Editorial

Cuántas más manos haya en el guiso, más complicado se hace

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La receta para la investidura de Pedro Sánchez está en el aire. Las negociaciones con los distintos ingredientes necesarios para formar gobierno han comenzado y, de momento, no se ponen de acuerdo. 

Los símiles gastronómicos los han puesto encima de la mesa los partidos, especialmente el portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, que ayer salía al paso para desentenderse de la propuesta de Sumar sobre la amnistía al asegurar que «no hay guiso, el guiso no está en el fuego». De esta forma quería manifestar que ni tan siquiera han puesto encima de la negociación con Junts y ERC esta medida de gracia; al menos por el momento.

Patxi López se ponía el delantal delante de la prensa minutos después de que su jefe Pedro Sánchez saliera de reunirse con BNG y PNV sin lograr más votos para su investidura.

Gallegos y catalanes no van a ceder tan pronto, y están dispuestos a obtener buen rédito de sus votos (uno y cinco, respectivamente). Tienen una lista de demandas a cumplir y de momento no hay acuerdo en el horizonte, algo que ha llevado al portavoz del PNV , Aitor Esteban, a advertir que «cuántas más manos haya en el guiso, más complicado se hace». Razón no le falta, y en esta receta quiere meter la mano mucho cocinero. 

Consciente de ello, Pedro Sánchez rumia su plan y ayer desde el PSOE ya advertían que su intención no es lograr solo respaldos para una investidura, sino que su propuesta se amplía a un acuerdo de legislatura. 

La oferta es ambiciosa, y esperan reforzar la ronda de contactos con las distintas formaciones a partir del próximo lunes. Más manos para el guiso.

Mientras tanto, ya se ven algunas condiciones, y la del PNV tiene forma de presupuestos; y nada más. En la reunión de ayer entre PSOE y nacionalistas vascos estuvo presente la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en lo que puede entenderse como un gesto de buena voluntad de Sánchez o una evidencia de acuerdo.

Con todo, el PNV ha avisado que solo se limitará a investidura y presupuestos, y que no quiere vincularse por cuatro años con los socialistas.

El Bloque Nacionalista Gallego es más ambicioso, y ha pedido inversiones y autogobierno. Una transferencia completa de las competencias pendientes a fin de allanar el camino para un futuro Estatuto que reconozca a Galicia como nación. Más complicaciones para un guiso en el que, hasta la fecha, lo único que está seguro en cocinas es que Sumar quiere ser el perejil de todas las salsas.