«La obligación del humorista es señalar al rey desnudo»

D. Casillas
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ENTREVISTA Conocido tanto por sus apariciones en televisión como por los muchos años que lleva ejerciendo como humorista, siempre definido por un sello muy personal,Miguel Lago viene a defender su forma de hacer reír y pensar este viernes al Teatro

«La obligación del humorista es señalar al rey desnudo»

Pisa este viernes las tablas del Teatro Santo Tomás el humorista Miguel Lago, profesional en eso de hacer reír desde hace más de veinte años, una trayectoria que de alguna manera viene a resumir, seleccionando en buena lógica lo mejor, a nuestra capital, para que el público sonría y se ría con una colección de sus "rutinas más ácidas, desternillantes y atrevidas".

Creo que es la primera vez que viene a actuar a Ávila. 

Sí, así es. Estuve recientemente en la ciudad en los Premios Alcazaba, pero es la primera vez que vengo a actuar.

A moco de resumen, o de aperitivo, ¿qué es lo que nos va a ofrecer en esta premiere?

Lo primero que quiero decir es que el espectáculo que haré en Ávila es el mismo que hago en Madrid, algo que creo que es destacable, una muestra de verdadero interés, por que a veces no se hace así.

Dicho eso, añado que el público disfrutará de una noche de comedy club al estilo americano con lo mejor de mí. Yo esta temporada insisto mucho en que no es tanto venir a ver el monólogo de turno como venir a ver a Lago; el espectáculo soy yo, que ofrezco mi mejor material, mis mejores bromas, para que se convierta en una cita inolvidable con la que el público se ría muchísimo.

¿Aborda en sus monólogos todo tipo de temas o prefiere evitar algunos... por si acaso causa molestias?

En mi espectáculo hablo de todo, desde el punto de vista personal de Miguel Lago en el mundo, y por eso tienen presencia en él todas esas polémicas en las que de repente me veo metido a nivel nacional, muchas veces sin querer.

… ¿algunas veces también queriendo?

Yo nunca quiero un escándalo, yo lo que quiero únicamente es que nos riamos. 

Pero el humor tiene cierta obligación de ser subversivo, ¿no? 

Naturalmente, porque al final la obligación del humorista es señalar al rey desnudo, y cuando se señala al rey desnudo ocurre que los súbditos del rey muchas veces se enfadan. 

Y ocurrirá que cuantos más desnudos descubra más polémica creará, ¿o no?

Así es, pero la realidad alguien tiene que contarla, porque esa es la obligación del humorista desde los tiempos de los bufones, que a fin de cuentas es lo que yo soy. Yo soy un bufón que lo que quiere es que el espectador venga, desconecte y se ría muchísimo, pero del mismo modo creo que mantener ese espíritu de bufón te obliga a ser muy crítico con lo que te rodea. 

¿Hace falta también una cierta dosis de valentía para decir lo que uno piensa de esa manera?

De valentía o de ser un inconsciente, eso ya queda a criterio individual.

Considera que el humor es quizá el mejor camino para hablar de las cosas muy en serio. 

Yo creo que sí, claro, ¿qué te voy a decir? Y defiendo que el humor es el vehículo perfecto para transmitir ideas. Es el vehículo perfecto para enfrentarte al dolor, para transmitir un mensaje, para hacer amigos.

¿También para hacer enemigos?

También, pero es que un enemigo que se enfade por algo tan bello como es el humor dice mucho de él, dice mucho más de quien se enfada que de quien hace la broma. Habla peor del que se cabrea. Otra cosa que tiene el humor es que quita caretas, que define a las personas y las diferencia entre la que quiere hacer reír y la que quiere enfadarse, y yo quiero ser siempre el que busca hacer reír.

¿Hay ahora mucho ofendido, alguno casi profesionalmente ya, en España?

Yo diría mejor que más que tener muchos ofendidos lo que tenemos es gente a la que le prestamos demasiada atención sin que lo merezca, mucha gente que quiere que le hagan caso, y ante ello yo opto por la ignorancia. 

¿Sigue considerándose un gamberro y un caballero al mismo tiempo? 

Siempre. Yo ese espíritu provocador y de elegancia no lo voy a perder, porque forma parte de mí yo artístico. Y luego soy un tío estupendo, una conjugación de elementos que es lo que al final el público compra. Si llevo más de 20 años de carrera, es porque hago reír mucho y muy bien y porque le caigo bien a la gente. A mí España me quiere mucho. 

¿Cree que con su humor ayuda a entender un poco mejor lo que ocurre en España?

Creo que sí, y al final eso es lo subversivo de todo esto. Por ese motivo mi figura ahora mismo en televisión es importante y relevante. Y por eso estoy, por ejemplo, en El hormiguero en la tertulia política más influyente de los medios de comunicación en el país. Y ¿cómo es posible que en la tertulia política más influyente haya un payaso?, pues porque, insisto, es una manera magnífica de trasladar el mensaje, y porque es la demostración de que el humor puede ser valiente, subversivo y comprometido. 

En esa situación, ¿practica la autocensura o esa cortapisa no cabe en su forma de hacer humor?

En mi forma de hacer reír no cabe la autocensura porque yo tengo un mensaje muy positivo siempre. Es decir, que no hay declaraciones mías contra nadie, ni por ejemplo a favor del recorte de libertades. Si uno repasa mis intervenciones en El hormiguero, por ejemplo, con las que tú puedes estar más de acuerdo o menos, porque eso depende de la sensibilidad de cada uno, todas mis intervenciones siempre hablan de igualdad, de libertad, de concordia.

Me han llamado fascista porque opino que todos somos iguales, y ¿qué te voy a decir?… pues que creo que defender la igualdad es algo positivo y que lo que es negativo es defender la desigualdad. Creo que mis mensajes tienen, o al menos lo intento, valores que a la buena gente la pone de acuerdo, sobre todo los de la igualdad, libertad y fraternidad, que fíjate que son los tres principios de la Revolución Francesa. Creo firmemente que todos somos libres iguales y debemos comportarnos como hermanos, pero ahora mismo hablar de eso es subversivo, es el mundo al revés.