nuevas posibilidades para hacer cine. Llenaron las pantallas de piratas, robots e historias más actuales. Apostaron por la televisión y las series. Se hicieron con nuevas compañías, incluyendo los superhéroes de Marvel o Star Wars. Han sabido seguir emocionando.
THE END
Cae la noche en Anaheim, Orlando, París o Tokio. Soñadores de todas las edades se concentran frente al castillo en penumbra. Primeros planos, todos ellos llenos de emoción. A decir verdad, no se sabe quién lo está disfrutando más: los más pequeños porque se encuentran rodeados de toda la magia en la que creen y los adultos porque ven la felicidad de los niños, rememoran la fantasía con la que han crecido y perciben en el aire que sigue viva, que es más fácil encontrarla de lo que piensan. El castillo se ilumina y suena la música. En su fachada aparecen muchos de los personajes a los que amamos. Las canciones nos las sabemos, las historias también. Y es que, como todos tarareamos en la canción que suena en la intro, si pides un deseo a una estrella, tus sueños se harán realidad. Poco importa que, en este caso, la estrella que nos lleva haciendo soñar cien años esté en el paseo de la fama de Hollywood.